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¿Por qué es tan difícil capturar a los piratas?

  • Los piratas atacan ahora mar adentro y bajo la protección de naves nodriza
  • La zona a rastrear es tan amplia como la que separa Islandia de Gibraltar
  • En la actualidad hay 19 barcos secuestrados con 265 rehenes a bordo

Ver también: El vacío legal fomenta la piratería / Ver también: El vacío legal fomenta la piratería / Especial sobre la piratería en el Índico

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Un buque y un bote de Atalanta acorralan a una embarcación pirata
Un buque y un bote de Atalanta acorralan a una embarcación pirata

Los pesqueros y mercantes que faenan en aguas del Índico se encuentran en estado de máxima alerta. Al acabar la temporada de monzones -de marzo a julio y de septiembre a noviembre-, esquivar un ataque pirata se vuelve casi misión imposible. Las amplísimas zonas de acción pirata -distancias similares a la que hay entre Islandia y Gibraltar- unidas a la evolución en el modo de ataque son las principales dificultades a las que hacen frente los integrantes de la misión Atalanta a la hora de proteger a los barcos.

En el mes de marzo, nueve atuneros de la flota española han repelido ataques de los piratas o han huido al avistar esquifes que se dirigían a ellos. Los últimos intentos de abordaje fueron impedidos por los agentes de seguridad que viajan a bordo a tiros. Atalanta ha capturado a 55 piratas este mes. En las últimas horas han sido apresados nueve buques, lo que eleva a 19 el número de barcos secuestrados con cerca de 265 rehenes a bordo, según datos del observatorio Ecoterra.

Hasta hace pocos años, los atuneros sólo se ponían en peligro si se adentraban en las 200 millas naúticas bajo jurisdicción somalí,  cercanas a la costa, y donde los piratas tenían su principal campo de actuación dados sus limitados medios. Poco a poco, las bandas de delincuentes que operan en estas aguas han ido ganando en medios tecnológicos y armamentísticos y se han ido adentrando en el mar para realizar sus ataques.

"Uno de los últimos ataques se ha producido apenas a 80 millas de la capital de las Seychelles. Ya atacan en todos lados,  no hay lugar seguro y nuestros pescadores están nerviosos e intranquilos", explican fuentes del sector que denuncian que "el Gobierno no ha hecho nada para para poner medidas antes de que comenzaran los asaltos diarios", aunque reconocen que el Ejecutivo de Zapatero "ha sido pionero" a la hora de buscar soluciones a esta crisis.

El acceso a los avances tecnológicos, como el uso de GPS, mejores sistemas de comunicación o motores más potentes, hacen de los piratas una amenaza cada día más peligrosa.

Atacan desde naves nodrizas en alta mar

En aguas profundas, los piratas se refugian en buques nodriza, la mayoría de ellos robados -la Oficina Marítima Internacional tiene contabilizados hasta 50- y que usan para lanzar desde ahí sus ataques en pequeñas embarcaciones. Estos botes, muy veloces, están fabricados en fibra, un material 'invisible' para los radares que llevan a bordo los atuneros.

Además, la extensisíma zona en la que operan los piratas se vuelve, casi siempre, inabarcable para las fuerzas de seguridad que rastrean la superficio del Índico. Son 1.600 millas náuticas, una distancia comparable a la que separa Islandia del Estrecho de Gibraltar, tal y como explican fuentes de Defensa.

Los aviones que trabajan en la localización de esquifes sospechosos recorren varias veces al día distancias similares a las que separa Barcelona de Cádiz, por lo que si se registran ataques simultáneos es muy difícil dar cobertura inmediata a los pesqueros.

Seguridad civil frente seguridad militar

Hasta ahora, el Gobierno español sólo ha autorizado el embarque de agentes de seguridad privada ya que entiende que proteger los intereses de la flota atunera española es competencia de la seguridad privada y debe ser regulada por la ley de seguridad privada.

Según fuentes del sector atunero, cada barco español desembolsa 150.000 euros al mes en seguridad -tres vigilantes y armamento-, un coste que está sufragado hasta en un 50% por el Estado. El Gobierno vasco también participa en estas subvencios para dotar de medidas de seguridad a los armadores de Euskadi.

Sin embargo, los atuneros no ven suficiente la protección privada y reclaman desde hace meses que viajen a bordo de sus barcos infantes de marina, tal y como ya hace la flota francesa desde julio de 2009. "Por mucho que los vigilantes de seguridad reciban entrenamiento antes de ser enviados al Índico, no tienen expriencia en armas de guerra", argumentan fuentes del sector, a los que sí les está permitido usar armas de largo alcance para contrarrestar el armamento de los piratas, que habitualmente emplean lanzagranadas en sus ataques a los pesqueros.

"El único avance que hemos conseguido en estos dos años de lucha es subir a bordo seguridad privada, tener a gente armada.  A nadie le gusta llevar a bordo armas, pero tenemos que subsistir", denuncia un trabajador de un armador vasco que faenan en el Índico. La mayoría de los armadores guarda silencio o prefiere presevar su anonimato al hablar con RTVE.es.

Ante la acutual situación de riesgo máximo, los atuneros españoles han decidido extremar las medidas de vigilancia. Fuentes del sector confirman que encuentran protección en "arroparse" unos a otros , así que permanecen en constanten comunicación y prestando especial atención a cualquier embarcación que puedan señalar los rádares.

La formación de los agentes de seguridad corre a cuenta del Gobierno

"La operación Atlanta está funcionando, aunque dados los ambiciosos objetivos los recursos destinados a ella son escasos", argumenta Daniel Sanso, experto en temas de Seguridad y Defensa de la Universidad de Santiago de Compostela, quien explica que "la respuesta de las fragatas no es inmediata porque son muchas las millas náuticas bajo su protección".

Los piratas, cada día más peligrosos y armados

Este experto, que recuerda que la operación Atalanta no está pensada para pesqueros sino para la protección del tráfico de buques mercantes y de los buques del Programa Mundial de Alimentos para Somalia, cree que los piratas van variando sus estrategias.

"Es una amenaza que evoluciona en función del éxito que tienen.  Cuando los criminales se dan cuenta de que su forma de actuar se queda obsoleta, varían sus ataques. Antes atacaban desde la playa, ahora usan naves nodrizas. Antes usaban machetes, ahora lanzagranadas", explica Sanso.

Los piratas suelen hacerse pasar por pescadores para ir poco a poco acercándose a los atuneros sin levantar sospechas. Los atuneros son especialmente vulnerables cuando lanzan al agua sus redes, que tiene más de 2.000 metros de longitud y se sumergen a tres metros de profundidad.

Es entonces cuando tiene menor capacidad de reacción, dado que sacar las 120 toneladas que pesan -en seco- supone maniobras de tres horas, un lapso de tiempo suficiente para no poder escapar a un ataque.

"Los piratas son personas muy curtidas, que han crecido en un entorno social muy conflictivo. Su concepto de la vida es distinto al nuestro, dado que su esperanza de vida no supera los 50 años. Si a eso le unes que la mayoría de ellos consume alcohol en cantidades industriales los convierte en seres imprevesibles, con un nivel de peligrosidad máximo", describe Sanso.

"El cáncer está en los puertos"

Una de las nuevas estrategias de la misión Atalanta se centra en vigilar los puertos de Somalia para impedir que zarpen los piratas, una exigencia que los armadores reivindican desde hace al menos un año. "Ahí está el cáncer y no se toman medidas", dice indignado un trabajador de un armador vasco, que asegura que las decisiones del Gobierno español "siempre llegan tarde".

"Intentar atajar el problema de la piratería enfrentándonos a ellos en el mar sólo se sirve para minimizarla.  Pero para atajar al 100% el problema hay que lanzar una operación sobre el territorio somalí, donde campan a sus anchas los delincuentes que luego operan en el mar", razona Sanso. "Y eso es más difícil dado que ya existen precedentes de anteriores operaciones en Somalia que terminaron mal, como cuando EE.UU. tuvo que abandonar el país en 1993".

"Hay estados que sí que tienen interés en erradicar este fenómeno, principalmente para asegurar el tráfico marítimo en una zona tan estratégica como ésta. Son países como Francia o España, que tienen intereses pesqueros allí también. Pero otro sólo se dejan llevar, como una forma de en el futuro tener favores que pedir", explica Sanso.

Leyes "obsoletas" contra los piratas

Varios expertos consultados por RTVE.es coinciden en señalar que es necesario reformar las leyes para que se tipifique el delito de piratería, que ha desaparecido en muchos códigos penanles. "Las leyes españolas han quedado obsoletas en este tema. La piratería como delito desapareció de nuestro código penal desde que dejó de haber piratas en el Mediterráneo", argumenta Sanso.

"Atalanta puede detener a 700 presuntos piratas, pero luego se juzga a muy pocos", explica este experto en temas de Defensa y Seguridad, que recuerda que en la mayoría de los casos los detenidos son enviados a Kenia para ser juzgados. "¿Pero hasta que punto es eso una solución? ¿Acaso está ese país preparado para acoger a tanta gente y dar garantías procesales a todos ellos?", asegura Sanso.

El coronel auditor Fernando Martín Castán, que ha prestado asesoramiento a España en la Atalanta, coincide en la necesidad de incluir en las leyes internacionales la "piratería actual" al sostener que la actual legislación se ha quedado "anticuada".

Según explicó hace unos días este experto en unas jornadas sobre Defensa, "las leyes internacionales están regidas por la ONU, en el Tratado de Jamaica, que se firmó en 1982, y ese tratado considera la piratería con el concepto del siglo XVI, lo que en dos años quedó anticuado con el primer acto de terrorismo internacional, un secuestro de un barco".