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Gijón, reducto del cine independiente

  • Javier Rebollo exulta en Gijón con su premiada La mujer sin piano
  • La presentadora de Va de cine nos cuenta la sobremesa con Fernando Tielve
  • Between two worlds, película contemplativa que exige complicidad
  • La francesa Welcome, de Philipe Loiret, resulta bastante soporífera

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El sábado nos tropezamos en el cine con Javier Rebollo, que se ha traído a Gijón La mujer sin piano, su segundo largometraje, que le valió el premio al mejor director en el último Festival de San Sebastián.

Le felicitamos por otro premio que acaba de obtener su película en América. Immerso como está en su cruzada personal por el cine de autor, se le ve superfeliz en este festival donde la apuesta es el cine más independiente, un paraíso para los cinéfilos y buscadores de perlas, para los que siempre están dispuestos a caer en el placer de descubrir.

El domingo compartimos agradable sobremesa con Fernando Tielve, al que le ha costado levantarse porque la noche es larga y embriagadora en Gijón.

Hace 9 años,cuando lo descubrió Fernando Trueba, era un crío que correteaba por el rodaje de El embrujo de Shanghai, con Juanjo Ballesta y Aida Folch, y ahora se ha convertido en uno de los jovenes actores españoles más prometedores y con más proyección de futuro.

Nos contaba que tiene cinco películas para estrenar, entre otras la nueva de Laura Mañá y la que ha presentado en Gijón este fin de semana, muy nervioso porque tenía de invitados a un montón de amigos de Madrid.

Se trata de Unmade beds, del joven argentino Alexis Dos Santos, un retrato de juventud desencuadernada con el que han recorrido muchos kilómetros. Estuvieron en Sundance, en la Berlinale, en Corea y ahora van a los Alpes a un festival de cine y esquí. Hay que ver lo que se inventan.

Cine contemplativo en Sri Lanka

En cuanto a las películas de concurso que van pasando, como era de prever, Between two worlds, que nos ha traído los aromas no del té sino de los paisajes de Sri Lanka, ha descolocado a algunos. Es una película contemplativa que exige una complicidad que no todo espectador está dispuesto a dar.

La otra cinta a competición del día, la francesa Welcome, de Philipe Loiret, ha resultado bastante soporífera, con una música muy machacona. El drama de la inmigración, una vez más.

De repente, nos hemos encontrado con un Vincent Lindon bastante más ancho y más actor que en las épocas en que ocupó el corazón de la Princesa Carolina de Mónaco.

Tampoco nos ha convencido Humpdays, y eso que venía premiada de Sundance. Su directora se ríe, cariñosamente, de la inmadurez de los hombres en un film que despega bien y vuela sin demasiadas turbulencias pero tiene, para nuestro gusto, un mal aterrizaje, un final que pierde todo el gas de la credibilidad.

Por lo demás, Gijón sigue siendo una bombonera y una caja de sorpresas. En el momento en que te dispones a cerrar la agenda, siempre te sale algo que te llama la atención y te hace alargar la jornada un poco más.