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'Argentina, 1985': cuando la impunidad del horror fue derrotada

  • Santiago Mitre recrea el llamado Juicio de las Juntas que condenó a responsables de la dictadura
  • Ricardo Darín interpreta al fiscal Julio Strassera, responsable de la investigación que llevó a la cárcel a Videla y Massera

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Ricardo Darín en 'Argentina, 1985'.
Ricardo Darín en 'Argentina, 1985'.

"¿Cómo fue posible que matarán a medio mundo sin que el otro medio no se enterase?”. Un personaje de Argentina, 1985 plantea la clave de la película y de parte de la historia más oscura del país austral: cómo pueden permanecer impunes hasta los crímenes más visibles, una represión estatal sistemática que secuestró, torturó, asesinó y dejó 30.000 desaparecidos.

El director Santiago Mitre recrea en Argentina, 1985 el llamado Juicio de las Juntas. Fue un hito universal: la primera vez de la historia en la que dictadores de un país fueron acusados por un tribunal civil, no militar, de su propio pueblo, sin intervención de otra nación extranjera. Un triunfo, aunque fuese efímero, de los derechos humanos.

La película es cine político de altura, a la manera estadounidense, en cuanto al cuidado de personajes, escenas, progresión de la trama, emotividad creciente y catarsis final. Como si Steven Spielberg aplicase su sabiduría narrativa a la historia argentina. Mitre ya había probado la intriga política en La cordillera, una exploración ficticia del mal, pero en Argentina, 1985 se luce como maestro de un gran espectáculo.

Argentina, 1985 se centra en el trabajo del fiscal Julio Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo, que interpretan respectivamente Ricardo Darín y Peter Lanzani. Strassera había sido un funcionario judicial durante la dictadura y, en la película se enfrenta a su pasado en una secuencia de fuerte carga dramática, aunque no se resuelve en modo alguno. El caso del entonces novato Moreno Ocampo era una cuestión de ‘matar al padre’: provenía de familia de militares y de la alta sociedad.

El humor y el retrato de la vida familiar son las claves del éxito de su guion -repleto de detalles de inteligencia- y del buen sabor de boca en los espectadores: en el Festival de San Sebastián logró el premio del público rozando una puntación de 10.

Una historia con resonancia universal

Como hecho clave de la historia de los derechos humanos, Argentina 1985 es una película enardecedora sobre un hecho que siempre es pertinente recordar. La defensa de los milicos argumentaba la ‘teoría de los dos demonios’ común a prácticamente cualquier levantamiento militar: no tuvieron más remedio para responder a la amenaza guerrillera.

Desde el Festival de Venecia, Ricardo Darín, no ha dejado de señalar el especial impacto de la película en el público español. “Un término que utilizaron mucho en las críticas, en charlas, en todas las ruedas que tuvimos de periodistas, era el término envidia”, dijo el actor en rueda de prensa. “Traté de poner paños fríos a eso, porque entiendo que por una cuestión de números y de contextos diferentes son situaciones que no merecen mucha comparación, más allá de lo que emocionalmente significa”.

La película de Mitre es la elegida para representar a Argentina en los Oscar. Curiosamente, dialoga con La historia oficial, la estremecedora película de Luis Puenzo sobre los vestigios de la dictadura que, precisamente, es de 1985 y ganó el Oscar en 1986. La historia oficial era un puñal en carne viva, pero Argentina 1985 no es exactamente una vindicación retro, porque sus ecos resuenan no solo en Argentina sino en cualquier país que aspire a restañar sus cicatrices.

La emoción del testimonio de las víctimas es completamente universal. Pese a su vocación de entretenimiento serio, Mitre salvaguarda el testimonio completo de Adriana Calvo, una física que fue secuestrada embarazada, torturada, y dio a luz con los ojos vendados y manos atadas.

El Juicio de las Juntas fue televisado y Mitre sus actores contaban con todo el material original para imitarlo o interpretarlo. El alegato final de Strassera, citando el lema ‘Nunca más’, es tan conmovedor en pantalla como en el archivo. Y un recordatorio de que la búsqueda de justicia es una causa perpetua para los pueblos que, en ocasiones, sucede.