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Rafael Alberti, el poeta que dibujaba versos de luz

  • Valladolid muestra una serie de dibujos inéditos de Rafael Alberti
  • La pintura fue la primera vocación del poeta andaluz

Por
Rafael Alberti dibujando
Fundación Rafael Alberti

A la pintura 

A ti, lino en el campo. A ti, extendida

superficie, a los ojos, en espera.

A ti, imaginación, helor u hoguera,

diseño fiel o llama desceñida.

A ti, línea impensada o concebida.

A ti, pincel heroico, roca o cera,

obediente al estilo o la manera,

dócil a la medida o desmedida.

A ti, forma; color, sonoro empeño

porque la vida ya volumen hable,

sombra entre luz, luz entre sol, oscura.

A ti, fingida realidad del sueño.

A ti, materia plástica palpable.

A ti, materia plástica palpable.

A ti, mano, pintor de la Pintura. 

(Rafael Alberti)

El joven Rafael Alberti pasaba horas enteras, absorto y sin darse apenas cuenta del lento morir del tiempo, dibujando en sus cuadernos la belleza luminosa de la bahía de Cádiz.

En ese joven pintor-poeta cabe adivinar ya la pasión firme, como solo pueden arraigar las pasiones en la adolescencia, de su fascinación por el dibujo.

Una vocación que son dos.  Pintura y poesía se funden en Alberti como dos formas de expresión que lejos del ensombrecimiento mutuo, se completaron y brillaron conformando una personalidad única.

Fruto de esta simbiosis nacen sus célebre Liricografías (1954), poemas ilustrados con diez dibujos en color, en las que el gaditano se propone plasmar con el pincel el alma siempre etérea de los versos.

Mil novecientos diecisiete. Mi adolescencia: la locura por una caja de pintura, un lienzo en blanco, un caballete (Rafael Alberti)

El poeta que dibujaba versos también escribió en su exilio bonaerense su célebre obra A la pintura (1948), dedicada a su admirado Pablo Picasso y donde vuelca en forma de poemas, toda su fascinación hacia Zurbarán y Goya.

Los maestros del Museo del Prado, dónde tantas horas pasó, provocaron que naciera en su pecho “aquella ola” llamada arte.

Alberti oculto

Toda la pasión desbordante del artista se refleja en la sensualidad exuberante de los dibujos inéditos que muestra El Alberti Oculto. Diálogo de Venus y Príapo. 

La exposición organizada por la Fundación Municipal de la Cultura (Valladolid) recoge más de 100 documentos, entre dibujos y poemas, que ahora ven la luz. También ahonda en la relación del autor con otro poeta, Jorge Guillén.

En palabras de su viuda, María Asunción Mateo, a la Fundación: "Un atrayente erotismo sustenta esta serie de dibujos del Rafael Alberti más desconocido, íntimo y explícito que se ha mostrado nunca al público. El móvil que lo incita a la creación es su desbordado vitalismo, la insaciable sed de vida a través de su impulso más primitivo y sublime: el deseo. Deseo que, según él, late más allá de las edades”.

Y en mi ardorosa sangre, la inmortal juventud apetecida.

Según describe Mateo, la casi ausencia de color nos traslada a los primeros dibujos del Alberti adolescente, en donde la desnudez de la línea se desnuda todavía más para ofrecernos "la pureza de lo esencial".

“Su frescura, su lírica sensualidad, logra perturbarnos y mostrar así, al igual que en sus versos, la sostenida fuerza, el arrebato que late y lo alienta en estos singulares dibujos”, reflexiona.

En las curvas de estos desnudos postreros se aprecian las características básicas de la pintura de Alberti: optimismo, vitalidad y luminosidad enmarcados con firmes trazos, que causaban asombro ya que mantuvo su prodigioso pulso hasta avanzada edad (Rafael Alberti murió a los 96 años). Pintura que roza la vanguardia sin saberlo, ya que algunos críticos han comparado su estilo con el de Kandinsky.

Una vuelta a la infancia,  como “paraíso perdido”, que remiten al entusiasmo de aquel chiquillo que dibujaba sin descanso los barcos que llegaban a la bahía de Cádiz.