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Ewan McGregor reescribe el final del sueño americano

  • El actor debuta en la dirección adaptando Pastoral Americana, de Philip Roth
  • Una disección del choque generacional en los EE.UU. de 1960
  • RTVE.es entrevista al cineasta e intérprete escocés

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Jennifer Connelly junto a Ewan MacGregor en San Sebastián.
Jennifer Connelly junto a Ewan MacGregor en San Sebastián.

Una niña que tartamudea sin motivo aparente. Esa es la brecha por la que se resquebraja todo un sistema de valores en Pastoral americana, la fascinante novela de Philip Roth. Uno de esos libros ‘inadaptables’ que, sin embargo, Ewan McGregor ha elegido para debutar en la dirección.

El actor, y ahora director, escocés compite en San Sebastián por la Concha de Oro y ha presentado la película en Donostia acompañado de su actriz Jennifer Connelly. Al mismo tiempo que Oliver Stone atiza al gobierno estadounidense, McGregor (Premio Donostia en 2012) deja en San Sebastián una esencia de melodrama clásico sobre el final del sueño americano.

Antes de siquiera pensar en dirigir, McGregor fue elegido para interpretar al ‘Sueco’ Levov, protagonista de la historia, y estuvo tres años esperando que el proyecto cristalizase. Pero como nunca ocurrió, decidió que era el momento para cumplir su deseo de saltar a la dirección.

“No quería dirigir simplemente para ponerlo en mi CV, quería una historia que quisiese hacer”, explica en una entrevista para RTVE.es. MacGregor tenía ya interiorizado un personaje que simboliza la aspiración de una época: un joven humilde, atractivo, carismático, deportista, casado con una reina de la belleza (interpretada por Jennifer Connelly) y heredero de una pequeña pero próspera fábrica de guantes.

Pastoral americana explora el sueño americano tras la II Guerra Mundial. La esperanza de los 50 se interrumpe en los 60. Por Vietnam y la esperanza en la revolución de la nueva generación”, explica.

Merry, la hija de los Levov, (Dakota Fanning) explota ante tanta perfección, sumiéndose en el lado oscuro de los movimientos revolucionarios, descendiendo a unos infiernos terroristas, incapaz de ver en sus padres más que unos mansos burgueses. Dos Américas irreconciliables.

Como en el novela ganadora del Pulitzer de 1997, las explicaciones se esconden, mostrando únicamente una narración devastadora sobre el sentimiento de pérdida.

“Explora la confrontación de esas dos generaciones. Vemos el reverso del sueño de la América blanca con los afroamericanos, que no tienen dinero, ni trabajo y son tratados injustamente. Pero no sé mucho más y tampoco lo explica Philip Roth en su libro”.

Tras años de trabajo a las órdenes de autores del tamaño de Woody Allen, Danny Boyle o Roman Polanski, McGregor ha priorizado la historia y la interpretación. “He sido muy económico rodando, como actor no me gusta pasar todo el día rodando una escena así que no me gusta que los actores de mi película lo hagan”.

Todavía no ha conocido a Roth, aunque hace unos días el novelista mandó un mensaje a la productora afirmando que la adaptación le había gustado mucho. “Para mí era importante que pensara que era una auténtica adaptación de la novela”, asegura McGregor.

La película deja en el aire la misma pregunta con la que finaliza la novela: “¿Y qué tiene de malo la vida de los Levov?”.