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Los adolescentes "no detectan las actitudes" de la violencia de género

  • Los menores de edad identifican la violencia de género pero no las actitudes
  • Las víctimas no hablan de violencia de género, sino de problemas con su pareja
  • El 016 es el número de atención a las víctimas, no deja rastro en la factura

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Teléfonos de atención a víctimas de violencia de género

Del Ministerio de Sanidad y Política Social :

016 (gratuito y no deja rastro en la factura telefónica)

Para menores de 18 años:

900 20 20 10 (teléfono de ANAR, gratuito y confidencial)

Para adultos:

600 50 51 52 (de ANAR para orientación sobre un menor con problemas)

“Ya casi al final de la relación lo empecé a notar, pero los síntomas de que algo iba mal habían empezado mucho antes”. Así recuerda Alicia la relación de pareja que con 16 años la llevó a quedarse aislada y abandonar su propia vida durante cinco años, sin ser consciente de ello. Con 26 años y después de romper esa relación de maltrato psicológico, ha conocido a otra persona y en esta ocasión ha “ganado libertad”,  elige lo que quiere hacer, toma sus propias decisiones y comete sus  propios errores.

“Una persona que te quiere no te va a decir lo que tienes que hacer,  ni te va a dejar de querer porque no hagas lo que te dice”, asegura  Alicia, que no solo ha conseguido recuperarse, sino que además se ha formado  como psicóloga y ahora colabora con una fundación en talleres para la prevención de los malos tratos en colegios, institutos y universidades.

Los psicólogos especializados en atención a las mujeres que han sufrido la violencia de género coinciden en que la víctima deja, de forma inconsciente, en manos de su pareja las riendas de su propia vida. Si además la víctima es una adolescente, la vulnerabilidad aumenta.

Un estudio realizado por el Ministerio de Igualdad del anterior Gobierno y la Universidad Complutense en 2011, apunta a que un 4,9% de chicas adolescentes ya ha sido víctima de algún tipo de violencia y que una de cada cinco puede ser víctima de malos tratos porque justifica el sexismo y la agresión como forma de enfrentarse a los conflictos.

En total, 32.242 mujeres sufrieron la violencia de género en España en 2011, según el INE, y de ellas, 571, es decir un 1,7%, tenían menos de 18 años.

Aumentan los casos entre menores de edad

Las administraciones públicas y entidades que trabajan en el apoyo a las víctimas perciben además un preocupante aumento de casos entre las chicas menores de edad. La Comunidad de Madrid ha puesto en marcha recientemente una unidad especializada en la atención a mujeres adolescentes en la que colaboran las fundaciones ANAR y Luz Casanova.

El informe de la fundación ANAR revela que 927 menores que sufrían la  violencia de género en su entorno o por parte de su pareja llamaron a su  teléfono en 2012 lo que implica un aumento del 17% sobre el año  anterior. Desde ese mismo informe se percibe que los malos tratos aparecen a edades cada vez más tempranas.   Un 58,9% de las llamadas que recibieron en 2012, correspondían a   menores que tenían 17 años, un 19,1% tenían 16 años, pero lo que más   “asusta” es comprobar que el 12% de las llamadas procedían de niñas de   13 a 14 años de edad.

Los psicólogos que trabajan con las víctimas coinciden en señalar que todavía hay referentes en la sociedad con “mensajes machistas” que podrían estar detrás del aumento de casos, desde  canciones hasta anuncios publicitarios, que hablan de relaciones “no muy igualitarias”, en las que ellas son controladas y renuncian a ciertas cosas. Así lo explica la psicóloga Olga Barroso de la fundación Luz Casanova, que coincide en expresar su preocupación por el aumento de casos.

“Un día me llegaron 40 llamadas perdidas suyas, yo  no estaba haciendo nada, pero cuando le cogí el teléfono me puso a parir  diciéndome que dónde estaba y que con quien le estaba poniendo los  cuernos”. Alicia tenía 19 años y estaba en Irlanda aprovechando una beca  de inglés.

Una parte de la violencia que es "invisible"

Los celos son vistos como un acto de amor por muchas adolescentes, explica la subdirectora del teléfono ANAR, Diana Díaz, que alerta de como “hay una parte de la violencia de género que es invisible. Las adolescentes cuentan que tienen un problema con su novio está muy  mal y sufren los efectos de la violencia, pero no lo identifican como  tal sino que la justifican por amor", señala en relación a las primeras llamadas que hacen para pedir ayuda.

Así, en un repaso al repertorio de las canciones más escuchadas y coreadas por los adolescentes, la dependencia y el control se confunden con amor.   Hay letras como “Blanco y Negro” de Malú con frases como: “Eres tú   quien me hace llorar pero solo tú quien me puede consolar”, aunque al   mismo tiempo, la cantante tiene otro tema contra la violencia de género   titulado “Ni un segundo” donde una mujer se libera del maltrato.

No detectan las actitides de desigualdad y todo aquello que no se detecta es tolerado

Diana Díaz está de acuerdo en el hecho de que si ha habido un aumento de los casos, probablemente “indique que es un tema que no se está resolviendo de forma adecuada”. Gracias a las campañas contra la violencia de género, los adolescentes saben lo que es, sin embargo “no detectan las actitudes de desigualdad y todo aquello que no se detecta es tolerado”.

Lo cierto es que los estudios realizados a nivel internacional han comprobado que no hay coincidencia entre los diferentes mensajes que reciben los adolescentes. Por ejemplo, el modelo de la familia es distinto al de la escuela, y al de las series de televisión.

La relación comienza sin violencia

Piensas que si se pone celoso es porque te quiere, también por ejemplo si te dice que no te puedes poner determinada ropa porque te van a mirar muchos chicos y así, poco a poco, te va quitando libertades, es algo muy sutil”. Alicia recuerda los inicios de su relación, como “tenía que volver con él a su casa” y salir “cuando a él le pareciera oportuno”.

El informe ANAR sobre Violencia Infantil en España en 2012 revela que un 67,4% de las adolescentes que llamaron al teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes porque sufrían violencia de género por parte de su pareja, no eran conscientes de los riesgos que estaban corriendo.

En una primera fase de la relación los maltratadores van a querer “controlar” a la persona y para eso, primero quieren conseguir un acercamiento, por lo que habrá una primera fase de “no violencia”, explica la psicóloga Olga Barroso. Después tienen que ir aplicando más violencia, ya sea física o psicológica, “pero hasta que eso llega “pasa un tiempo”.

Es muy duro admitirlo, pero esa persona no te puede querer

Alicia cuenta como su pareja le repetía que la quería y que la necesitaba y como, aunque fue muy duro, finalmente tuvo que admitir que esa persona no le podía querer.

La víctima no advierte en un primer momento que esté con un maltratador, ve que le cuida, le acepta, y es entonces “una vez la relación está en ese punto” cuando empiezan manifestaciones de la violencia “muy sutiles, pero todavía conciliables con una relación, en la que un día hubo un problema” algunas señales que la víctima no percibió.

El primer contacto con las víctimas

Diana Díaz explica que cuando las adolescentes llaman por primera vez no hablan de una situación de violencia de género sino de problemas sentimentales con su novio. De ahí la importancia de que el psicólogo escuche a la menor, se ponga en su lugar y “esté muy preparado para identificar a través de una primera exploración que hay algo más”.

Por eso, lo primero que intentan enseñar a las mujeres que acuden para recibir asistencia psicológica en la Fundación Luz Casanova es que lo principal es que si ellas tienen una relación de pareja y esa persona “no es capaz de identificar” que la otra persona tiene necesidades distintas a las suyas, “hay un problema”.

Por ejemplo, si un día al llegar a casa, con dolor de cabeza, sin ganas de hacer otra cosa que descansar y pese a que ha expresado su malestar la pareja pretende que le acompañe al cine, sin identificar que puede tener necesidades distintas, ya hay un problema.

Barroso cuenta como el psicólogo tiene que acercarse, para que ellas sepan que "no las va a juzgar" y es entonces, una vez logrado ese grado de mayor confianza con personas a las que no conocen, cuando pueden llegar a contar, por ejemplo, que su pareja les han insultado o empujado.

La labor del profesional amortigua el sufrimiento de la víctima en esa primera petición de ayuda, ayudándole “a tomar conciencia de su situación”, en una “fase muy importante de contención de su emoción y angustia”, donde el psicólogo, explica Diana, le ayuda a expresar sus emociones y a entenderlas.

“Una de las situaciones más graves que se pueden sufrir”

La psicóloga Olga Barroso ofrece una definición de la violencia de género tan breve como contundente: es un proceso traumático que sobrepasa los recursos naturales que las personas tienen para estar bien.

Hay que recuperarse de humillaciones y malos tratos, de “una de las situaciones más graves que pueden sufrir las personas”, peor que una tortura en la guerra, sentencia Olga Barroso, porque en las relaciones íntimas la violencia procede de alguien que te tiene que proteger y sin embargo te daña, alguien con quien que además, la propia víctima ha elegido estar.

Para recuperarse por completo de una relación con violencia de género es necesaria una atención específica, que lleve a la víctima a reflexionar y a lograr una buena conceptualización de si misma. El proceso de recuperación llevará cómo mínimo entre  nueve meses y un año.

No existe un perfil, le puede pasar a cualquiera

No existe un perfil, “le puede pasar a cualquiera”, en todas las clases sociales y todos los niveles de cultura, sea cual sea el entorno familiar, existe la posibilidad de sufrir la violencia de género.

Sin embargo, la mujer que tiene una buena estructural emocional o una familia que la protege logra recuperarse antes porque es más probable que alguien le ayude y “sea rescatada”. Es el caso de Alicia, que reconoce el papel clave de su padre para iniciar el proceso de recuperación.

Diana Díaz quiere terminar la entrevista con un mensaje positivo: “El hecho de ser una persona que está sufriendo una situación de violencia de género no quiere decir que lo seas para toda tu vida”. Para la recuperación, eso sí, hay que dar “muchos pasos”.

El trabajo con los adolescentes, sobre relaciones afectivas saludables, y el respeto como punto de partida en cualquier relación, son la base para una nueva vida.