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Una noche en las urgencias de Madrid con centros cerrados, falta de personal y de material: "No hay médico"

  • RTVE.es visita varios Puntos de Atención Continuada durante la noche del viernes, la novena jornada desde su reapertura
  • Médicos y sanitarios denuncian un "maltrato": es "imposible" abrir casi el doble de centros con el mismo número de trabajadores

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Centros cerrados y falta de personal y material en las urgencias extrahospitalarias de Madrid

"Hoy no tenemos material estéril, como pinzas, tijeras...". Son casi las 22 horas del viernes en las urgencias extrahospitalarias de Pavones, en el barrio madrileño de Moratalaz, y la médica de guardia Icíar Valero se reconoce asustada ante la posibilidad de que llegue un paciente que requiera una cura y no tengan los instrumentos adecuados para hacerlo. "Está el material, pero al que lo ha dotado, no se le ha ocurrido que hay que esterilizarlo (...) y los que vamos a pasar un mal rato si alguien viene, seremos nosotros”.

Es una de las profesionales trasladadas desde un Servicio de Asistencia Rural (SAR) para cubrir la reapertura de los centros de urgencias tras la pandemia y, a su llegada al nuevo puesto de trabajo, ha tenido que dedicar una hora a ubicarse. Echando un vistazo a las consultas, buscando dónde está cada instrumento, conociendo al enfermero y celador con los que pasará la noche… “Hoy, por ejemplo, ha llegado un desfibrilador”, cuenta a RTVE.es, aunque no han encontrado una máquina para la esterilización y no creen que puedan solucionarlo antes del lunes.

El Punto de Atención Continuada (PAC) de Pavones pertenece al área asistencial sureste de la Comunidad de Madrid cuya dirección dimitía en bloque este mismo viernes por los continuos problemas de organización en la reapertura de las urgencias extrahospitalarias.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha respondido este sábado a las críticas acusando a la izquierda de "boicotear los servicios públicos" y rechazando las denuncias de "caos". El consejero Enrique Ruiz Escudero negó este viernes las "dimisiones" y habló de "reajustes".

Lo decía poco después de que cuatro sindicatos de la Mesa sectorial de Sanidad (Satse, CCOO, CSIT-UP y UGT) rompiesen el acuerdo firmado con el Gobierno de Ayuso por el “caos” desatado en las últimas jornadas: profesionales citados de madrugada con turnos y destinos nuevos para el día siguiente, cierre de centros que se suponían abiertos, traslados a más de 60 kilómetros cuando ya ha empezado la jornada laboral…, problemas que han persistido en la novena noche del nuevo modelo.

“Todos los centros de mi barrio están cerrados”

Pero la jornada está tranquila. El camino que bordea el edificio de Centro de Salud de Pavones hasta llegar a la puerta del PAC está completamente oscuro. Ruge a veces una carretera cercana y ningún paciente está esperando en el interior. "Este [centro de urgencias] llevaba cerrado tres años casi. Y en la semana que anuncian que se abre, ha abierto la mitad de los días nada más. La gente, evidentemente, no se pasa por aquí. No cuenta con él", razona Valero sobre la escasa afluencia.

Los pacientes han ido cayendo a cuentagotas. “¿Me van a atender aquí?”, pregunta con hartazgo una joven en el callejón, acompañada de un chico: “Me he venido hasta aquí porque todos los de mi barrio me han dicho que están cerrados. Ni Ventas, ni Elipa, ni Quintana”.

Según los datos recabados por la Plataforma SAR y los Afectados por el Cierre de Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP), en la noche del viernes cerraron 13 centros y en 28 faltó personal. De estos últimos, en 23 faltó el médico, por lo que tampoco pudo darse asistencia. Así ocurrió en el centro de salud de la calle Aguacate, en Carabanchel, a donde nos acercamos. Las dos enfermeras de guardia colgaron el cartel de "no hay médico de urgencias".

Diáspora diaria

Solo dos horas antes de que empezara su jornada laboral, Lorena no estaba segura de cuál sería su puesto de trabajo. Estaba citada en Tres Cantos como médico, pero sabía que al celador le habían comunicado que esta noche no trabajaría allí. “Pues efectivamente llegué a Tres Cantos y me dijeron que iba a estar cerrado el PAC. ¡Voy de camino al centro de salud de Buitrago!”, escribe en un mensaje. Para el trayecto de más de 60 kilómetros, unos 50 minutos, la Consejería de Sanidad paga un Uber de ida y vuelta. “Solo han venido dos pacientes porque les habían dicho que hoy no había médico”, relata más tarde.

Su relato se repite en otros dos centros de salud que visitamos durante la noche. A algunos les pasó lo mismo hace unos días. A otras les ha tocado este viernes. Aurora, una de las dos enfermeras en Pavones que prefiere usar un nombre ficticio, acababa de firmar un contrato eventual en el SUMMA para cubrir una baja. En la noche del viernes le correspondía estar en el centro Federica Montseny, en el distrito de Puente de Vallecas, pero al llegar allí no había médico y la celadora tenía un permiso por la defunción de un familiar: estaba sola.

"Solo han venido dos pacientes porque les habían dicho que hoy no había médico"

"La opción que les iba a proponer, si me quedaba, era cerrar el centro, porque yo sola no puedo hacer nada a nivel sanitario. Y luego, por seguridad. Si yo no me puedo proteger, no voy a poder proteger al resto", explica. "Uno de los responsables que había dimitido y todavía está en funciones (...) me ha comunicado la posibilidad de irme a otro centro". Y, así, ha acabado en Pavones.

Aurora se ha curtido esta semana en el laberinto de la administración madrileña. Cuando firmó el contrato, el viernes pasado, nadie supo decirle cuál era su horario. Escribió y llamó a todas las instancias posibles, sin una respuesta durante casi cuatro días. Cuando al fin la obtuvo, le comunicaron que figuraba como ausente durante esas jornadas.

“He estado en mi casa, localizable y a la espera de poder incorporarme a trabajar. No me he ido a Canarias a tomar el sol, aunque parece que podría haberlo hecho”, lamenta sobre el periplo. El SUMMA alega que todo dependía de Atención Primaria. Atención Primaria, que el SUMMA nunca comunicó la contratación. Ella, en cualquier caso, todavía no tiene por escrito cuáles son sus condiciones, dietas, criterio del uniforme o claves de acceso al sistema informático, aunque cumplirá con su jornada de la noche del viernes, como sus compañeros en Pavones.

Pueblos sin atención sanitaria en decenas de kilómetros

En el SAR de Campo Real, a unos 40 kilómetros al este de la capital, el equipo está completo en la noche del viernes. Médica, enfermera y celador llevan en la pechera de sus batas y pijamas una etiqueta que reza “servicios mínimos” (que son del 100%), por la huelga respaldada por cinco sindicatos, con el apoyo de la Plataforma SAR y los afectados por el cierre de los SUAP.

El ambiente es muy alegre y ellos mismos reconocen que trabajan a gusto juntos. Por eso, no entienden por qué la Consejería ha decidido cambiar sus condiciones laborales y abrir las urgencias extrahospitalarias a costa de unos servicios rurales que funcionaban bien. Hace unos días les tocó desperdigarse y cerrar el centro campeño. “Mandaron a la compañera a Villarejo; a mí, a Mejorada; a ella, a Rivas”, cuenta Jesús, celador, que pasó aquella noche sin un médico en el centro. “¿Para eso me mandan allí?”, se pregunta.

Aquella noche fue la primera vez que Campo Real y los pueblos colindantes se quedaban sin atención médica desde que se abrió el SAR. “Esto va a acabar ocasionando un perjuicio a alguien. A algún paciente que crea que va a recibir una atención en un punto que hasta hace siete días estaba abierto y se lo va a encontrar cerrado. Si es una urgencia leve, vale. Pero si hay algo grave, ¿quién va a ser el responsable de lo que pase? Porque no es lo mismo tener que desplazarte a un hospital a 50 kilómetros, que tener en medio un equipo que te puede ayudar y dar la primera atención”, defiende Lola, médico de familia titular en la localidad.

Personal médico y sanitario de Campo Real durante la jornada de huelga del viernes, con un 100% de servicios mínimos

Personal médico y sanitario de Campo Real durante la jornada de huelga del viernes, con un 100% de servicios mínimos RTVE.es / SOFÍA SOLER

También Vicky, que siente que han sido “maltratados” y “humillados” por el Gobierno regional, rememora el traslado a Rivas sin aviso previo: cómo fueron encontrando los materiales en cajones, cómo montaron el electro que había llegado ese mismo día… “Vino un padre con el niño con otitis y no le pudimos dar nada, porque no había médico. Nos gritaba: ‘¡Me lo estáis diciendo en serio? ¡Me lo estáis diciendo en serio?’”. Ella no duda del por qué de las bajas por ansiedad.

Los tres compañeros aprovechan el rato sin pacientes para departir sobre la cascada de dimisiones en la Dirección de Atención Primaria y juzgan que las prisas para reabrir las urgencias se deben a meros intereses políticos. “Ya se está viendo que ya estamos en campaña”, comenta Jesús, que niega tintes ideológicos en las protestas de médicos y sanitarios, y recuerda que es un sector tradicionalmente conservador. “Me vine a trabajar aquí para conciliar con mi mujer. Yo decidí esto”, agrega sobre el cambio en sus condiciones laborales.

Para ellos, el “desastre” reside en que es "imposible" abrir casi el doble de centros con el mismo número de trabajadores. “Lo de los panes y los peces solo lo hizo Jesús en su día”, comenta con guasa el celador con el mismo nombre. Ninguno sabe qué pasará en los próximos días, puesto que ya son nueve con problemas organizativos. “Estamos como las boñigas en alta mar, flotando y no sabemos dónde vamos a acabar”.