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Los estados clave dan la victoria a Obama

  • El presidente gana en ocho de nueve de los 'puntos calientes'
  • Las victorias de Ohio iy hizo que le proclamaran ganador
  • El triunfo en Michigan, Pensilvania y Wisconsin cimentó su victoria
  • La remontada en Virginia y el agónico triunfo en Florida, las guindas

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En los días previos a las elecciones presidenciales de 2012, el 'gurú' de las encuestas del New York Times,  Nate Silver, era objeto de críticas por buena parte de medios y analistas estadounidenses por dar a Barack Obama más de un 80% de probabilidades de victoria pese a estar casi empatado con Mitt Romney en las encuestas.

Le reprochaban que detrás de sus datos estadísticos existía un sesgo ideológico, que hacía que el candidato demócrata pareciese mejor situado de lo que en realidad lo estaba para ganarse otros cuatro años en la Casa Blanca.

La respuesta de Silver, confirmada por los resultados de los comicios del 6 de noviembre, era la siguiente: daba igual que Obama y Romney estuviesen a la par en voto popular -como de hecho han estado- porque el demócrata tenía una posición mucho más holgada en los estados clave, que a la postre otorgan la victoria.

Así, la escasa victoria en voto popular crece exponencialmente en el colegio electoral: más de 300 ( a la espera de Florida) frente a los 206 del candidato republicano.

El secreto de este amplio margen se encuentra en el duro trabajo puerta a puerta de la organización demócrata, que se ha demostrado mucho más efectiva que la republicana a la hora de llevar a las urnas a sus votantes -latinos, afroamericanos, mujeres y jóvenes- en los condados que marcan las diferencias.

Michigan y Pensilvania abren el camino

Las primeras señales de que Obama estaba bien situado para una victoria llegaban de Michigan, el estado que más se benefició del plan de rescate de los gigantes de automoción del presidente demócrata en 2009, que ha cimentado su apoyo entre los votantes blancos de clase obrera en el norte de Estados Unidos, que a la postre ha sido definitivo.

Tras ser rápidamente asignado, pronto cayó Pensilvania, el objetivo de última hora de Romney para compensar una cada vez más probable derrota en Ohio.

Allí, la ventaja de Obama en las grandes ciudades como Pittsburgh y, sobre todo, Philadelphia (ahí ha ganado Obama con un 85% de voto) ha compensado de sobra la victoria de los republicanos en los condados del interior.

Wisconsin y Nuevo Hampshire afianzan a los demócratas

Pero fueron dos estados, uno mediano (Wisconsin) y otro pequeño (Nuevo Hampshire), los que abrieron definitivamente el camino de la victoria de Obama

En el primero, la tierra del 'ticket' de Romney, Paul Ryan, los republicanos habían puesto sus esperanzas, sobre todo tras el éxito del gobernador de este partido, Scott Walker, en el referéndum que buscaba destituirle tras su enfrentamiento con los sindicatos de funcionarios.

Los datos muestran que, en efecto, los republicanos han avanzado hasta situarse a apenas cinco puntos de los demócratas, logrando imponerse en condados como Green Bay, en el norte del país. Sin embargo, Milwakee y Madison, las ciudades fuertes del estado, siguen apoyando a los demócratas con una mayoría abrumadora que asegura su victoria de nuevo.

Lo mismo se puede decir de Nuevo Hampshire. Romney consigue remontar en condados importantes, como Hilsborough, en el sur, pero gana con una distancia tan escasa que no puede compensar la ventaja demócrata en sus feudos tradicionales, en este caso el condado de Strattford. La ventaja se ha quedado en torno a los seis puntos.

Iowa y Ohio, las victorias definitivas

El salto definitivo se produjo, sin embargo, con el escrutinio en los dos estados que cerraban el camino más corto para la reelección de Obama: Iowa y Ohio.

El estado del centro del país, donde Obama empezó su despegue en las primarias de 2008 y en el que cerró la campaña fue el penúltimo paso hacia su victoria, con una victoria de nuevo de cinco puntos cimentada en los núcleos urbanos de Des Moines y Davenport.

Pese al apoyo del principal periódico del estado, el Des Moines Register, a Romney, Obama ha seguido manteniendo el apoyo de un estado al que la crisis le ha tratado relativamente bien y con un alto porcentaje de población con estudios superiores, un electorado que le es propicio.

Con los seis votos de Iowa, al candidato demócrata solo le hacían falta los 18 votos de Ohio para superar la barrera de los 270 votos.

Obama empezó con ventaja pero Romney fue recortando poco a poco hasta colocarse pisándole los talones. No fue suficiente. El retraso del escrutinio en su feudo demócrata de Cleveland, en el norte del país, hizo que las grandes cadenas de televisión proclamasen su victoria a nivel nacional.

La clave estaba al otro extremo: el condado de Hamilton, en torno a Cincinnatti, respaldó a Obama por cinco puntos, sellando su victoria pese a la movilización del electorado rural republicano. Los resultados en la capital del estado, Columbus, y Toledo, no hicieron más que confirmar la división entre población rural y urbana en un estado considerado el espejo de Estados Unidos.

Nevada y Colorado, promesas del oeste

Cuando la fiesta ya estaba desatada en Chicago se produjeron dos nuevas victorias en el medio oeste, Nevada y Colorado, dos estados tradicionalmente republicanos a los que la población latina ha cambiado, quizá para siempre.

El primer estado, beneficiado por la alta participación en el voto adelantado, era visto como seis votos seguros para Obama y no decepcionó. Reno y Las Vegas han impulsado la victoria demócrata por seis puntos de diferencia.

Más interesante es lo que ha ocurrido en Colorado, auténtico 'laboratorio' de la influencia latina. Los condados de Jefferson y Adams, al lado de Denver, eran la clave para ganar y allí Obama ha conseguido una ventaja de siete puntos. Por eso, la victoria de Romney en Colorado Springs no ha podido compensar el triunfo arrasador de Obama en Boulder y Denver.

Virginia y Carolina del Norte, dos caras de la misma moneda

Mientras, el recuento seguía en dos estados que habían cerrado sus urnas mucho antes, Virginia y Carolina del Norte, los dos enclaves del sur que ganó Obama en 2008 y que eran claves para que Romney siquiera se plantease la victoria.

En ambos el republicano se puso por delante desde muy pronto y en ambos el recuento de las zonas urbanas hizo que el demócrata le pisase los pies.

No fue suficiente la victoria de Obama en Charlotte y Raleigh en Carolina del Norte para compensar la movilización de un estado profundamente republicano.

Virginia, hermana casi gemela, sí cedió ante el empuje de los votantes del norte, funcionarios y afroamericanos procedentes de la expansión de Washington D.C.

Con este estado, uno de los tres 'premios gordos' de los estados clave, Obama pasaba la frontera de los 300 votos electorales y se aproximaba a la predicción de Silver que tanto habían criticado muchos analistas.

Agónico triunfo en Florida

El eterno conflicto de Florida, que ha estado empatado durante todo el recuento, tanto que si la noche no hubiera sido tan favorable para Obama como en el resto de los estados nos habríamos encontrado con la segunda parte de Bush contra Gore en el 2000.

Finalmente Obama ha conseguido los 29 votos y superará los 330 delegados en el colegio electoral. El más importante, su victoria en el condado donde está Tampa, verdadero termómetro del estado, con una ventaja de cerca de seis puntos.

Esto ha estado acompañado por la movilización de los puertorriqueños en Orlando -ventaja de 18 puntos- y el apoyo de los cubanoamericanos de Miami, cuyo respaldo también simboliza el giro de la población latina hacia los demócratas en un 'matrimonio' que puede ser letal para los republicanos en futuras citas electorales.