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Draghi telefoneó a Napolitano ante los rumores de una dimisión que había que evitar

  • Hay que evitar dejar el país acéfalo, manifestó el gestor de los dineros
  • Los mercados no lo habrían digerido bien con un Gobierno en funciones

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Posiblemente nunca se lo planteó en serio. Pero  su actitud del viernes levantó la sospecha entre sus colaboradores y, en pocas horas, todo el país hablaba de la posible dimisión de Napolitano.

El recelo corrió como reguero de pólvora en campo minado. Esto provocó que el mismo presidente del Banco Central Europeo, telefoneara a su amigo Napolitano. Mario Draghi no salía del susto de Chipre y temió la implosión italiana.

Hay que evitar dejar el país acéfalo, manifestó el gestor de los dineros. Con gobierno en funciones, sin parlamento con una mayoría y sin jefe del estado, los mercados no habrían digerido bien esta situación. Los partidos deben entender los riesgos que corre Italia si persisten en su obstinación de no encontrar puntos de consenso, sentenció.

Napolitano y Draghi son viejos conocidos. Posiblemente no habría hecho falta esta llamada. Pero  con ella Draghi quiso subrayar que los tiburones no hubieran jamás interpretado su abandono como una solución sino como una acato a la impotencia.

Beppe Grillo exulta de emoción: hemos ganado nosotros proclama a los 4 vientos en Internet mientras sigue desperdigando inmundicia contra políticos y periodistas.

Juristas, banqueros, financieros y políticos conforman la comisión institucional y la económica que  debe buscar los puntos de encuentro sobre asuntos urgentes. Napolitano ha dado una lección de cómo se puede seguir exprimiendo las vías democráticas antes de  arrojar los muebles al fuego.

Una vez acordadas las prioridades llegará el momento de elegir el nombre del próximo primer ministro, el que parece llamado a abrir la Tercera República con la inseguridad habitual de la  política italiana.