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El Dalai Lama, seis décadas de liderazgo tibetano

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El Dalai Lama atiende a los periodistas en la ciudad india de Dharamsala, donde vive exiliado desde 1959
El Dalai Lama atiende a los periodistas en la ciudad india de Dharamsala, donde vive exiliado desde 1959

Tras casi seis décadas ejerciendo como líder espiritual y político del pueblo tibetano y medio siglo sin pisar el Tíbet, el Dalai Lama ha amenazado con renunciar a su posición si persiste la violencia que ha sacudido la región del Himalaya en los últimos días. Su abandono, por improbable que parezca, supondría la pérdida del principal referente en la lucha por mantener la identidad del Tíbet.

El 14º Dalai Lama nació en el seno de una familia campesina el 6 de julio de 1935, en Taktser, un pequeño pueblo del noreste del Tíbet, con el nombre de Lhamo Dandrub. Con sólo dos años fue reconocido como el sucesor de Thubten Gyatso, el 13º Dalai Lama, fallecido en 1933.

El 22 de febrero de 1940 fue entronizado en el palacio de Potala, en Lhasa, la capital tibetana, adoptando el nombre de Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso. Inmediatamente inició su educación como líder espiritual en varios monasterios budistas, que culminó en 1959, cuando obtuvo el grado de Gesha Lharampa, equivalente a un doctorado en filosofía budista.

Para entonces, hacía ya años que había sumido el liderazgo político del pueblo tibetano, después de que las tropas chinas invadieran el Tíbet en 1950. Durante la década de los cincuenta mantuvo conversaciones con diversos líderes de la región, como Mao Tse Tung o el presidente indio Jawaharlal Nehru, con el fin de solucionar de forma pacífica el conflicto entre China y el Tíbet.

Sin embargo, la ocupación china provoca una revuelta popular en 1959 que fue duramente reprimida por las autoridades de Pekín, lo que obliga al Dalai Lama a exiliarse en India. Desde entonces reside en Dharamsala, en el estado de Himachal Pradesh, donde también tiene su sede el gobierno tibetano en el exilio.

Desde los primeros años de su exilio, Tenzin Gyatso ha tratado de mantener viva la cultura y la identidad tibetanas, con numerosos viajes que le han llevado por todo el mundo recabando apoyos para su causa. En total, ha visitado 46 países y se ha entrevistado con líderes religiosos y políticos, desde el papa Juan Pablo II hasta la actual canciller alemana, Angela Merkel.

Defensor del pacifismo y del diálogo como vía para resolver el conflicto con China, en 1989 le fue otorgado el premio Nobel de la Paz. "El premio reafirma nuestra convicción de que con la verdad, el coraje y la determinación como armas, el Tíbet será liberado. Nuestro esfuerzo debe seguir basándose en la no violencia  y en la ausencia de odio", señaló en su discurso de aceptación.

A poco meses de cumplir 73 años, Tenzin Gytaso sigue fiel al modo de vida monacal. Según el gobierno tibetano en el exilio, vive en una pequeña casa en Dharamsala, se levanta a las cuatro de la mañana para meditar antes de atender sus compromisos como líder tibetano y participa en las ceremonias religiosas. Cada día termina con un rezo antes de retirarse a dormir. Según sus propias palabras: ¿Solo soy un simple monje budista; nada más ni nada menos¿.