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Obama busca reinventar su discurso en Oriente Medio tras las revueltas árabes

  • El presidente de EE.UU. se dirige al mundo musulmán dos años después
  • Las contradicciones de su política hasta ahora le restan credibilidad
  • Apuesta por ayudas económicas para los países que se sumen a la democracia

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"Si elegimos estar atados al pasado nunca nos moveremos hacia adelante y por eso quiero decirle particularmente a la gente joven de cada fe, de cada país: Vosotros, más que nadie, tenéis la capacidad de rehacer este mundo".

Estas palabras de Barack Obama en junio de 2009, en su famoso discurso en la Universidad de El Cairo, han tenido un eco cuya dimensión ni él mismo podía imaginar en este 2011: una tras una, las sociedades de los países árabes se están rebelando contra regímentes opresores que durante décadas se habían visto como inamovibles...precisamente por sus alianzas con Estados Unidos.

Casi dos años después, el presidente de Estados Unidos se encuentra este jueves con una tarea igual de inimaginable: convencer a esas mismas sociedades que el "nuevo comienzo" que avanzaba ha sido respaldado por los hechos.

En los últimos 24 meses Obama ha intentado sin éxito revitalizar el proceso de paz en Oriente Medio, no ha intervenido en la caída los dictadores de Túnez y de Egipto -aunque en este caso su presión de última hora pudo ser fundamental-, trata de contemporizar con la monarquía de Baréin pese a su sangrienta represión y hasta los últimos días ha cuidado sus palabras para referirse al aplastamiento de las revueltas por parte del régimen sirio.

Misión 'casi' imposible

El resultado es, como señala al New York Times Ghaith al-Omari, antiguo negociador palestino y especialista en la región para la American Task Force en Palestina, "el sentimiento predominante es que Estados Unidos ya no es relevante, porque la primavera árabe está ocurriendo sin la ayuda de Estados Unidos".

No es el único experto que opina así. La analista del estadounidense Council of Foriegn Relations Deborah Jerome consideran que Estados Unidos ha perdido influencia y crebilidad en la región debido a su "planteamientos inconsistentes a la hora de tratar con las revueltas árabes y su incapacidad para salir del estancamiento palestino-israelí".

Esas 'inconsistencias' se ilustran para el analista del periódico británico The Guardian en el papel de la Administración Obama en la caída del régimen de Hosni Mubarak, su orgulloso y elogiado anfitrión en el discurso de 2009.

"El tardío apoyo de Obama a la caída de Hosni Mubarak no impresionó a las revolucionarios egipcios pero enfadó profundamente a la monarquía saudí, que consideró que no era de confianza", resume.

Por eso, considera, su intento de articular ahora una visión coherente del mundo árabe "parece una misión imposible, incluso para un hombre con sus habilidades oratorias e intelectuales".

Dinero frente a contradicciones

Aún así, Obama ha elegido dirigirse al mundo -especialmente al musulmán- en un discurso en la sede del Departamento de Estado en Washington con el que quiere marcar el comienzo de una nueva visión para toda la región.

"Tras haber cicatrizado las heridas de la Guerra de Irak y haber eliminado a Bin Laden, estamos en el comienzo de una nueva página más positiva y un futuro lleno de esperanzas para la política estadounidense en la región", ha asegurado un alto cargo de la Casa Blanca al referirse a la intervención.

Según han explicado estos altos funcionarios, la estrategia de Obama se basará en anunciar una especie de 'Plan Marshall' para la región con el objetivo de fomentar la ayuda económica de los países que avancen en las reformas democráticas, ante la creencia de que el éxito de la transición política dependerá en parte de que se abran "oportunidades de prosperidad económica".

El plan se aplicará inicialmente a Egipto y Túnez -los países pioneros en este proceso de transición-, y buscará promover, en colaboración con las instituciones financieras multilaterales, una mejor gestión y una "transformación fundamental" de la economía de estos países,  que con 400 millones de habitantes en la actualidad exportan en total la misma cantidad que Suiza, con sólo ocho millones.

Para ello, entre otras cosas, EE.UU. apoya reorientar la misión del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), que ya jugó un importante papel en la modernización de las economías del centro y el Este de Europa, para permitir que desarrolle "un papel similar de transformación" en Oriente Medio y el Norte de Africa.

La laguna palestino-israelí

Sin embargo, la abundancia de medidas de apoyo económica no parece que sea acompañada de iniciativas políticas de calado, especialmente en el conflicto palestino-israelí.

Aunque Obama se ha reunido esta semana con el rey de Jordania y ha calificado de "vital" volver a las negociaciones directas entre ambas partes, no se espera que vaya más allá de renovar su llamamiento a ambas partes a volver a las negociaciones.

Con todo, la incógnita es si, pese a ello, apoyará las fronteras palestinas anteriores a 1967, un movimiento con valor más simbólico que real pero que podría calmar a una Autoridad Nacional Palestina muy enfadada con Washington al considerar que la ha dejado sola en su ofensiva para frenar los asentamientos israelíes.

Además, solo 24 horas después del discurso Obama se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y un día después se dirigirá al principal lobby judío en Washington.

Mientras, Fatah y Hamás acaban de firmar un acuerdo de reconciliación nacional que ha sido condenado por Israel mientras que el presidente palestino, Mahmud Abás, busca el reconocimiento unilateral del estado palestino en la Asamblea General de la ONU el próximo mes de septiembre.