Enlaces accesibilidad

La Unión Europea busca un acuerdo contra reloj para la creación del supervisor bancario único

  • España y Francia quieren que 6.000 bancos queden bajo su lupa
  • Alemania se opone a incluir a las entidades de menor tamaño

Por
De Guindos, optimista ante la reunión del Ecofin sobre la supervisión bancaria

Los ministros de Economía de la Unión Europea (Ecofin) intentan esta tarde salvar sus diferencias para lograr un acuerdo a contrarreloj sobre las bases legales para la creación de un supervisor bancario para la zona del euro, con el objetivo de tener un consenso antes del 1 de enero.

Los Veintisiete buscan cerrar un pacto de cara a la cumbre de líderes europeos que se celebra mañana y el viernes, en la que se debería dar luz verde definitiva al supervisor bancario único para cumplir con el plazo acordado. 

Sin embargo, los países mantienen amplias discrepancias en temas clave como si excluir o no los bancos de menor tamaño de la supervisión conjunta que ejercerá el Banco Central Europeo (BCE), tal y como exige Alemania.

Otros países como España y Francia abogan por la inclusión de los 6.000 bancos  que hay en la eurozona bajo el paraguas del supervisor bancario único,  aunque se han mostrado dispuestos a aceptar una aplicación gradual de su  control.

De Guindos confía en el acuerdo

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, se ha mostrado confiado en que se cierre un acuerdo que permita la creación del supervisor bancario único para la zona del euro, para lo que considera necesario que se establezca un "plan" con fechas precisas.

"Espero que hoy tengamos un acuerdo, creo que se ha avanzado bastante. Quedan algunos puntos abiertos, pero espero que alcancemos un acuerdo y que mañana el Consejo Europeo lo pueda refrendar", ha señalado De Guindos a su llegada a la reunión.

El último compromiso de la presidencia chipriota de turno proponía que el BCE solo supervisara directamente a los bancos de la eurozona y de otros países que quieran participar en el futuro mecanismo cuando estos superen los 30.000 millones de euros en activos o el 20% del PIB del Estado miembro participante. 

La presidencia chipriota propuso además que los bancos que tengan filiales en al menos tres Estados miembros participantes también serían supervisados directamente por el BCE.

Temores de Londres

Otros elementos que quedan por aclarar es la cuestión de la participación de los países de fuera del euro en el supervisor, que piden ser tratados en igualdad de condiciones, y la separación estricta de las funciones de supervisión y de política monetaria del BCE.

Reino Unido, por su parte, exige tener más poderes en la toma de decisiones, sobre todo en la Autoridad Bancaria Europea (ABE), que seguirá definiendo los estándares técnicos para la supervisión bancaria, y que toma sus decisiones por mayoría cualificada. Londres teme quedar marginado si los países participantes en el supervisor bancario forman un bloque común, por lo que se ha planteado un sistema de doble voto para compensar a los que queden al margen, que no cuenta con el apoyo de varios países, entre ellos Alemania.