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Desfibriladores y masaje cardíaco: cómo prepararnos para actuar cuando el corazón se detiene

  • En España, se producen cada año aproximadamente 30.000 fallecimientos por paro cardíaco, el 59% en el domicilio
  • "Es algo que ocurre todos los días y tenemos que estar preparados para actuar", recuerdan los especialistas

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En España, la disponibilidad de desfibriladores en espacios públicos es muy escasa.
En España, la disponibilidad de desfibriladores en espacios públicos es muy escasa.

La vida de Manuel se apagó súbitamente una mañana de octubre de 2019, cuando sufrió una parada cardíaca en el metro de Madrid. De aquellos instantes, no recuerda absolutamente nada, ni siquiera de los minutos previos al desvanecimiento. La luz solo volvió a encenderse al día siguiente, ya intubado en una cama del Hospital Clínico San Carlos. Pero tuvo "toda la suerte del mundo", ya que se cruzó en su camino un "ángel de la guarda", como él mismo define. En el mismo vagón viajaba también un médico que se ocupó de realizarle insistentemente compresiones en el pecho hasta que llegó un equipo de urgencias y su corazón pudo recuperar el ritmo gracias a las descargas eléctricas de un desfibrilador.

Más de año y medio después, revive aquellos instantes sin perder ese punto de incredulidad que le ha acompañado desde entonces: "Al principio no me di mucha cuenta, pero luego, después de las revisiones, cuando leí los informes médicos, me dije: 'de la que te has librado, Manuel". Afortunadamente, el suceso apenas le ha generado secuelas, más allá de un desfibrilador automático implantable, conocido como DAI, que le acompañará el resto de su vida e impedirá que vuelva a suceder lo mismo. Un precio muy pequeño, si se tiene en cuenta las consecuencias que podía haber sufrido.

En España, se producen anualmente unos 30.000 fallecimientos por paro cardíaco, lo que hace que sea una de las principales causas de muerte. Por poner esta cifra en perspectiva, en 2019 fallecieron 1.755 personas víctimas de accidentes de tráfico. Pero hay mucha diferencia si el fallo coronario ocurre dentro de un hospital, lo que supone una asistencia rápida y eficiente, a que no sea así. Las probabilidades de morir se disparan fuera del entorno sanitario, donde apenas se recuperan entre un 5% y un 10% de los paros cardíacos.

La atención temprana es el factor decisivo que, en la mayoría de los casos, marca la diferencia entre la vida y la muerte. Cuando se produce una parada cardíaca, cada minuto que pasa sin actuar se reduce un 10% la supervivencia. Durante esos primeros minutos, todavía hay oxígeno tanto a nivel sanguíneo como pulmonar, por lo que la reanimación inmediata es crucial para salvar vidas y minimizar posibles secuelas.

Falta de desfibriladores y desconocimiento

Estos datos contrastan con la realidad española, que sufre una grave carencia por partida doble. Por un lado, la disponibilidad de desfibriladores en espacios públicos es muy escasa; y, por el otro, la mayor parte de los ciudadanos apenas han sido instruidos sobre reanimación cardiopulmonar. "En España estamos mal, si nos comparamos con otros países europeos de nuestro mismo perfil", expresa a RTVE.es Pablo Jorge Pérez, coordinador del Grupo de Trabajo de Reanimación Cardiopulmonar de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien recalca que "no solo depende de tener o no tener desfibriladores, también de que la gente sea consciente y esté informada de qué puede ocurrir y cómo tiene que actuar. Las dos cosas deben ir de la mano".

El intervalo que transcurre entre la parada cardíaca y la llegada de asistencia sanitaria es crítico, y podría ser afrontado por cualquier persona que disponga de una instrucción mínima, incluidos los niños. Hay que tener en cuenta que alrededor del 70% de las paradas cardíacas extrahospitalarias son presenciadas por familiares, amigos u otras personas sin ninguna relación con el ámbito sanitario. Realizar una reanimación cardiopulmonar efectiva es sencillo y relativamente seguro, ya que es poco probable que el paciente sufra daños adicionales. Pero, lo más importante, puede aumentar las posibilidades de supervivencia de dos a cuatro veces.

"Esto es algo que ocurre todos los días y tenemos que estar preparados para actuar. Principalmente los sanitarios, pero los sanitarios no hacemos nada si la persona que esté más cerca no reconoce la parada cardíaca, no avisa con precocidad y no inicia compresiones torácicas", continúa Pablo Jorge Pérez, e indica el camino que él considera que hay que seguir: "Deberíamos hacer un esfuerzo como país y con la Administración, ligado también a la sociedad científica y al entorno sanitario, para buscar una mejor respuesta de la que actualmente tenemos".

El domicilio, el escenario más habitual

El 59% de las paradas cardíacas se producen en el domicilio, lo que convierte a este ámbito en el punto estratégico sobre el que centrar la atención. Pero nada más lejos de la realidad. Si en los espacios comunes de los edificios es habitual la presencia de medidas preventivas como extintores, apenas se ven desfibriladores. "En las comunidades de vecinos es donde se hace más necesario disponer de un desfibrilador y de formación, porque al final, la muerte súbita, la parada cardíaca que ocurre fuera del entorno sanitario, se produce con muchísima mayor frecuencia por encima de los 45-50 años, y en las comunidades de vecinos habitualmente hay bastante población de esta edad", explica Pablo Jorge Pérez. "Si en todos los sitios donde tenemos un extintor pusiésemos un desfibrilador, seguramente salvaríamos muchas vidas, y además utilizaríamos muchas más veces los desfibriladores", agrega este cardiólogo.

¿A qué se debe esta falta de desfibriladores en las comunidades de vecinos, una medida aparentemente simple que podría evitar miles de muertes todos los años? La explicación podría ser económica, aunque el coste de instalación y mantenimiento tampoco es excesivo, sobre todo teniendo en cuenta que los gastos serían compartidos y que existen fórmulas que pueden abaratarlos, como el alquiler o "renting". Sin embargo, tal y como explica Ángel Hernández Román, miembro de la Comisión de Legislación y Mediación del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas, quizá el principal motivo es que "la normativa no ayuda", con una ley de ámbito nacional que se remite a las comunidades autónomas, lo que incide en una falta de criterio común.

"Que yo sepa, los corazones no entienden de comunidades autónomas, ni de límites, ni de países -asegura a RTVE.es-, y lo ideal sería que la normativa fuese única para todo el territorio nacional, y que hubiera un registro único de las personas que pueden utilizar los desfibriladores, puesto que en principio no los puede utilizar cualquiera". Según desvela, para hacer uso de estos dispositivos desde el punto de vista legal, es necesario un mínimo de formación, que son ocho horas. Un trámite capaz de echar atrás a más de uno.

La normativa exige que para poder manejar los desfibriladores sea necesaria la autorización mediante un carnet. Pero no se trata de un documento único, sino que es diferente en cada autonomía. Además, desde las comunidades de vecinos ven con cierto temor la posibilidad de reclamaciones legales en caso de que la recuperación de un paro cardíaco no sea exitosa. "Las formalidades tienen que ser las justas, de lo que se trata es de que la inmensa mayoría de la gente pueda utilizarlo. No podemos pasarnos con tanta formalidad en un tema como este, en el que además se supone que el funcionamiento es muy sencillo", opina Hernández Román, quien define a los desfibriladores como "aparatos muy intuitivos, con instrucciones muy simples". "Creo que es más complicado utilizar una lavadora o un lavavajillas", enfatiza.

"Si pretendemos una implantación total de desfibriladores en comunidades de toda España, por supuesto que el precio puede ser un impedimento, pero tenemos que ir dando pasos. Si lo hacemos, al final lo conseguiremos casi por inercia, como sucedió con la construcción de rampas en los portales para evitar barreras arquitectónicas", concluye.

Existe un desconocimiento generalizado sobre maniobras de reanimación cardiopulmonar.

Existe un desconocimiento generalizado sobre maniobras de reanimación cardiopulmonar. GETTY IMAGES

Llevar los primeros auxilios a las escuelas

Más allá de una medida tan necesaria como la implantación de desfibriladores en comunidades de vecinos y otros espacios públicos, los especialistas denuncian que existe un problema aún más acuciante: el desconocimiento generalizado sobre maniobras de reanimación cardiopulmonar. Por ello, llevan años pidiendo que se haga un mayor esfuerzo en este sentido, especialmente en centros educativos. "Es algo que no se hace, y hay una ley estatal que recomienda incluir la formación en primeros auxilios en todas las escuelas de España", cuenta Pablo Jorge Pérez, de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

"Al final, cuando nosotros vamos a un colegio, es porque ese colegio ha mostrado interés y ha solicitado el taller de reanimación cardiopulmonar, pero no lo están haciendo muchos centros educativos. Esto debería ser al revés. Que la propia Administración sea la que exija la formación, durante una o dos horas al año", manifiesta, para dejar claro que "esto es como leer y escribir, si aprendemos a reanimar en el colegio, y lo practicamos en los siguientes años en etapa escolar, no lo vamos a olvidar nunca".

La OMS, en un programa llamado Kids save lives (Niños salvan vidas), recomienda que a los menores, a partir de 10 y 12 años, se les imparta una formación anual de aproximadamente dos horas, mantenida hasta que finalice la etapa escolar. El organismo sanitario internacional estima es suficiente para que después cualquier persona sepa reaccionar ante una emergencia de este tipo en cualquier momento de su vida, incluida la infancia. Porque, como reflexiona Pablo Jorge Pérez, "no es solo que un niño pueda hacer compresiones torácicas razonablemente buenas. Mucho antes está el simple hecho de detectar que una persona necesita ayuda, reconocer que hay un problema y pedir ayuda".

El "ángel de la guarda" de Manuel, ese médico a quien después ha intentado encontrar sin éxito para agradecerle que salvara su vida, podía haber sido cualquiera de los pasajeros que viajaban en el mismo vagón de metro. Afortunadamente, Manuel se encuentra entre ese porcentaje minoritario de paros cardíacos extrahospitalarios que se consiguen recuperar. Apenas suponen una décima parte del total, pero casos como el suyo serían más habituales si los ciudadanos tuviesen unas nociones básicas que pueden aprenderse en tan solo un par de horas.

Pero el problema también puede estar en que la mayoría de la gente no cree que le vaya a suceder algo así, a pesar de que las cifras se empeñen en demostrar lo contrario: en España se producen más de 52.000 paradas cardíacas al año. "Yo he hecho ejercicio, montañismo, muchas cosas... Y jamás he tenido problemas de respiración, ni de corazón. Nunca hubiera imaginado que me pudiese pasar", asegura Manuel. "Ahora es como si tuviera otra vida, y tengo otra perspectiva. Pero antes, era como si creyese que era eterno", confiesa.