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Los desfiles de París rinden tributo al eterno femenino

  • Chloé, Giambatista Valli y Ungaro presentan sus propuestas
  • Rojos, blancos y azules recorren las pasarelas

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Desfile de Clare Waight Keller para Chloé celebrado en París.
Desfile de Clare Waight Keller para Chloé celebrado en París.

La colección de Chloé es un estudio del poder del color. El rojo se convierte en la base para crear conjuntos cálidos que van desde el maquillaje hasta el Burdeos. Vestidos de gasa, liviana y envolvente, exhiben un tono distinto en cada una de sus piezas creando un efecto puzzle. El tono nude ayuda a inventar falsas transparencias y las que son auténticas solo dejan ver otros tejidos.

La diseñadora Clare Waight Keller deja que beige y blancos se hagan paso para maxivestidos con rayas que salen del cuello, camisas con flores bordadas o tops plisados con escaleras de color. Una propuesta hiperfemenina marcada por la hegemonía de la falda y en la que el pantalón lucha por tener su hueco en el armario del próximo verano.

Las flores reinan en la pasarela

Los corales, y las aguas que los protegen, inspiran la propuesta de la joven Jeanne Labib-Lamour para la casa Ungaro. Rojos, azules y verdes se estampan formando dibujos abstractos o flores, el motivo fetiche de la casa. La pieza estrella es el vestido que se presenta escotadísimo, con amplias aberturas en la falda y con drapeados, otro de los hits de Ungaro.

Tras la paleta de tonos del mar se hace paso el blanco para desfilar en total look. Vestidos y los pantalones solo permiten adornos en forma de flor que se forman al plegar la tela, y también aplicaciones metálicas. Las camisas llevan grandes cuellos-lazo que se llevan sin atar para dar un aspecto mas relajado.

Para las noches, destellos de oro. La diseñadora lo utiliza en detalles que acompañan a vestidos negros o en grandes lentejuelas que parecen escamas, y caen en degradé sobre vestidos rectos con escote palabra de honor.

Patchwork de tejidos y colores

El oro también se asoma a la pasarela de Giambatista Valli, el diseñador que creó el vestido de novia de Nieves Álvarez, y que precisamente se curtió en Ungaro, aunque sus propuestas son muy distintas.

El blanco es el protagonista absoluto, y se une a verdes tranquilos, metalizados y rosas suaves. El efecto es una colección delicadamente femenina, con flores de todos los tamaños y líneas depuradas.

Destacan los abrigos, pieza clave en los desfiles de Valli, pero ahora los vemos con largos flecos que parecen plumas o con mezclas de colores que proyectan un efecto de caleidoscopio. También llaman la atención los estampados salvajes, en concreto las rayas de las cebras, y las pulseras de gran tamaño que escalan por el brazo.