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En la ruta canaria (II)

La angustia de los menores migrantes que llegan solos a Canarias: "No queremos escondernos, solo dejar una huella bonita en este país"

  • Hay 2.658 niños y adolescentes tutelados por el gobierno canario: solo en 2020 ha llegado el mismo número que entre 2006 y 2010
  • El sistema de acogida está desbordado y las ONG advierten de que están en situación de emergencia

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Adel y Anuar juntos en el centro de acogida
Adel y Anuar juntos en el centro de acogida

Anuar y Adel son inseparables. Tienen 14 y 15 años, respectivamente. Son marroquíes y llegaron a Canarias a mediados de diciembre. Desde su primer encuentro, en un alojamiento temporal de Gran Canaria, van a todas partes juntos. Les unió el miedo vivido a bordo de una patera y la esperanza por una nueva vida. Ahora los dos comparten la incertidumbre sobre su futuro.

Adel y Anuar viven junto con otros 122 menores extranjeros no acompañados en un centro de acogida, un lugar rodeado de montañas, casi escondido entre las colinas de la isla. Llegamos cuando habían terminado de comer. Mientras recogen el comedor, uno de los educadores nos enseña las instalaciones. Están divididos en dos grupos con nombres canarios: Guanche y Babiche. Llevan desde noviembre o incluso desde octubre en este centro.

Anuar vino con su padre, un pescador y capitán de la embarcación con la que cruzó el Atlántico. "Mi padre tuvo que regresar porque mi hermano estaba enfermo y me quedé solo aquí", relata a RTVE.es sentado al lado de su amigo del alma. Es tímido, pero tiene cosas que contar. También ha dejado atrás a su madre y a su hermano pequeño de cinco meses. "Hablé con ellos hace cinco días y me han dicho que están bien. A mi madre le digo que estoy bien, que ahora estamos estudiando español y que pronto voy a volver con ella", explica mientras se le rompe la voz.

Solo en 2020 ha llegado el mismo número de menores que entre 2006 y 2010

En los últimos meses la llegada de marroquíes a Canarias ha repuntado porque la pandemia ha hundido el turismo y la economía sumergida, y la sequía ha arruinado las cosechas. Así, jóvenes tanto de las grandes ciudades como de los entornos rurales han huido en busca de trabajo para mantener a sus familias, incluso siendo menores. Y lo han hecho a través de la ruta canaria, peligrosa pero más accesible por la falta de controles policiales en la costa del sur de Marruecos y el Sahara Occidental.

Canarias vive una presión migratoria sin precedentes desde la crisis de los cayucos de 2006. Según la Consejería de Menores, actualmente hay 2.658 niños y adolescentes tutelados por el gobierno autonómico. "Solo en 2020 ha llegado el mismo número que entre 2006 y 2010. Quiere decir que en un año hemos recibido lo que en cuatro años", explica Iratxe Serrano, Directora General de Protección a la Infancia y la Familia. Desde esta institución reconocen que se está normalizando la situación de emergencia.

España a las 8 Fin de Semana - La vida de los menores migrantes que llegan a Canarias - Escuchar ahora

Pruebas óseas para determinar la edad

El gobierno canario sospecha que entre los menores tutelados hay al menos 600 que podrían tener más de 18 años. La pandemia está retrasando las pruebas óseas para determinar la edad y también se hace una prueba de la mandíbula. Solo se realizan estas pruebas a aquellos que no traen ningún documento y que físicamente pueden aparentar tener más edad de la que declaran.

Los menores deben ser protegidos al llegar, sea cual sea la razón de su viaje. Las comunidades autónomas tienen la obligación de tutelar a los niños y niñas, hasta que cumplan la mayoría de edad. En el caso de Canarias, el Gobierno autónomo es el que ejerce esa tutela, pero la guarda de los chicos está transferida a los cabildos insulares, los órganos de gobierno de cada isla. Estas instituciones tienen centros, generalmente pisos o albergues reducidos, para alojar a los menores, pero este sistema ha saltado en los últimos meses por los aires.

La situación se ha desbordado. Los recursos existentes no eran suficientes y esto tiene un impacto directo en la infancia

La situación de colapso no puede poner en jaque las condiciones de vida de la infancia, denuncian desde la ONG Save The Children. La organización ha abierto una oficina permanente en Canarias ante el flujo de llegadas para apoyar al sistema de acogida que ya hay. "La situación se ha desbordado. Los recursos existentes no eran suficientes y esto tiene un impacto directo en la infancia", denuncia Isabel Leguina, coordinadora de programas en Gran Canaria de esta organización. "La falta de espacios y la temporalidad impacta en el bienestar de los niños y niñas".

"Quiero trabajar y ayudar a mi mamá"

"Yo quiero ser policía para que nadie viva con miedo", explica Adel con una mirada seria y firme. Su objetivo es conseguir papeles y poder trabajar para ayudar a su familia. "Tardan tres meses", afirma, mientras intenta reconstruir el itinerario de lo que le espera. "Yo quiero trabajar y ayudar a mi mamá".

En el caso de Adel quiere ayudar a su padre aun teniendo 15 años. Por la mañana iba a la escuela, pero por la tarde echaba una mano para traer algo de comer a casa. "Mi madre no quería que viajara, pero mi padre la convenció y me mandaron en una embarcación con un familiar", dice.

Más niños se acercan alrededor de la mesa. Asienten con la cabeza, como si se sintieran reflejados en el relato de sus compañeros. Casi todos tienen historias similares. A veces, tan solo cambia el nombre o la edad.

Los menores juegando al fútbol

Los menores juegando al fútbol RTVE

"Hemos notado un repunte de llegadas de menores procedentes de Marruecos y después le siguen Mali y Senegal", enumera la Directora de Protección a la Infancia. Todos están en centro de primera acogida y en algunos alojamientos más pequeños les juntan por nacionalidades para que la convivencia sea mejor.

"Ahora tenemos alojamientos con más de 100 menores. Vamos a intentar reducirlos a 40, como mucho, para garantizar mejor atención individualizada", explica Serrano. Este miércoles, 14 menores se marchan a Navarra y el próximo viernes otro grupo a Extremadura. El gobierno autonómico, tras dos meses solicitándolo, ha logrado el reparto de casi 200 niños a otras comunidades autónomas. "Nos preparamos para lo que viene; con el buen tiempo llegarán más menores y tenemos que atender a los que ya están. Necesitamos que la cadena fluya para gestionar mejor esta crisis", asegura Serrano.

"No hay nada imposible"

A las ocho de la mañana se despiertan todos, desayunan y recogen sus habitaciones. Después asisten a clase de castellano; también tienen actividades deportivas y, entre todos, con la ayuda de monitores, hacen limpieza de las zonas comunes. El que necesite apoyo psicológico lo tiene y alguna tarde se organizan paseos por la isla o actividades extraescolares. En su rato libre para jugar al futbol les hago una fotografía, de lejos y de espalda, para respetar su intimidad, pero prefieren que se les vea el rostro. "No queremos escondernos, solo queremos dejar una huella bonita en este país", afirman.

Hace unos meses los educadores tenían que acompañar a los chicos en sus paseos por el pueblo, para evitar encontronazos con los vecinos. Poco a poco, nos cuentan, las cosas se han ido normalizando y ahora incluso se relacionan con otros jóvenes del pueblo.

Yousef va siempre con una libreta en la mano y es más mayor que el resto, tiene 17 años. Le encanta dibujar y escribir en castellano. Se desahoga bailando Break dance. Lleva tres meses y medio en Gran Canaria: "Vine con el estómago cerrado. Estuve tres días en el mar, dos días en el campo y 15 de cuarentena en un hotel", nos describe cada paso dado. "Durante el viaje rezaba en alto, me acordé mucho de mi madre y es que me sentía a las puertas de la muerte", reconoce. Sabe perfectamente expresar todo lo que ha vivido y hacia dónde va. Llevaba desde los 14 años intentando convencer a su familia de la necesidad de salir de Marruecos hasta que un día dijo: "Mamá, me tengo que ir a Europa", cuenta.

Durante el viaje rezaba en alto, me acordé mucho de mi madre y es que me sentía a las puertas de la muerte

Yousef muestra sus dibujos

Yousef muestra sus dibujos RTVE

Su madre pidió dinero prestado y le dejo marchar. Desde el norte de Marruecos viajó hasta el Sáhara Occidental y en la ciudad de Dajla pagó a una mafia con todo el dinero que le había dado su madre y se embarcó en el viaje, una pesadilla que duró tres días y de la que no se despertó hasta pisar tierra firme.

"Tengo varios objetivos, primero es hablar español y luego inglés, pero tengo muchos más", cuenta Yousef. "Quiero ser mecánico o cocinero, pero también quiero viajar por el mundo". Los monitores son testigos del esfuerzo que hace. Habla muy bien el castellano y le gusta coleccionar frases motivadoras. "¿Puedo decir una o dos que me gustan?", pregunta. Entre todos, sonriendo, le retan y se anima: "No hay nada imposible" o "Tengo un sueño por el que luchar".

Las habitaciones del centro de acogida

Las habitaciones del centro de acogida RTVE

Desde Save The Children les imparten talleres a los menores sobre autoconocimiento, gestión emocional y les acompañan en este proceso inicial de llegada. Por otro lado, también forman a los trabajadores que atienden en los centros. "Para nosotros es fundamental la formación del personal para detectar las necesidades individuales y que estos niños y niñas sean acogidos de la mejor forma", explica la coordinadora de Save The Children en la isla.

Yassin: "Yo vine casi 15 años y ahora soy educador"

Yassin es el coordinador del turno de tarde. Llega y se limita a observarles hablar. Interactúa con ellos, habla su idioma y conoce su realidad. "Yo vine hace casi 15 años y ahora soy educador. Me identifico con todo lo que dicen", nos cuenta. "Vine por la necesidad y las circunstancias de mi casa", dice. "En este trabajo estoy como un niño con zapatos nuevos", explica orgulloso a sus 31 años. Le ha costado llegar hasta aquí y, además, sigue estudiando, pero reconoce el orgullo de poder hacer hoy lo que en su día otros hicieron por él.

Yassin: el monitor que vino en una patera hace 15 años

Yassin: el monitor que vino en una patera hace 15 años RTVE

"Aquel viaje en patera fue el viaje de mi vida y de ahí todo fue a mejor", dice, aunque asegura que ahora los tiempos y las circunstancias son distintas y que la ruta canaria es peligrosa.

Ojalá dejen de venir porque es peligroso, pero sobre todo, ojalá no se vean forzados para hacerlo

En estos meses, la mayoría de los menores que han llegado a Canarias son varones, aunque las niñas son las que más han sufrido. "No importa el número, lo grave son las historias de las menores. Mutilación Genital Femenina, matrimonios forzosos y violencia estructural. No podemos invisibilizar a las menores que llegan", explica la coordinadora de Save The Children.

Comparte el análisis de que esta ola migratoria se debe a la pandemia y a la crisis en los países de origen. "Había una economía sumergida que se ha hundido hasta lo más profundo", dice. "Ojalá dejen de venir porque es peligroso, pero sobre todo, ojalá no se vean forzados para hacerlo".