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Los libros y el cine nos emocionan como la realidad

  • Un estudio demuestra que el cerebro reacciona ante la ficción igual que ante la realidad
  • Los científicos experimentaron diferentes sensaciones con 42 voluntarios
  • Las conclusiones del estudio se aplicarán a la investigación del autismo

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Los libros y el cine nos emocionan como la realidad, según un estudio
Los libros y el cine nos emocionan como la realidad, según un estudio

El argumento de un libro o la trama de una película generan las mismas emociones que cualquier vivencia personal. Así lo dice un reciente estudio realizado en el Centro Médico Universitario de Groningen (Holanda), en el que se ha experimentado directamente con 42 voluntarios.

El estudio, realizado por los científicos Mbemba Jabbi, Jojanneke Bastieaansen y Christian Keysers, quería demostrar en un principio que la lectura de un libro provocaba las mismas emociones que la percepción de una imagen. Sin embargo las conclusiones extraídas han ido mucho más allá.

A los voluntarios se les hizo experimentar diferentes sensaciones relacionadas con los tres niveles sensoriales llevados a estudio: vivencia real, ficción literaria y ficción cinematográfica. Para ello, 18 de los voluntarios tuvieron que probar un sabor desagradable, 12 vieron una película de tres segundos en la que aparecía un actor con cara de asco y otros 12 leyeron textos con situaciones desagradables.

La sorpresa para los científicos llegó cuando la reacción cerebral que obtuvieron del experimento era mucho mayor de lo que esperaban. El nivel de activación de la ínsula anterior, donde se haya la sensación de repulsa, era muy fuerte.

Este hecho demuestra que no sólo los libros generaban las mismas emociones que las imágenes: tanto la literatura como el cine provocaban impactos emocionales equivalentes a los que se dan con las vivencias personales.

Los científicos también afirman que de este estudio se puede extraer que las emociones placenteras también generarían el mismo grado de activación sensorial en el cerebro, porque se activan de forma similar a las de repulsa. Aún así, los expertos todavía no saben cómo crear sensaciones como la felicidad de forma artificial, porque aún no se conoce cómo funcionan los placeres intelectuales.

Las aplicaciones médicas de este estudio se llevarán al campo del tratamiento del autismo, con el fin de demostrar que los que padecen esta patología no están al margen de las emociones de los demás. Según parece, lo que se pretende es confirmar que son sensibles a las emociones que perciben en el resto de las personas.