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Cien años de la bala que disparó la Gran Guerra

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Centenario del atentado de Sarajevo, crimen que desencadenó la I Guerra Mundial

En el siglo pasado más de 200 guerras arrasaron nuestro planeta. La Gran Guerra, de 1914 a 1918, fue la primera a escala mundial. Su detonante fue el atentado en Sarajevo contra el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austro-húngaro que planeaba suavizar el centralismo y ceder poder a los eslavos, y que, ironías de la Historia, fue asesinado a tiros por un nacionalista serbiobosnio.

Este sábado se cumplen cien años del crimen, que desató una crisis diplomática cuando Austria-Hungría dio un ultimátum a Serbia en el que se involucraron las distintas alianzas internacionales. En pocas semanas, las grandes potencias europeas estaban en guerra y el conflicto se extendió por todo el mundo dando comienzo el 28 de julio de 1914 a la I Guerra Mundial.

El autor del tiroteo, Gavrilo Princip, divide todavía a día de hoy a serbios, croatas y musulmanes bosnios, considerado por los primeros un héroe, y por los otros un terrorista.

Conflicto por Bosnia Herzegovina

El bisnieto de Francisco Fernando, Nikolaus Hohenberg, ha señalado en una entrevista a Efe que el archiduque "sentía que era imposible mantener la lealtad de sus súbditos en este grandísimo Estado, tan multinacional, si se iba a gestionar de forma centralista", por lo que el heredero al trono de los Habsburgo defendía cederle más poder a las naciones eslavas que conformaban este gran Imperio centroeuropeo.

Francisco Fernando quiso evitar que la monarquía "saltara en pedazos" y uno de los puntos de su agenda era "darle más autonomía a los eslavos en la parte sur, a los croatas, serbios, bosnios", cuenta el nieto de uno de los tres hijos del archiduque en la entrevista en Praga.

El heredero del emperador Francisco José estaba en contra de la gestión centralista decretada en 1848 con la monarquía "bicéfala", por la que el jefe de la monarquía era emperador de Austria y rey de Hungría, explica Hohenberg.

Si había algo que Francisco Fernando particularmente sentía era "que debería romper la excesiva centralización de los húngaros, que estaban gestionando un Estado por su cuenta", asegura este austríaco de 53 años, un asesor financiero afincado en Londres.

Finalmente, el Imperio acabó hundiéndose en una guerra iniciada justo por el conflicto con Serbia y los nacionalistas eslavos por el control de Bosnia Herzegovina.

Detractores en su familia

El archiduque no siempre encontró apoyo en su propia familia reinante, donde el elemento nacionalista alemán y húngaro eran muy fuertes.

Las reformas que pretendía eran de excesivo calado, también para Francisco José, en el trono desde 1848. "El emperador era demasiado viejo para cambiar las cosas y esto le hacía impaciente, con lo que a veces perdía las riendas", recuerda Hohenberg.

Entre sus principales detractores dentro de la familia estaba los miembros de la poderosa rama de los Habsburgo de Teschen, de la que procedía la reina de España y madre de Alfonso XIII, María Cristina.

En ese sentido, Hohenberg opina que a Francisco Fernando nunca le perdonaron que contrajera matrimonio "morganático" -entre desiguales-, con la condesa bohemia Sofía Chodek.

En todo caso, el emperador Francisco José (1832-1916) se dio cuenta que su sobrino era un hombre de gran talento, por lo que decidió no excluirlo de la sucesión. Para ello, se llegó a un compromiso por el cual los hijos de ese matrimonio "morganático" no podrían heredar la corona.

Pero el 28 de junio de 1914, el heredero del imperio austro-húngaro y su esposa fueron asesinados a tiros mientras recorrían en coche las calles de Sarajevo.

El conflicto bélico más mortífero

Los dos bloques opuestos en la contienda eran la Triple Alianza, formada por las potencias centrales (el Imperio Alemán y Austria-Hungría) y la Triple Entente (Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso). Italia, que había sido miembro de la Triple Alianza, no se unió a las Potencias Centrales porque Austria, en contra de lo pactado, fue la nación que desencadenó el conflicto.

Ambas alianzas sufrieron cambios y fueron varias las naciones que acabarían ingresando en las filas de uno u otro bando según avanzaba la guerra: Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras el Imperio Otomano y Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales (Triple Alianza).

Casi 9,5 millones de soldados muertos o desaparecidos, 21,2 millones de heridos y 7,6 millones de prisioneros de guerra de un total de 73,8 millones de militares movilizados es el balance, sin incluir a las víctimas civiles, que convierten la I Guerra Mundial en uno de los conflictos bélicos más mortíferos de la historia de la humanidad.

La I Guerra Mundial fue la primera industrializada, y la primera en el uso de armas químicas. Aunque finalizó el 11 de noviembre de 1918 con la victoria de los aliados, su rastro permanece casi un siglo después con paisajes radiactivos contaminados y millones de toneladas de municiones en los océanos.