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Sólo el amor conoce los caminos del país de los sueños

  • El amor en melodías, en 'La Bibloteca Verde'
  • La Biblioteca Verde, los miércolese a las 23:00, en Radio Clásica

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“La tierra, ¡qué lejana está del lugar donde florecen nuestras visiones! Del hermoso país de los sueños sólo el amor conoce los caminos” escribió el poeta y cuentista francés, Armand Silvestre (1837-1901).

Sus poemas, y especialmente los que hablan de amor, son los que Gabriel Fauré (1854-1924) convirtió en melodías entre los 30 y los 40 años.

Un escritor favorito de los músicos

Silvestre estudió en la escuela Politécnica, ingresó en la Armada, tuvo una brillante carrera militar…Pero si hoy le recordamos es por su trabajo literario. Obras en verso como Rimas nuevas y antiguas, La canción de las horas o El camino de las estrellas. Sus “ausencias de la poesía” permitieron que publicara cuentos (Cuentos pantagruélicos y galantes) y obras para la escena. Entre estas últimas, el drama Enrique VIII, con música de Saint Saens y Dramas sacros, con música de Gounod.

Poemas apasionados

Aunque los parnasianos, entre los que se suele clasificar a Silvestre, quisieron frenar los excesos del Romanticismo, la poesía de Silvestre, parece decirnos que un gran amor terrenal no tiene más remedio que pisar las nubes. Es lo que nos sugieren poemas como “El secreto” (“Quiero que el sol poniente olvide el secreto que dije al día, y lo lleve con mi amor en los pliegues de su pálido vestido”), “Canción de amor” (“amo tu voz y la extraña gracia de todo lo que dices”) o““Nuestro amor” que dice: “Nuestro amor es cosa ligera, como los perfumes que el viento toma en las cimas de los helechos”

Grandes voces, fuertes emociones

La mezzosoprano Janet Baker, la soprano Ely Amelling, el barítono Gerard Souzay y el tenor Nicolai Gedda son los intérpretes históricos con los que escuchamos esas melodías de Fauré con textos de Silvestre y otras melodías, basadas en poetas de otros poetas. Parnasianos como Silvestre que buscaban la perfección formal y “el arte por el arte”, como Charles Grandmougin. Con sus textos, Fauré construyó su Poema de un día; veloz crónica de una pasión en tres etapas o melodías: “encuentro”, “siempre” y “adiós” y que nos recuerda que “los grandes amores son cortos”

Sully Prudhomme, Premio Nobel de Literatura en 1901, es el último poeta frecuentado por Fauré. En su poema “Aquí abajo” convertido por Fauré en melodía apuntó: “Aquí abajo, los hombres lloran sus amistades y sus amores, sueño con las parejas que duren siempre”