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Los militares de EE.UU. dan un tímido paso para integrar a los homosexuales

  • No se les expulsará cuando su orientación sexual sea revelada contra su voluntad
  • Obama quiere revocar la ley que les obliga a mantener en secreto su orientación

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Robert Gates pide acabar con la Ley que impide servir en el Ejército a los homosexuales

El secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, ha avanzado la política del Pentágono para integrar plenamente a los homosexuales. En la actualidad, los soldados están obligados a mantener en secreto su orientación sexual. Es la política del "don't ask, don't tell", no preguntes, no lo cuentes.

Gates ha señalado ante el comité de las Fuerzas Armadas del Senado que se revisarán en 45 días las normas para que no se tomen medidas disciplinarias cuando la orientación sea revelada por terceros, en contra de la voluntad del interesado.

Es un primer paso para integrar plenamente a los gays, lesbianas y bisexuales en el Ejército. Es la respuesta a la petición expresa que hizo Obama en el pasado discurso sobre el estado de la Unión: "Trabajaré este año con el Congreso y los militares para revocar la ley que niega a los homosexuales su derecho a servir al país que aman por ser cómo son".

Los Jefes de Estado Mayor escucharon con cara de póquer la petición de su Comandante en Jefe. Al menos uno de ellos, el general James Conway, responsable de los marines, se ha opuesto abiertamente. El propio senador John McCain, rival de Obama en las elecciones, declaró que sería un error revocar la política.

Una ley de 1993 que va a menos

La política discriminatoria fue implementada por el presidente Bill Clinton en 1993. Prohibe servir en las Fuerzas Armadas a aquellas personas que revelen abiertamente su homosexualidad e impide al mismo tiempo que los militares les interroguen sobre esta cuestión.

Desde entonces, más de 13.500 personas han sido expulsadas del Ejército. El año pasado, se registró el número más bajo, 428. Un tercio de los 1.227 dados de baja en 2001. El diputado demócrata, Jim Moran, cree que en tiempos de guerra, la política se sigue con menos rigor.

Lo cierto es que la transición será lenta. Según una encuesta de la CNN, el 48% de los estadounidenses se oponen a revocar la ley. Además, si el Congreso decidiera hacerlo, hay que solventar cuestiones prácticas. Desde la pensión a las parejas hasta la hipotética segregación en los barracones o las duchas. De ahí que Gates haya anunciado un grupo de trabajo que presentará sus conclusiones en un año.