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Japón quiere lanzar aviones de papel desde la ISS para estudiar trayectorias

  • Científicos nipones ya han comprobado la resistencia de los prototipos
  • La idea partió de expertos en origami, el arte de la papiroflexia japonesa
  • Prenteden aplicar los resultados en el diseño de cohetes

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Japón quiere realizar un curioso experimento científico: va a lanzar aviones de papel desde la Estación Espacial Internacional para estudiar sus trayectorias con el fin de aplicar esos conocimientos a la construcción de futuros ingenios cósmicos.

De hecho, la agencia nipona, la Jaxa, ya ha hecho un primer ensayo con aviones de papiroflexia en un túnel del viento en la universidad de Tokio. Y los avioncitos tienen una resistencia comparable a los transbordadores de la Nasa.

Los aviones usados, de siete centímetros de largo por dos de ancho, soportaron una fuerza Mach-7, es decir, siete veces la velocidad del sonido, y temperaturas de 200 ºC, ha informado la asociación japonesa de origami (la tradicional papiroflexia oriental), de la que partió la idea de la experiencia. Estas condiciones extremas son similares a las que afrontan las naves espaciales cuando vuelven a la Tierra.

El papel que doblaron los especialistas no fue uno cualquiera. Pero a pesar del tratamiento químico al que le sometieron (lo definen como vitrificado), ¿conserva las propiedades del papel y sigue pudiendo usarse para la papiroflexia¿, según el Shinji Suzuki, profesor de aeronáutica en la Universidad de Tokio.

La idea ahora es que estos aviones sean lanzados desde el espacio para ver cómo se comportan en su reingreso a la atmósfera. ¿Nos dará ideas para diseñar nuevos artefactos¿, confía el profesor.

El proyecto ha quedado inscrito en la lista de experiencias pendientes de la Jaxa para llevar a cabo en los próximos tres años.

¿El principal problema es que es imposible predecir dónde aterrizarían los aviones a causa del viento que sopla en la troposfera¿, la capa de aire más próxima a la superficie terrestre, concluye Suzuki.

Para recuperar los datos de estos vuelos se barajan dos ideas: bien que lleven incorporado un pequeño transmisor, bien que incorporen una leyenda en varias lenguas para que quien se encuentre uno lo remita por correo a los científicos.