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Los Premio Príncipe de Asturias hacen un llamamiento a la convivencia y el entendimiento

  • Amin Maalouf y Zygmunt Bauman han abogado por comprender la realidad
  • Alain Touraine reclama combinar la pluralidad con los derechos humanos
  • Vicente del Bosque ha ensalzado el grupo que forma la selección nacional

Ver también: Ver también: Especial Premios Príncipe de Asturias 2010

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Así ha sido la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2010

Una exhortación al entendimiento mutuo y cierto pesimismo ontológico a la hora de conseguirlo. O sea, una llamada a la necesidad de "saber cómo vivir juntos" deseando que las Humanidades sean uno de los caminos, pero con el convencimiento de que la realidad es "un velo" en el que hay "una irremediable escasez de verdades absolutas".

Ése ha sido el mensaje de los discursos de Amin Maalouf y Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de las Letras y de Comunicación y Humanidades, respectivamente, que han transitado temas e inquietudes semejantes.

También Alain Touraine, que comparte premio con Bauman, ha defendido "combinar  nuestra defensa de la pluralidad de las culturas con el universalismo de  los derechos fundamentales".

En nombre de los premiados ha hablado también Vicente del Bosque, en representación de la selección española de fútbol (Príncipe de Asturias de Deportes).

Discurso íntegro de Del Bosque

"El grupo al que represento reúne todas las virtudes que un entrenador ha deseado siempre", ha afirmado el entrenador salmantino [Texto  íntegro de su discurso en PDF].

Antes, el príncipe Don Felipe se ha referido en su discurso de los Premios Príncipe de Asturias [Texto íntegro de su discurso en PDF] a la situación de crisis económica, ha instado al país a superarla "confiando en su talento y fortaleza, con fe en nuestra capacidad de superación" y ha reclamado que España vuelva a ser "ejemplo de capacidad, superación y grandeza", como en otros momentos críticos de la Historia.

Discurso íntegro Príncipe Felipe

La diversidad en sí misma no es ni una bendición ni una maldición

El primero de los galardonados en hablar durante la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias ha sido Maalouf [Texto íntegro en PDF]. El escritor libanés ha comenzado evocando "la diversidad" social, que, a su juicio, "no es ni una bendición ni una maldición", sino "una realidad".

Discurso de Amin Maalouf

"Lo que importa no es saber si podremos vivir juntos pese a las diferencias de color, de lengua o de creencias -ha señalado-; lo que importa es saber cómo vivir juntos, cómo convertir nuestra diversidad en provecho y no en calamidad".

La cultura y las humanidades para entendernos mejor

La propuesta de Maalouf para lograrlo es "una labor prolongada de educación cívica", que es una "tarea prioritaria de quienes pertenecen al ámbito de la cultura".

La nuestra es una época descarriada

Este papel de la cultura, ha señalado con pesimismo -o con realismo- el Príncipe de Asturias de las Letras, es "aún más crucial en épocas descarriadas", como la nuestra.

"Si nos descuidamos -ha señalado-, este siglo recién empezado será un siglo de retroceso ético". Los abundantes "síntomas" serían que "se recrudecen las afirmaciones identitarias", a veces con violencia y "retrógradas", ha considerado el escritor libanés, "se debilita la solidaridad (...), pierde fuelle el sueño europeo; se erosionan los valores democráticos; se recurre con excesiva frecuencia a las operaciones militares y a los estados de excepción..."

Maalouf, sin embargo, no ha querido terminar sin una llamada a la lucha: "No tenemos derecho a resignarnos ni a cederle el paso a la desesperación -ha indicado- . Hoy en día lo que honra a  la literatura y lo que nos honra a todos es el intento de entender las complejidades de nuestra época y de imaginar soluciones para que sea posible seguir viviendo en nuestro mundo".

Zygmunt Bauman también ha reclamado la necesidad de "intentar comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, destinados a comunicar y de ese modo, a vivir el uno con y para el otro" [Texto íntegro en PDF]. El sociólogo polaco ha subrayado en esa "tarea" el rol de las humanidades, "cuyo único, noble y magnífico propósito es el de posibilitar y facilitar el conocimiento humano y el diálogo constante entre humanos".

Discurso íntegro de Zygmunt Bauman

La certeza de la incertidumbre

El contexto de ese entendimiento no es, sin embargo, fácil. Así lo considera el galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Cervantes es el padre fundador de las humanidades

Bauman ha partido su discurso en el Quijote, "la novela más grande jamás escrita", cuyo autor, Cervantes, es el "padre fundador de las humanidades". Para el premiado, el Quijote hace "pedazos los velos hechos con remiendos de mitos, máscaras, estereotipos, prejuicios e interpretaciones previas; velos que ocultan el mundo que habitamos y que intentamos comprender".

El sociólogo ha recalcado que "preferiríamos" un mundo de blancos y negros, sin matices, donde "la verdad y la mentira estén nítidamente separados entre sí y donde jamás se entremezclen, para poder estar seguros de cómo son las cosas, hacia dónde ir y cómo proceder". Un "sueño" del que "nacen las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver".

Y, sin embargo, ha señalado con pesimismo -o con realismo- la "desnuda, incómoda, pero liberadora realidad (...) de una multitud de significados y una irremediable escasez de verdades absolutas" en "un mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre".

Universalismo y pluralidad, pero respeto a los derechos humanos

El también sociólogo Alain Touraine ha realizado un discurso en el que ha manifestado su "admiración por la cultura hispánica" y ha reconocido su "deuda con ella, tal como la conocí en España y en muchos países hispanoamericanos, en lo cuales he vivido muchos años de mi vida" [Texto de parte del discurso en PDF].

Discurso íntegro de Alain Touraine

Se ha sumado a la voz de alarma ante un futuro "incierto" para Europa, que debe comprometerse a "defender y ampliar lo mejor que hayamos ofrecido al mundo, la pasión de la razón y el respeto de los derechos universales de todos los seres humanos".

"La tradición cristiana, el espíritu de la Ilustración y los movimientos de liberación se han unido para defender este universalismo -ha remachado el pensador francés-. En este mundo policéntrico y móvil, nuestro futuro depende en gran medida de nuestra capacidad de combinar nuestra defensa de la pluralidad de las culturas con el universalismo de los derechos fundamentales".