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Récord de llegadas a Hungría antes del cierre total de la frontera con el Ejército

  • 5.000 personas llegan a la frontera entre Serbia y el país magiar en 24 horas
  • Budapest moviliza a 4.000 soldados para blindar la alambrada de separación
  • El martes 15 entra en vigor la ley que castiga con la cárcel las entradas clandestinas

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El Ejército húngaro se prepara para cerrar la frontera a refugiados y migrantes

Miles de refugiados en ruta hacia Alemania se apresuran para llegar a Hungría antes de que el próximo martes entre en vigor la ley que criminaliza las entradas clandestinas y de que el Ejército se despliegue a lo largo de la alambrada de la frontera sur, tal y como planea el Gobierno ultraconservador de Budapest.

De hecho, el Ejército ha iniciado ya entrenamientos con ese fin. “Si el Ejército va a ser movilizado en la defensa de la frontera, solo podrá hacerlo con soldados preparados", ha dicho el jefe del Estado Mayor, Tibor Benkö, citado por Efe.

El Gobierno húngaro presentó hace dos semanas un proyecto de ley que prevé la movilización del Ejército para apoyar a la Policía en la frontera, recuerda la agencia. Esta legislación debe ser aún aprobada por el Parlamento, aunque se espera que salga adelante sin problemas gracias a la amplia mayoría con la que cuenta Fidesz, el partido del Gobierno, que cuenta en este tema además con el apoyo del ultraderechista Jobbik.

El ministro de Defensa, István Simicskó, que asumió el miércoles su cargo tras la reciente dimisión de su antecesor, ha asegurado que pronto se reforzará la vigilancia de la frontera con hasta 4.000 militares, añade Efe.

Hungría ha levantado una alambrada a lo largo de 175 kilómetros de frontera con Serbia y está construyendo una segunda barrera más alta y robusta.

Además, el martes 15 entra en vigor una legislación que prevé penas de cárcel para quien llegue sin permiso al país. El ministro de Gobernación, János Lázár, ha dicho que a partir de ese día "todo cambiará" y que cerrarán el único lugar en que no hay valla de alambre, la vía férrea Horgos-Reske que une a los dos países.

En lo que va de año, unas 170.000 personas, la mayoría refugiados de zonas en conflicto en Oriente Medio, han entrado en Hungría.

Contrarreloj

La inmensa mayoría desea cruzar cuanto ante el país y seguir camino hacia Austria y luego Alemania, el destino final deseado para casi todos.

Mientras, las autoridades interceptaron el miércoles a 3.321 refugiados, lo que significa un nuevo récord, según la policía húngara. En el centro de recepción de refugiados de Kanjiza, en el lado serbio de la frontera, también se han registrado otro récord, en este caso de 5.000 refugiados, según la emisora estatal RTS.

Un representante de la comisaría serbia ha dicho a la agencia de noticias Tanjug que los refugiados no quieren pasar más que unas horas en el país ante el miedo de llegar después del día 15 a Hungría.

En el punto de reunión de Röszke, ya del lado húngaro, las penalidades son cada vez mayores por el mal tiempo, que ha embarrado el lugar, informa la enviada especial de TVE Ana Jiménez.

Las malas condiciones de acogida, las largas esperas antes de poder seguir camino de Alemania en autobuses y el miedo a que ser identificado en Hungría dificulte ese viaje, ha provocado ya en los últimos días varios intentos de fuga de ese centro de reunión para dirigirse directamente a Budapest y desde allí a Austria.

Advertencia del cardenal

Una de esas travesías a pie se ha saldado con la muerte de un refugiado sirio, que fue atropellado la pasada madrugada en una carretera provincial que une el sur del país con la capital, según fuentes oficiales citadas por medios locales y Efe.

Otros dos refugiados sufrieron heridas graves en el atropello, que ocurrió en plena oscuridad de la noche.

Además, la afluencia de refugiados hacia Austria ha provocado que este país interrumpa temporalmente el tráfico de trenes a Hungría por seguridad, mientras que en otros países europeos los refugiados se han enfrentado en las últimas horas a otros problemas.

Por su parte, el cardenal de Budapest, Péter Erdö, se ha alineado con el Gobierno y ha advertido de que cualquier persona que acoja a un migrante será culpable de un delito de tráfico de seres humanos, informa AFP.

El papa había pedido que cada parroquia acogiera a una familia de refugiados.

El derecho internacional obliga a la acogida de las personas que huyen de las guerras para salvar sus vidas.