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Educación plantea una ESO con más atención a la diversidad, alfabetización digital y perspectiva de género

  • El borrador prevé más flexibilidad en la organización y en los contenidos para responder a un alumnado diverso
  • La reforma quiere propiciar un aprendizaje más "autónomo, significativo y reflexivo", con competencias transversales

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La nueva ESO: más práctica y con perspectiva de género

El Ministerio de Educación plantea una enseñanza secundaria con más atención a la diversidad, alfabetización digital, competencias transversales y perspectiva de género, según se recoge en el borrador de la ley de reforma de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

El borrador, al que ha tenido acceso RNE subraya la necesidad de propiciar un aprendizaje más "autónomo, significativo y reflexivo", con aspectos que deberán trabajarse "desde todas las materias", desde la expresión oral y escrita a las competencias digitales, el emprendimiento, el fomento del espíritu crítico o la educación emocional y en valores, entre otras. Del mismo modo, serán transversales cuestiones como la igualdad entre hombres y mujeres, la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual.

Flexibilidad para adaptarse a la diversidad del alumnado

La propuesta de Educación pone el acento sobre la diversidad del alumnado, para lo que se prevé una mayor flexibilidad en la organización y en los contenidos.

Para ello se contemplan adaptaciones curriculares, agrupación por ámbitos, desdoblamientos de grupos, oferta de materias optativas, programas de refuerzo y otras medidas de apoyo personalizado. En ese sentido, la ley recupera los programas de diversificación curricular, con una metodología orientada a conseguir el título de ESO.

No obstante, en la nueva Secundaria los tres primeros cursos contarán con materias comunes para todo el alumnado, con lo que se elimina la bifurcación a partir de tercero. Así, a partir de cuarto de la ESO, ya se podrán elegir tres materias que orientarán la trayectoria "tanto para los estudios postobligatorios como para la incorporación a la vida laboral", según el texto.

Los centros deberán evaluar las competencias adquiridas por el alumnado de segundo curso, con carácter "informativo, formativo y orientador" para la comunidad educativa.

Alfabetización digital, derechos LGTBI, emprendimiento, autoconocimiento

El borrador de la reforma describe un perfil de los estudiantes al terminar la enseñanza básica con ocho competencias, que condensan el espíritu de la ley. Para esta sección, desde Educación concretan que se trata de un "documento de trabajo", que se acabará de perfilar con las comunidades autónomas. Las competencias son:

  • comunicación lingüística
  • plurilingüe
  • matemática y competencia en ciencia y tecnología
  • digital
  • personal, social y de aprender a aprender
  • ciudadana
  • emprendedora

en conciencia y expresión culturales

Así, en el texto se describe la competencia digital como un "uso seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable" de las tecnologías digitales, mientras se entiende las competencias personales y sociales como la habilidad para "autoconocerse, aceptarse y promover un crecimiento personal constante".

La "alfabetización cívica", con valores democráticos y de sostenibilidad, en la línea de la Agenda 2030, cuenta incluso con una asignatura específica: Educación en valores cívicos y éticos. Esta engloba cuestiones como la lucha contra la desigualdad y la pobreza, el conocimiento y respeto de los derechos LGTBIQ+, la historia democrática de España y sus instituciones o los "más graves problemas ecosociales".

Finalmente, la competencia emprendedora se orienta a la resolución de problemas y "a actuar sobre oportunidades e ideas". Más que un método, se plantea como un "enfoque vital".

Eliminar los exámenes de recuperación y apostar por la evaluación continua

En la normativa que plantea el departamento de Pilar Alegría repetir curso será "excepcional", puesto que solo podrá darse una vez en el mismo curso y dos veces como máximo a lo largo de la enseñanza obligatoria. Se eliminarían los exámenes de recuperación de junio-septiembre y, en su lugar, se apuesta por la evaluación continua.

El claustro de profesores podrá considerar la promoción de curso, aún con asignaturas suspendidas, si lo estima conveniente, no obstante, "quienes promocionen sin haber superado todas las materias o ámbitos seguirán los planes de refuerzo que establezca el equipo docente".

La religión pasará a ser voluntaria y no contará para nota, aunque todos los centros tendrán que garantizar que se imparta para las familias que así lo soliciten y siempre en horario lectivo. El alumnado que no curse la asignatura deberá aprovechar ese tiempo para reforzar competencias transversales, con clases de refuerzo y la resolución colaborativa de problemas.

Finalmente, la ley modifica la distribución de competencias y será el Gobierno quien, tras consultar con las comunidades autonomías, fije las "enseñanzas mínimas": aspectos básicos del currículo, objetivos, competencias, contenidos y criterios de evaluación.

La entrada en vigor de la norma será obligatoria a partir del próximo curso, aunque las comunidades autónomas que lo deseen pueden implantar la reforma este mismo año.