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Absuelven a Santiago Calatrava por el caso de sobrecostes en un puente de Venecia

  • Estaba procesado por un supuesto delito de sobrecoste en su construcción
  • El Puente de la Constitución de Venecia fue inaugurado en 2008

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El  'Puente de la Constitución' de Venecia diseñado por Santiago Calatrava
El 'Puente de la Constitución' de Venecia diseñado por Santiago Calatrava

El Tribunal de Cuentas de la región italiana del Véneto ha absuelto al arquitecto español Santiago Calatrava,  procesado en Italia por un supuesto delito de sobrecostes en la construcción del puente de la Constitución de Venecia.

También fueron absueltos por el tribunal -cuya decisión será recurrida por la acusación, según informaron medios locales-, tres ingenieros del ayuntamiento veneciano que estaban imputados junto a Calatrava por los mismos hechos, según han informado a Efe fuentes próximas al arquitecto. La Justicia italiana investigaba el aumento del coste de la construcción, que pasó de los 3,8 millones de euros establecidos inicialmente a cerca de 11,2 millones.

El fiscal Carmine Scarano había solicitado que los acusados indemnizaran al consistorio veneciano con casi cuatro millones de euros.

Calatrava fue enviado a juicio en agosto de 2013 después de que Scarano argumentase la existencia de un crecimiento exponencial de los costes del puente y acusase al arquitecto valenciano y los técnicos públicos Roberto Scibilia, Salvatore Vento y Roberto Casarin de "daño" al erario público.

El proceso fue interrumpido en noviembre de aquel año ya que el arquitecto valenciano interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo de Italia que fue rechazado en septiembre de 2014.

Un puente polémico

La construcción, que une la plaza de Roma con la estación ferroviaria de Santa Lucía y que se convirtió en el cuarto puente del Gran Canal, estuvo envuelta en polémica desde los inicios del proyecto y sus costes fueron uno de los asuntos más controvertidos. A las críticas de su elevado coste se sumaron las de los retrasos en la construcción, así como los numerosos resbalones y caídas de las personas que lo cruzaban debido a su pavimento en cristal.

Además, dada su falta de accesibilidad para las personas en sillas de ruedas tuvo que construirse posteriormente una plataforma para evitar la barrera arquitectónica que el proyecto inicial no había tenido en cuenta y que ha costado cerca de dos millones de euros.

También su manutención ha sido objeto de críticas debido a que sus peldaños se dañan frecuentemente, sobre todo con el tránsito de turistas con maletas de ruedas, habitual al estar junto a la estación de tren.