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Los "contrapesos" del sistema estadounidense garantizan la separación de poderes

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Estados Unidos se caracteriza por otorgar grandes poderes a su presidente, pero también presume de consagrar la separación de poderes y de respetar una amplia autonomía a los territorios que lo componen.

El poder Ejecutivo recae en el presidente y su Gabinete; el Legislativo en el Congreso (formado por la Cámara de Representantes y el Senado); y el Judicial en la Corte Suprema y otros tribunales.

La gran importancia de la carrera a la Casa Blanca se explica fácilmente teniendo en cuenta que la primera potencia mundial se gobierna al modo presidencialista, según la terminología de los politólogos. En efecto, el elegido en las elecciones del 4 de noviembre tendrá capacidad para vetar las leyes que se aprueben en el Congreso y podrá designar a los jueces federales e indultar a penados.

 El presidente, que ejerce como Jefe de Estado (representa al país en el exterior), también tiene el mando supremo de las Fuerzas Armadas (comandante en jefe).

Para las tareas de gobierno, el presidente nombra a sus ministros, que reciben el título de secretarios de los 15 departamentos tradicionales. Algunos de ellos, como el Secretario de Estado (jefe de la diplomacia), el del Tesoro (ministro de Economía) y el de Defensa (jefe del Pentágono), tienen gran influencia en el presidente; otros ejercen labores más administrativas.

Dos cámaras potentes

La Constitución de Estados Unidos, redactada en 1787 (con 27 enmiendas desde entonces) y ejemplo para el resto del mundo, ya establece que para algunas de esas atribuciones, el presidente deberá contrar con "el consejo y consentimiento" del Senado.

Por ejemplo, para el nombramiento de sus ministros y de los jueces. Además, el Congreso también anular un veto presidencial, aunque para ello tiene que conseguir una mayoría de dos tercios en ambas cámaras.

La Cámara de Representantes tiene 435 escaños distribuidos proporcionalmente a la población de cada estado, donde son elegidos cada dos años. El Senado tiene 100 miembros, dos por Estado. Para que un proyecto se convierta en ley, debe ser aprobado en los mismos términos por las dos cámaras.

Aunque todos tienen competencias similares (y la misma sede, el Capitolio), el senador es una figura de mayor prestigio porque se mantiene en el cargo seis años. Por ello se considera al Senado la cámara de deliberación.

Además de las funciones tradicionales de los parlamentos (control de las actividades del Ejecutivo y del presupuesto), el Congreso de Estados Unidos puede someter al presidente a un juicio político (impeachment) aunque sólo se ha abierto dos veces (la última a Clinton por el 'escándalo Lewinsky') y nunca ha prosperado.

Frenos y contrapesos

Por su parte, las cámaras también son controladas por los otros poderes. Así, en el Senado, el vicepresidente, que ejerce simbólicamente como presidente de la cámara, decide en los casos de empate. O en los casos de impeachment, el proceso lo dirige el presidente de la Corte Suprema.

En definitiva, en la jerga política, "frenos y contrapesos" para hacer efectiva la separación de poderes.

Y para garantizar otro principio democrático, el de la independencia judicial, se pone en práctica otro mecanismo que puede resultar paradójico. Los nueve jueces de la Corte Suprema son nombrados por el presidente, pero están en el cargo de por vida. Este órgano también funciona como tribunal constitucional, pues a él pueden acudir los ciudadanos que entiendan vulnerados sus derechos en un primer juicio. Llegado el caso, la Corte puede declarar inconstitucional una ley.

Por ejemplo, cada uno de los 50 estados conserva el derecho de dirigir su propio sistema educativo, de otorgar licencias a los médicos y a otros profesionales, de ofrecer protección policíaca a sus ciudadanos y de a dar mantenimiento a sus carreteras.

En la práctica real, y de acuerdo con la tradición estadounidense de mantener al gobierno tan cerca del pueblo como sea posible, los estados delegan muchas de estas facultades a sus subdivisiones políticas: los condados, las ciudades, los pueblos, y las aldeas.