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Elecciones catalanas

Cataluña afronta las elecciones con el 41 % de sus municipios en riesgo extremo por su elevada incidencia

  • Los casos en los últimos 14 días llevan más de tres semanas a la baja, pero la situación epidemiológica sigue siendo mala
  • Las elecciones en Galicia y País Vasco tuvieron una participación dispar; en Cataluña la movilización partidista será clave

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Preparativos para votar en el Mercado del Ninot de Barcelona, que se habilitará como colegio electoral.
Preparativos para votar en el Mercado del Ninot de Barcelona, que se habilitará como colegio electoral.

Cataluña celebra el domingo elecciones autonómicas en medio de una pandemia que estuvo a punto de suspenderlas por la grave situación epidemiológica en plena tercera ola de la COVID-19, si bien la incidencia de la enfermedad en esta comunidad no ha sido de las más altas y ha ido mejorando en las últimas semanas.

¿Cuál es la situación actualmente en Cataluña? A falta de la evolución exacta de los casos de aquí al domingo, la comunidad lleva 24 días consecutivos reduciendo paulatinamente el número de contagios.

En la última semana se han diagnosticado un total de 14.537 casos positivos de COVID, casi 6.000 menos que la semana anterior y 9.600 menos que hace dos semanas, con una media ahora de 2.076 contagios diarios. Pero significa que más de 14.500 personas que deberían cumplir aislamiento podrían acudir a los colegios electorales, además de sus contactos estrechos. En total, unas 70.000-80.000 personas afectadas por el coronavirus, según estimaba esta semana el secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, en una entrevista el martes en Catalunya Ràdio.

El Govern catalán se planteó suspender las elecciones -las cuartas en nueve años- cuando la incidencia acumulada estaba en torno a 530 casos por 100 habitantes en los últimos 14 días. A 11 de febrero, la tasa es de 375 y lleva descendiendo desde el 20 de enero, una semana antes de que empezara la campaña electoral, cuando la incidencia alcanzó su máximo de la tercera ola, con 653 casos. Según los datos de la Generalitat, la tercera ola continúa su descenso, con una velocidad de propagación (Rt) que ha bajado a 0,82, y que siempre que sea menor que uno indica un descenso de la transmisión.

Cuatro de cada diez municipios siguen con una incidencia de más de 250

A nivel municipal, la incidencia aún se mantiene en niveles de máximo riesgo en muchas poblaciones, como se ve en el siguiente gráfico.

Sanidad ubica el nivel de riesgo extremo de incidencia en los últimos 14 días en 250 casos. Según la información de la Generalitat, por encima de ese valor se encontraban el 10 de febrero 389 municipios, el 41 % del total de 947 que tiene Cataluña. En esas localidades viven 6.464.676 personas, el 85 % de toda la población catalana. Más aún, había en esa fecha 133 municipios con una incidencia superior a los 500 casos, que representan el 14 % del total y también el 14 % de la población.

En estos cálculos no se contemplan los municipios menores de 200 habitantes, para los que la Generalitat no da datos sobre contagios a fin de proteger el anonimato de los vecinos, y tampoco se ha calculado la incidencia de los municipios donde no hubiese casos desde el 28 de enero, la fecha de referencia inicial para calcular la incidencia en los últimos 14 días.

Pese a lo anterior, al menos la evolución de la incidencia ha sido positiva en la mayor parte del territorio, si se compara cómo ha variado este indicador en cuatro semanas. De los 652 municipios en los que había casos entre el 14 y el 27 de enero, en ocho de cada diez (514) la incidencia ha bajado de forma significativa, esto es, más de un 5 %; en 40 se ha mantenido sin cambios relevantes y en 98 ha subido más de un 5 %.

De estas, solo ocho tienen más de 10.000 habitantes. El mayor de los municipios donde se ha producido un incremento de la incidencia en las últimas dos semanas es Olot, en Girona (más de 35.000 habitantes), cuya incidencia ha subido porque en las últimas dos semanas se han registrado 512 casos, por los 481 de las dos semanas anteriores.

Situación preocupante en los hospitales

El jueves, mientras los partidos políticos se cruzaban vetos a pactar tras las elecciones, Cataluña superó las 20.000 muertes por COVID desde que se produjo el primer fallecimiento oficial el 6 de marzo, con un total de 20.020 víctimas contabilizadas, según el recuento de la Generalitat. El máximo de fallecimientos diarios en la segunda ola se registró el 5 de noviembre, con 89 muertos en un día. El jueves se reportaron 114 desde el día anterior, según la misma fuente. Sanidad informa de 9.791 fallecidos con la COVID como causa confirmada de la muerte.

Y la situación más preocupante se encuentra en los hospitales. Según los datos de los indicadores epidémicos del jueves actualizados por el Departamento de Salud, había 2.457 personas infectadas con COVID ingresadas en los hospitales catalanes, de las que 671 están críticas en la UCI. Según el informe diario del Ministerio de Sanidad, el 44 % de las camas UCI están ocupadas por pacientes con coronavirus, y casi el 15 % del total de pacientes están ingresados por esta enfermedad.

El Departamento de Salud de la Generalitat había calculado que el pico de la presión hospitalaria en Cataluña se alcanzaría en vísperas del 14F, en el informe no vinculante con el que el Govern quería decidir si mantenía la fecha de las elecciones, que suspendió pero que finalmente se mantuvo por decisión judicial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña

Las elecciones catalanas, frente al espejo de Galicia y País Vasco

No son objetivamente cifras ideales para ir a votar. El 12 de julio de 2020, Galicia y País Vasco también celebraron sus elecciones autonómicas en pandemia, pero en una situación bien diferente, con una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 8,85 y 7,79, respectivamente.

Según el último dato de Sanidad, en Cataluña la incidencia este jueves era de 375,25 casos, y la progresión actual permite estimar que podría estar en torno a 330 casos el domingo, treinta veces más que en las elecciones gallegas y vascas. En la actualidad, Cataluña tiene una incidencia mejor que la del conjunto del país, que está en 540 casos.

Evidentemente, la situación es poco comparable, porque España se encontraba entonces en la fase de 'nueva normalidad' después de concluir el estado de alarma, con una incidencia en valores mínimos. Y en lo que pase finalmente en las urnas también influyen la movilización política de los electores y la seguridad que se perciba ante el acto de ir al colegio electoral. Eso en el caso de quienes no han pedido el voto por correo, que en estos comicios en Cataluña ha alcanzado una cifra récord de 284.706 solicitudes, un 350 % más que la última vez en diciembre de 2017, en vísperas entonces de las vacaciones de Navidad.

Más de 265.000 personas han votado ya por correo, lo que supone la cifra más alta desde las primeras elecciones autonómicas de 1980 y un aumento del 277 % respecto a las de 2017.

Pabellones y mercados municipales, nuevos puntos de votación el 14F en Cataluña

En Galicia, pese al coronavirus, la participación subió cinco puntos, hasta el 58,9 %, en unos comicios en los que el candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, apremió a la movilización de todos los suyos para impedir que sus oponentes lograran una mayoría alternativa capaz de desbancarle de la Xunta. Sin embargo, la participación se desplomó en los grandes municipios de la comarca de A Mariña, en Lugo, donde se había producido un brote y se había limitado la movilidad en varios ayuntamientos. En Burela, la victoria del PP se produjo con una participación casi ocho puntos menor.

En el País Vasco, en cambio, el coronavirus hizo descender la participación casi diez puntos respecto a las últimas elecciones, hasta el 52,85 % la más baja de la historia en sus elecciones autonómicas. La caída fue incluso mayor, de 11 puntos, en la provincia de Álava. A pesar de que más del 7 % del censo votó por correo -las solicitudes aumentaron un 140 %-, la movilización se desplomó, en lo que también pudo influir que el resultado de las elecciones tenía menos incertidumbre y las urnas acabaron ratificando el Ejecutivo del lehendakari, Iñigo Urkullu, apoyado de nuevo por el PSE.

Las previsiones son que la participación en Cataluña bajará, como indica tanto el 38 % de convocados que ha presentado alegaciones para no ser miembro de la mesa electoral como las solicitudes del voto por correo, pero es probable que no descienda igual en todas partes ni entre todos los partidos. Antes de comenzar la campaña, la encuesta preelectoral del CIS señalaba que la movilización era mayor entre los votantes independentistas, en especial los de JxCat y los de la CUP.

El termómetro de las elecciones catalanas ha sido precisamente la movilización del independentismo, en unos comicios que se han planteado en la última década desde ese entorno como plebiscitos para impulsar el llamado 'procés' soberanista. Hasta 2010, solo en tres elecciones se había superado el 60 % de participación. En 2012, votó el 69,57 % de los catalanes residentes en España; en 2015 subió al 77,43 % y en 2017, tras la fallida declaración unilateral de independencia y la aplicación del artículo 155, la participación alcanzó un histórico 81,94 %.