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Giambattista Valli y Stella McCartney, las dos caras de una mujer

  • El italiano construye una colección lujosa y femenina
  • La diseñadora traslada códigos de la sastrería maculina
  • Paco Rabanne rejuvence sus prendas metálicas
  • Además, Loewe, Givenchy, Galliano, Chloé y Céline

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Desfile de Giambattista Valli
Desfile de Giambattista Valli.

En poco tiempo se ha hecho un hueco en el prêt-à-porter y en la alta costura. Giambattista Valli sigue su propio camino, a caballo entre los grandes de modistos y las nuevas inquietas agujas.

La colección para el otoño e invierno de 2013/14 mantiene algunos de sus gustos pero avanza hacia un estilo mucho más complejo. En el desfile vemos sus adorados estampados salvajes. Leopardo y cebra se ven por completo o en parches estratégicamente situados en vestidos negros.

La naturaleza aporta motivos agresivos pero también otros delicados. Abrigos en seda de tono verde agua se dejan bordar con cristales que parecen flores de hielo. Todos los tejidos van muy trabajados, con ricos bordados y texturas de metal noble, para estar a la altura de la riqueza de la bandera de tejidos que completa la colección.

Vestidos muy estructurados con estampado de flores en tonos fuertes rivalizan en poderío con otras prendas en rojo intenso, casi flúor. En su apuesta por el lujo máximo, Valli propone abrigos y chalecos en piel. Vemos visones y astracán, que tan pronto se convierten en una prenda como sirven de motivo decorativo, o parche, para vestidos sencillos o en una trenca. Los cuellos de los vestidos y tops son generosos, románticos, casi como los de un pierrot.

Masculino singular

Paco Rabanne presenta monos, camisas y minifaldas en piezas metálicas o malla, esta vez con un look más joven, casi adolescente. Tanto, que algunas prendas parecen un uniforme de colegio. Sin abandonar su trazo urbano, Stella McCartney ahonda en la sastrería masculina más clásica para fundir conceptos en busca de un nuevo discurso. El color se deja de lado para reinterpretar los patrones varoniles y darles un nuevo look sin ayuda de una carta de colores tradicionalmente femeninos.

La silueta amplía sus formas con prendas de abrigo de gran tamaño. Plumíferos y abrigos descaradamente masculinos se lleva en talla XXL y los jerséis aspiran a ser vestidos en formato extra-large.

Gris, negro y blanco rastrean en busca de nuevas texturas y estampados, en especial de raya diplomática. Entre camisas y blazers se cuelan vestidos palabra de honor y minifaldas, siempre en convivencia pacífica con el resto del armario.

Un armario invernal que permite, con elegancia, que se cuelguen prendas en blanco de claro estilo deportivo. Camisas, pantalones y vestidos llevan un patchwork de estampados que la diseñadora toma prestado del universo skate. Ese look sport se acentúa en prendas de aires sofisticados que llevan elásticos en la cintura o en el escote, creando siluetas que se pegan o despegan al cuerpo sin miedo.

El feliz papá, Paul McCartney, y su esposa Nancy Shevell ocuparon la primera fila junto a los cantantes Bono y Marianne Faithfull, la modelo Natalia Vodianova y Nicole Ritchie.

Suspiros de España

La ciudad de Bilbao inspira la propuesta de Loewe de claro estilo arquitectónico. Los estampados gráficos destacan en una colección marcada por la intensidad cromática. Rojos fuertes, negro azabache, azul cerámico y crudos se mezclan en prendas realizadas con juegos de patchwork geométricos. Pero no solo la ciudad del Guggenheim marca la propuesta de la casa.

La escuela Real Ecuestre de España, la alfarería andaluza del siglo XIII- en especial la trianera- y los interiores de los castillos de la piel de toro prestan sus códigos a prendas de caracter deportivo, como las sudaderas, y a otras que recogen lo mejor de la sastrería. La napa clásica de la firma convive con otra de pelo largo, que es la gran novedad, que hace del nuevo Amazona un objeto de deseo.

Llega la calma

El fin de semana ha sido un mix de tendencias y estilos. Givenchy, que se suma a la moda de cubrir la cabeza de las modelos, recrea el aire desenfadado de las culturas itinerantes, un aire soft, desprecupado y volátil. Lo mejor: las sudaderas con la imagen de Bambi.

La casa Galliano firma una colección oscura y urbana, con tejidos que recuerdan a la piedra y al granito, a veces en degradé de tonos opuestos. En Chloé se utilizan códigos de prendas de carácter masculino como chaquetas, chalecos, capas y petos para reinterpretarlos con un discurso femenino, casual y chic.

En Céline destaca una paleta de colores suaves, muy luminosa, y también las prendas de estilo hand made. Tejidos naturales acompañan a colores que también lo son, como verdes y azules. Los patrones con falsos nudos (falsos anudados) y los escotes y complementos de corte geométrico rompen el guion de lo natural.