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Un nuevo baño de sangre en Yemen deja al menos 27 muertos, entre ellos un bebé

  • También han fallecido cinco soldados de la oposición
  • La grave situación, en mitad del enviado especial de la ONU
  • El Gobierno rechaza que Naciones Unidas lleve a cabo una investigación

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Los violentos choques entre los fieles al régimen de Abdalá Saleh y la oposición han vuelto a dejar este lunes un baño de sangre en Yemen por segundo día consecutivo, con la muerte de al menos 27 personas en las ciudades de Saná y Taiz.

El número de fallecidos podría aumentar debido a que, lejos de disminuir, los enfrentamientos continúan en ambas zonas, escenarios de multitudinarias marchas contra el presidente yemení.

Según Efe, en el centro de la capital se ha desarrollado un tiroteo cuando las fuerzas de seguridad y la Guardia Republicana intentaban desalojar a los manifestantes que se dirigían al Palacio presidencial. 

Un grupo de militares partidarios de la oposición y seguidores del general desertor Ali Mohnsen Al Ahmar se han enfrentado con las tropas leales al régimen en unos sucesos similares a los de la víspera, cuando murieron otras 27 personas. 

El uso de armas se ha extendido en los combates y prueba de ello son los ataques con artillería de las fuerzas de la Guardia Republicana, que dirige el hijo de Saleh contra los militares opositores, que a su vez han respondido con el lanzamiento de cohetes "katiusha". 

Fuentes médicas han confirmado que tanto los fallecidos en Saná como en Taiz, en el sur, han sido por disparos, muchos de ellos en la cabeza, y han precsado que entre las víctimas hay un bebé de siete meses y cinco soldados partidarios de la oposición.

El Gobierno yemení se niega a someterse a ninguna investigación

Estos enfrentamientos coinciden con la llegada a Saná del enviado especial de la ONU para el Yemen, Yamal ben Omar, para seguir el desarrollo de la situación en el país, según la agencia oficial de noticias yemení Saba.

El Gobierno de Yemen ha rechazado este lunes en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas que una comisión internacional investigue los abusos cometidos en la represión de las manifestaciones que tienen lugar desde principios de año en ese país y reclaman reformas democráticas.

"Nos parece poco coherente", ha respondido el ministro yemení de Asuntos Exteriores, Abu Bekr Abdullah Al Qirbi, en su presentación en el CDH, que aborda este lunes la situación en varios países donde han surgido movimientos ciudadanos democráticos que reclaman un cambio de régimen.

Como alternativa, ha propuesto "impulsar el diálogo nacional para poner fin a la crisis y crear una comisión nacional independiente formada por todos los grupos políticos".

Investigación

Por otro lado, su visita queda al margen de la creación de una comisión internacional independiente, propuesta de este enviado, que ha sido rechazada por las autoridades.

Pese a ello, la misión del enviado de la ONU ha presentado el CDH el resultado de su trabajo, en el que se confirma que las "protestas pacíficas que reclaman mayores reformas y el fin de la corrupción fueron sofocadas con el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza letal por parte del Estado".

En ese sentido, sostiene que "cientos han sido asesinados y miles sufrieron heridas, incluso amputaciones".

La misión también ha corroborado que existen paralelamente grupos armados, algunos vinculados a la red terrorista Al Qaeda, que luchan por hacerse con el poder, lo que ha llevado a que el gobierno haya perdido "el control efectivo de partes del país y dentro de algunas ciudades importantes".

Asimismo, ha acusado a los que "intentan retener el poder" de buscar deliberadamente "castigar y causar un grave sufrimiento a la población civil cortándole el acceso a servicios básicos, como la electricidad, el combustible o el agua".

Al Qirbi ha respondido que "las denuncias de castigos colectivos no son razonables" y aseguró que, por el contrario, las autoridades se han apresurado a reparar las infraestructuras públicas dañadas en "actos de sabotaje".