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José Luis Gómez cautiva con su barbuda y descarada 'Celestina'

  • El veterano director se mete en la piel de la alcahueta en su versión del clásico
  • Presenta a una Celestina andrógina, dueña del verbo y de tradición morisca
  • El lenguaje, muy similar al de la obra original, es uno de los pilares de la función
  • Puede verse en el Teatro de la Abadía de Madrid hasta el 26 de febrero

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La 'Celestina', interpretada y dirigida por José Luis Gómez, en el Teatro de la Abadía
La 'Celestina', interpretada y dirigida por José Luis Gómez, en el Teatro de la Abadía

Pocos personajes hay en la literatura española que sean más conocidos que la vieja Celestina: la alcahueta astuta, la hechicera codiciosa. Sin embargo, es también una de esas figuras que perviven a través de los siglos rodeadas de misterio y fascinación. José Luis Gómez recoge toda esta tradición en su versión del clásico de Fernando de Rojas y decide, además, meterse en la piel de la protagonista. El director, también intérprete, crea su propia Celestina: una mujer barbuda, descarada, hecha a sí misma, locuaz y avispada, que sorprende y cautiva al espectador.

"Celestina es una pura superviviente", explicaba Gómez en RNE. La famosa alcahueta, es cierto, busca siempre su propio provecho y para ello, enreda, engaña y se aprovecha de las flaquezas ajenas. Pero el personaje que nos trae el veterano director es mucho más entrañable. No cumple los estándares morales, pero tiene excusa: la vida no le ha dejado otra oportunidad sino resistir. Por eso, esta Celestina, aunque interesada y zalamera, está lejos de ser un símbolo del mal. Es "una criatura poética genial", resumía Gómez.

La obra, una producción del Teatro de la Abadía y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha vuelto este enero a Madrid después de un amplio periplo por la geografía española. Estrenada hace casi un año en el Teatro de la Comedia de la capital y tras pasar por, entre otras ciudades, Barcelona, Sevilla, Logroño o Valladolid, ahora podrá verse en el Teatro de la Abadía hasta el próximo 26 de febrero.

José Luis Gómez durante una escena de 'Celestina', en el Teatro de la Abadía
José Luis Gómez durante una escena de 'Celestina'

José Luis Gómez durante una escena de 'Celestina', en el Teatro de la Abadía Sergio Parra

"Una vieja barbuda que se dice Celestina"

Al igual que en el texto original y aunque se supone que la historia principal es el romance entre Calisto (Raúl Prieto) y Melibea (Marta Belmonte), el motor de la obra es esa "vieja barbuda que se dice Celestina, hechicera, astuta, sagaz en cuantas maldades hay". Gómez, a sus 76 años, se echa encima el peso de la función y construye a una alcahueta irónica y dueña del verbo, de tradición morisca, con acento del sur, un poco andrógina y que porta siempre un bolso grande y negro.

Con un escenario prácticamente vacío, los diálogos y los movimientos de los personajes acaparan toda la atención del público. Y si Gómez es uno de los pilares de la representación, el otro es el lenguaje, que se mantiene muy similar al de la versión original. El espectador podrá deleitarse con las constantes e intensas batallas verbales. La obra, de un extraordinario lirismo, está además repleta de un prolijo vocabulario popular: insultos, refranes, expresiones...

Junto a Celestina, destacan los personajes secundarios: los criados y las prostitutas. Todos recorren las calles de este Toledo de 1485 -que el espectador tiene que imaginar, ya que apenas hay decorado- en busca de su provecho. Aunque son egoístas, la adaptación también nos permite conocer su dimensión más humana, sus deseos, sus miedos y sus dudas. Calisto y Melibea comparten protagonismo con sus sirvientes, entre los que desputan sobre todo Sempronio (José Luis Torrijo) y Pármeno (Miguel Cubero).

La versión de Gómez también incide en las grandes diferencias entre clases. Los contrastes están servidos: de los refinados padres de Melibea (Chete Lera y Palmira Ferrer) a las deslenguadas concubinas Elicia y Areúsa (Inma Nieto y Nerea Moreno).

José Luis Torrijo, José Luis Gómez e Inma Nieto durante una escena de 'Celestina'

José Luis Torrijo, José Luis Gómez e Inma Nieto durante una escena de 'Celestina' Sergio Parra

Sexo, dinero e intolerancia

Y como siempre sucede, los grandes clásicos nos acaban obligando a reflexionar sobre el presente. Celestina habla de individualismo, de instintos, de caprichos. De lo inmediato y del poder arrollador del sexo y del dinero. Nada nos suena lejano, a pesar de los más de 500 años que nos separan del texto original.

Pero también es una historia de muerte. No solo por el trágico final que espera a casi todos los protagonistas, sino por el trasfondo que sobrevuela esta tragicomedia. Un contexo social convulso en el que Gómez ha querido insistir. La función está llena de referencias a la Inquisición y a la violencia que en el momento se ejercía contra judíos, moros y espíritus libres. Una crítica a la intolerancia, también actual, que el director nos regala.