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Crónica de una 'fumata blanca' relámpago

Tres años de Benedicto XVI

  • Se cumplen tres años de la proclamación de Joseph Ratzinger como Papa
  • Los prelados sólo necesitaron cuatro votaciones para la 'fumata blanca'

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Las primeras palabras de Benedicto XVI como Papa

Martes 19 de abril de 2005. Son las seis menos diez de la tarde. Miles de personas se agolpan nerviosas en la plaza de San Pedro. Por segundo día consecutivo, hay cónclave de cárdenales. Los 115 purpurados se reúnen de nuevo para elegir al futuro Papa. Todos son electores y elegibles.

En el aire, pesado y gris, penden las dudas y las quinielas: ¿quién será el sustituto de Juan Pablo II, al que no pocos apodan ya 'el Grande'? Desde hace unos días las especulaciones se suceden. Unos dicen que será un Papa de transición. Otros que será italiano. Los más osados apuestan por un Pontífice latinoamericano o de algún país en vías de desarrollo. Incluso suenan dos nombres españoles: Rouco Varela y Carlos Amigo.

En la plaza de San Pedro todos los ojos están fijos en un punto: la chimenea de la Capilla Sixtina. Tras la 'fumata negra' de ayer, pocos esperan que hoy se resuelva el misterio. Durante el siglo XX, sólo dos Papas fueron elegidos al segundo día de Cónclave: Pío XII, en 1939, y Juan Pablo I, en 1978.

De pronto, la chimenea de la Capilla Sixtina empieza a escupir humo. Tímido y deshilachado al principio, rotundo y claro después. Se oyen gritos de sorpresa en la plaza: ¿Es blanco? ¿Es negro? Poco a poco la incertidumbre se disipa, como las nubes de humo que se elevan sobre el cielo de Roma. Los cardenales han elegido.

Unos minutos después, el campanone de San Pedro confirma la noticia. Estalla la alegría mientras los ojos de todos miran ahora hacia el balcón de las Bendiciones.

El cardenal chileno Jorge Medina Esteve aparece tras la pesada cortina purpurada. La expectación es máxima.

"¡Tenemos Papa! Eminentísimo y reverendísimo hermano Joseph, cardenal Raztinger". El público rompe en vítores. Detrás, emerge una figura conocida: la mano derecha de Juan Pablo II, el 'papable' más conocido e influyente.

Sólo han hecho falta dos días y cuatro votaciones para que los cardenales eleven al nuevo Benedicto XVI al trono de San Pedro. Casi un récord.