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El Circo del Sol trae la esencia de su filosofía circense con 'Saltimbanco'

  • El espectáculo, que lleva desde 1992 de gira, está hasta el domingo en Madrid
  • "Estar en el Circo del Sol es como jugar en la Selección", dice un artista

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El Circo del Sol trae la magia circense con 'Saltimbanco'

"Es la esencia del Cirque du Solei, su estandarte, donde se puede ver la magia de la compañía en sus inicios". Así define Martín Pons, el artista que interpreta a "Soñador", el espectáculo Saltimbanco que, la compañía que cambió la forma de entender el circo, representa hasta el 10 de octubre en el Palacio de los Deportes de Madrid y que ya ha pasado por Granada y Zaragoza en las últimas semanas.

Saltimbanco  -que procede del italiano "saltare in banco" y en castellano es sinónimo de saltabanco o artista ambulante- es un espectáculo colorido y armonioso, que se desarrolla en la gran ciudad y que hace un homenaje al artista callejero. Artistas callejeros como aquel canadiense acordeonista, tragafuegos y zancudo Guy Laliberté que fundó el Cirque du Soleil en 1984 sin sospechar que acabaría creando una multinacional con más de 5.000 empleados en todo el mundo que representan en estos momentos 21 espectáculos en los cinco continentes.

De todos estos espectáculos Saltimbanco  es el que más años lleva de gira. Se estrenó en 1992 -ya estuvo en España en 2002- y, pese a que se había llegado a cerrar en dos ocasiones, se mantiene en cartel porque "la gente lo sigue pidiendo y hay que representarlo; como en Australia, donde la gente lo lleva esperando diez años" y donde estará en 2011, explica a RTVE.es uno de sus bailarines, Luis López, un argentino que representa el número de las boleadoras -una danza tradicional argentina- y que lleva en la compañía 25 años, desde un año después de su creación.

Además de las boleadoras, el espectáculo reúne impresionantes números de acrobacia, como las barras chinas y la palanca rusa, malabares imposibles, trapecistas que dejan el corazón en un puño, las bromas de los payasos interactuando con el público, música en directo... Todo lo que un circo debe tener, pero con la filosofía característica de esta compañía canadiense, que se resume en "llevar la alegría a la gente y la pasión por lo que uno hace", según el director artístico del montaje, Bruce Mathers.

Una pasión que esta compañía canadiense, que prescinde de animales en sus espectáculos, ha llevado ya a 100 millones de espectadores en todo el mundo. En España han sido numerosos los montajes representados -tanto bajo la tradicional carpa del Cirque du Solei como en estadios, como es el caso de Saltimbanco -, desde Alegría a Drailon o Varekai, y siempre muy bien recibidos: "El de España es uno de los públicos más hermosos que tenemos, muy caluroso y expresivo, y eso es muy hermoso para nosotros como artistas", asegura Luis López.

Tras los bastidores del circo

Pero para poder llegar a esos aplausos que alimentan a los artistas, detrás hay horas y horas de trabajo, de entrenamiento y de preparación de los bellos espectáculos del Cirque du Soleil. En la trastienda del circo hay todo un mundo que viaja con los artistas de ciudad en ciudad cada semana: 180 toneladas de material que incluyen unos 2.500 trajes y máscaras manufacturados en la central del circo en Montreal y pintados a mano, lavadoras para limpiarlos a diario, 250 zapatos que se repintan antes de cada espectáculo, el maquillaje que los propios artistas se aplican antes de cada actuación y para lo que invierten hasta una hora y media, un espejo de camerino para cada uno de los 50 artistas que intervienen, un gimnasio para entrenar con fisoterapeutas, una zona de cátering para alimentarlos... 

"Detrás de cada espectáculo hay horas y horas de ensayos que, además, no tenemos que exigir porque todos los artistas son muy disciplinados", cuenta el director artístico, que añade que para estar en el Cirque du Soleil "hay que tener un nivel altísimo y ser el mejor en lo suyo".

Los artistas seleccionados, que pueden ser desde ojeados en la calle a captados de asociaciones deportivas, pasan luego por un periodo de formación de entre seis y ocho meses en la central de Montral y, si tienen suerte, luego son elegidos para algún espectáculo y pasan otros dos meses preparándolo antes de salir de gira.

"Estar en el Cirque du Soleil es lo más de lo más. Es como jugar con la Selección de tu país si eres futbolista. Es como tocar el cielo con las manos", asegura Martín Pons, argentino de 39 años que lleva dos años en la compañía.

La gran familia del circo

Pero cumplir el sueño de estar en esta espectacular compañía canadiense también tiene sus inconvenientes. "Es bien difícil y muy duro compatibilizar este trabajo con la familia. Extraño mucho a mis hijos y a mi mujer, mi casa, mi cama...", explica Luis López.

No obstante, el sacrificio tiene su recompensa. "La alegría de hacer lo que te gusta, vivir de tu profesión, dar alegría a la gente, conocer ciudades de todo el mundo, tener amigos en todas partes... son alegrías que te compensan de los sacrificios que hay que hacer", comenta este bailarín que lleva bajo la carpa del Cirque du Soleil desde antes de que nacieran los más jovenes de sus compañeros actuales.

Y es que el tópico de que el circo es una gran familia se convierte en realidad en el día a día de estos artistas de 21 nacionalidades que conviven en Saltimbanco . "Es una gran familia y, como en toda familia, hay diferencias y afinidades. A diario compartes mesa con gente que nació en la otra parte del planeta y eso es muy interesante y te enriquece mucho como persona", asegura Martín Pons, que proviene del mundo del mimo.

Esa multiculturalidad es otra de las señas de identidad del Cirque du Soleil, que no necesita de un idioma concreto para comunicarse con el público. "La danza y la acrobacia tienen un lenguaje propio y, además, esto se basa al cien por cien en la confianza, porque, literalmente, tienen la vida de su compañero en sus manos.... Si el resto del mundo pensara así, quizás seríamos mejores", concluye Mathers, que con su circo extiende esa filosofía por todo el planeta.