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Cilia Flores, la mujer del chavismo que aspira a primera dama de Venezuela

  • La abogada de Chávez y pareja de Maduro podría ser la próxima primera dama 
  • Ha sido presidenta de la Asamblea Nacional y procuradora de la República 
  • Se desconoce hasta dónde podría llegar su poder si Maduro gana el 14 de abril

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Continúa la campaña en Venezuela a una semana de las presidenciales

Cilia Flores es la mujer del chavismo. La única figura femenina que, junto a la cúpula política y militar, empuñó la espada del Libertador Simón Bolívar sobre el féretro de Hugo Chávez durante el funeral de Estado. Una imagen que simboliza el poder de la llamada a ser la próxima primera dama de Venezuela si, como pronostican las encuestas, su pareja, Nicolás Maduro, vence en las elecciones presidenciales del 14 de abril.

Flores, de 60 años, fue la primera mujer a la cabeza del Poder Legislativo. En 2006, relevó a Maduro en la presidencia de la Asamblea Nacional. Antes, había sido diputada y la abogada que ayudó a un desconocido cabecilla golpista llamado Hugo Chávez a ganar el juicio que le sacó de la cárcel en 1992. Empezó entonces una escalada de poder que ha durado dos décadas y que podría culminar en el palacio de La Casona.

"Yo le he dicho a ella que no va a ser la primera dama", ha advertido el presidente interino en uno de sus discursos. "Que se prepare para ser la primera combatiente de la patria, la primera patriota, la primera socialista, la primera mujer del pueblo en los barrios en las calles", ha asegurado.

Consejera, ministra, presidenta del Supremo...

Hay quién especula con que Flores, una jurista reconocida, podría ser la mejor consejera de Maduro e incluso la verdadera piloto del Gobierno venezolano. Tampoco se descarta que pueda desempeñar algún cargo como ministra o, dada su carrera legislativa, presidenta de la Corte Suprema.

Siempre permaneció dentro del círculo más íntimo del chavismo y demostró su apoyo incondicional al presidente comandante. Hasta su muerte, resistió como procuradora las presiones para que se declarase incapacitado al mandatario, tan enfermo en sus últimos meses de vida que no logró asumir la presidencia que había ganado meses antes.

"Ha sido una excelente funcionaria por cumplir las instrucciones del  presidente al pie de la letra.  Ella va a ser el brazo fuerte de Maduro, tiene autoridad, capacidad de mando, y es una mujer que avanza silenciosamente", aseguraba un alto mandatario de la  Asamblea Nacional que trabajó cerca de Flores, según informa Reuters.

Silenciosa, sobria e implacable

Licenciada en derecho por la universidad privada de Santa María, en Caracas, se ganó la fama de implacaba durante su etapa como jefa del Legislativo. Entre 2005 y 2010, la disidencia creció y los opositores al chavismo llegaron a ocupar el 40% de los escaños del Parlamento.

En aquellas votaciones quedó reflejada la protesta ciudadana contra los legisladores, a quienes acusaban  de ignorar los problemas fundamentales del pueblo, como la inseguridad  provocada por el crimen, los problemas de servicios públicos y la  inflación.

Y fue entonces cuando Cilia Flores se reafirmó como uno de los "brazos fuertes" del chavismo reprimiendo el auge de la disidencia.

"Tiene un carácter fiero, valiente. En casa es exactamente como se la  ve en el parlamento", aseguró Maduro, que bromeó durante su reciente  gira con tener siempre la última palabra, para decirle a su esposa  "Tienes razón, querida".

Flores mostró su determinación liderando la decisión de permitir  sólo a los medios estatales la cobertura de los debates en la Asamblea,  después del regreso de los opositores a la cámara en 2011.

En una ocasión, Flores cortó el micrófono a otro diputado al grito de "¡Fuera de orden!", zanjando así las protestas de éste respecto a la falta de compromiso del gobierno con los problemas diarios de los votantes.

Cambio de vestuario y papel

En las últimas semanas, Flores ha cambiado su indumentaria, de los elegantes conjuntos que vestía como juristas, a la gorra tricolor, botas de campaña, vaqueros y ropa 'casual', al unirse a la gira de Maduro por las provincias de Venezuela.

"La derecha cree que el comandante Chávez perdió su batalla contra la  enfermedad", dijo en una ocasión en la gira. "Pues bien, se equivocan  de nuevo. El Presidente no murió, se multiplicó, ¡Se hizo inmortal! ¡Y  aquí está, con la fuerza de millones de nosotros!".

Ls obligaciones proselitistas de Maduro la han hecho ponerse bajo los focos y sujetar con firmeza el micrófono. El presidente encargado se ha encargado de presentarla como una mujer nacida en un rancho con suelo de barro y acosada por la policía por su incondicional apoyo a Chávez.

Pero sus críticos no quiren que se olviden otros puntos de su currículum. La han acusado de utilizar su influencia para asegurar puestos de trabajo  a docenas de familiares y asociados, entre los que se encuentran cuatro  hermanos, dos sobrinos, dos primos y su exmarido y padre de sus hijos.

Flores se defendió de estas acusaciones de conducta inapropiada  alegando que se siente "orgullosa de que formen parte de mi familia y  los defenderé como trabajadores de la Asamblea", acusando de chantaje a  los periodistas que publicaron las acusaciones.

En una sociedad tan polarizada como la venezolana despierta amores y odios. Ante sí tiene el reto de aportar su grano de arena a la difícil construcción de un nuevo chavismo, aún incipiente y difuso sin Hugo Chávez.