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Frontera sur (II)

Esperando una llamada tras la tragedia de Melilla: "Llevo una semana sin saber nada de mi hermano"

  • RTVE.es habla con familiares de los migrantes que pretendían cruzar la valla de Melilla el 24 de junio | Frontera Sur (I)
  • Confían en que sus hijos y hermanos no estén en la lista de fallecidos, que aún no se ha revelado

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Ali sujeta en la mano el móvil con la foto de Sidi Saleh un joven sudanés desaparecido desde el pasado viernes.
Ali sujeta en la mano el móvil con la foto de Sidi Saleh un joven sudanés desaparecido desde el pasado viernes.

Suena el teléfono. Ali lo coge, se disculpa con nosotros, pero tiene que atender, no puede dejar sin contestar esa llamada. Se queda mirando la pantalla en silencio. No tiene palabras de consuelo para quienes desde hace una semana no tienen noticias de sus hijos.

Desde Nador, este joven sudanés trata de averiguar cuál ha sido el destino de los migrantes desaparecidos cuando intentaban cruzar a Melilla el pasado viernes. Su móvil suena constantemente. En soledad, escucha los sollozos al otro lado de la línea, recibe las llamadas y los mensajes que las autoridades no atienden. Nadie da explicaciones ni posibles pistas. Mientras tanto en las redes se difunden fotografías de decenas de chavales cuyas sonrisas han sido desdibujadas por la desesperación de llegar a Europa.

Se decide a coger la llamada con la actitud de alguien que se prepara para algo difícil. No es un problema coger el teléfono, su dilema es no tener ninguna buena noticia para su interlocutor. Se saludan en árabe. Repite varias veces 'hamdulilah' o gracias a Dios. Una semana después no hay malas noticias, pero tampoco buenas. El nombre de su hermano no está en la lista, aún incompleta, de muertos del fatídico viernes 24 de junio, cuando la gendarmería marroquí cargó contra los migrantes africanos que pretendían cruzar la valla de Melilla.

Khaled lleva una semana sin saber dónde está su hermano. Desde Francia, donde reside, llama varias veces al día a Ali. Eran vecinos de la misma pequeña aldea de Sudán. Ahora, en la distancia, es la única persona en la que puede confiar para encontrar a Mohamed Saleh, su hermano de 28 años que había salido hace menos de un año de su país.

Ali hace todas las gestiones desde una habitación de la que no sale desde hace una semana. No se atreve. Permanecerá oculto hasta que se calme todo. Estos días, desde la soledad de una habitación que le sirve de refugio, no tiene más compañía que su teléfono móvil que usa para ayudar a consolar a los familiares de los desaparecidos. “Dos familias han encontrado a sus hijos”, dice con una sonrisa. Esta tercera aún no sabe dónde está.

Mohamed Saleh primero llegó a Libia, pero no se demoró sabiendo que no podía arriesgarse a quedar atrapado, siendo padre de dos niños de dos y cuatro años. “Se fue para darles un futuro mejor. Libia le pareció demasiado peligrosa, pero estamos viendo que Marruecos también lo es”, dice al otro lado. “Jamás imaginamos que iba a desaparecer cruzando la valla de Melilla”, asegura.

Ali le explica que aún no se han revelado las identidades de las personas que han fallecido. Solo está la lista de las personas detenidas, como confirma y ha hecho pública la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en Nador. “Llevo una semana sin saber nada de él”.

Han sido centenares de personas, unas 133 lograron cruzar a España, muchas han resultado heridas e incluso 27 han muerto según fuentes oficiales marroquíes –37 calculan las oenegés sobre el terreno-.

“Le buscaré entre los vivos”

“Le buscaré entre los vivos”, afirma con contundencia desde Francia. Está con el hermano mayor. Tienen puesto el altavoz y escuchan atentamente las palabras de Ali. Tienen depositado cada resquicio de esperanza en que no haya malas noticias.

Este amigo que está en Nador permanece oculto hasta que se calme todo, pues ahora no se atreve a salir a la calle. Estos días, desde la soledad de una habitación que le sirve de refugio, no tiene más compañía que su teléfono móvil que usa para ayudar a consolar a los familiares de los desaparecidos. “Dos familias han encontrado a sus hijos”, dice con una sonrisa. Esta tercera aún no sabe dónde está.

“Todo ha sido tan rápido; se ha llevado una caza de personas negras que no tienen papeles. Todos han sido trasladados a ciudades más lejanas como Marrakech, Casablanca o Rabat”.

Por las calles de Nador ya no se ve a personas subsaharianas. El monte Gurugú ha sido barrido. Las oenegés locales nos explican que, desde marzo, las autoridades llevan a cabo redadas para impedirles quedarse por la zona. De hecho, después del intento de saltar la valla, pese a las heridas y la violencia que se produjo, fueron trasladados en autobuses a otros puntos del país.

Mohamed Saleh vivía en Uchda y desde el viernes no saben si está vivo o muerto. “Les suelen quitar los móviles, pero aun así nos habría llamado”, incide su hermano Khaled. Nos pregunta qué puede hacer él para conseguir información. “¿Qué podemos hacer las familias desde la distancia?”.

Estaría dispuesto a viajar a Marruecos con tal de encontrar a su hermano. “Yo tengo documentos en regla en Francia y trabajo en Burdeos”, cuenta con orgullo. De hecho, él sirvió de inspiración para su hermano. Aunque no han tenido la misma suerte. Llegó en 2016 a Libia, cruzó el Mediterráneo y Médicos Sin Fronteras le rescató a la deriva en el Mediterráneo. “Él habría venido conmigo aquí hasta arreglar sus papeles”, dice.

Todos insisten en que en Sudán existe una guerra que lleva años siendo incompatible con la vida y que por esa razón se han visto obligados a huir para pedir asilo en Europa.

Khaled no ha querido contarle nada a su madre para no preocuparla. "Vive en una aldea que no tiene internet, pero yo sí que estaba pendiente de él”, recuerda. Cuenta que su hermano ya fue expulsado al desierto de Argelia y que ahora estaba dispuesto a volver a intentarlo. “¿Es verdad que hay muchas personas heridas en los hospitales?”, vuelve a preguntar desesperadamente.

En un comunicado, Amnistía Internacional ha denunciado devoluciones en caliente por parte de las autoridades españolas y un uso "excesivo de la fuerza" por parte de la policía marroquí, incluso cuando los migrantes "no oponían resistencia".

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Cada día que pasa crece la incertidumbre

Cada día que pasa le pesa. A medida que se alejan los días del pasado viernes crece la incertidumbre. “Estamos aún en shock y preguntamos a los sudaneses que están en Marruecos”, dice el hermano del desaparecido.

Ali ha asumido la tarea de apoyar, aunque sea moralmente, a las familias de sus compañeros. Enseña en el móvil un grupo de Facebook privado en el que distintas familias de sudaneses van subiendo fotos de sus hijos. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos ha recibido fotos de ocho personas desaparecidas.

“Exigimos que el hospital nos muestre los cuerpos para compararlos con las fotos, pero no hay forma”, denuncia Olaf Naji, el presidente de la AMDH en Nador. La desaparición es compartida por muchas familias. Había un gran grupo de sudaneses entre las personas que intentaron llegar a Melilla el pasado viernes.

“Los medios en Sudán están difundiendo lo ocurrido y muchas familias nos están preguntando”, concluye Omar. Descarta que haya podido llegar a Melilla. “Mi experiencia me enseñó que cuando llegas a Europa y te acogen, lo primero que te dejan hacer es llamar a tu familia”, se convence Khaled.

Ali ya ha preguntado a los que están en Melilla y le aseguran que no está entre ellos. Si estuviera herido, tampoco sabría nada. Teme que haya sido una de las víctimas mortales. “¿Cuántas personas han muerto? ¿Qué dice España?”, nos pregunta desesperadamente. "Los familiares iremos hasta el final. Vamos a luchar por encontrarlos entre los vivos".

La AMDH-Nador denuncia que Marruecos está preparando el entierro de los migrantes muertos sin autopsia ni investigación alguna. "Los temores que teníamos han resultado ser reales: esta mañana, las autoridades de Nador preparaban 21 tumbas en el cementerio de Sidi Salem para enterrar a algunos de los inmigrantes fallecidos el Viernes Negro en la valla", confirma la AMDH-Nador en un comunicado publicado en Facebook.

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Solo se han publicado los nombres de los detenidos

La única listas que se ha difundido es la de los detenidos. La Fiscalía de Nador ha imputado a 32 subsaharianos por delitos de tráfico de seres humanos, secuestro de un agente marroquí para usarlo de rehén, estragos, atentado e injurias contra la autoridad.

Estas personas fueron detenidas durante el intento masivo de acceso a la ciudad autónoma Melilla. Entre los imputados hay un menor. Todos pasaron el lunes a disposición del fiscal general del Tribunal de Apelación de Nador, localidad fronteriza con Melilla, que posteriormente decidió su ingreso en prisión provisional. También ha comparecido un grupo de 33 detenidos ante la Fiscalía del tribunal de primera instancia de la ciudad, a quienes se imputan diversos delitos comunes.

Mientras estas familias esperan conocer el destino de sus hijos, muchos de ellos desaparecidos, las autoridades, a un lado y otro de la valla, parecen reacias a dar explicaciones sobre lo sucedido aquel fatídico día, pese a la denuncia de Naciones Unidas y la Unión Africana, que han considerado lo ocurrido como “inaceptable” y exigen una investigación independiente que esclarezca los hechos. Sin embargo, ante este panorama tan desolador para muchas familias se agarran a la posibilidad de que aún se produzca esta posible llamada para informarles que están vivos.