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Tessa Hulls se enfrenta a los traumas de su familia en el premiado cómic 'Alimentar a los fantasmas'

  • Una emocionante y bellísima novela gráfica en la que recoge la historia de tres generaciones mujeres de su familia
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Portada de cómic: mujer abraza a anciana, ambas tristes;  figuras fantasmales (hombre asiático, calavera) en fondo oscuro; atmósfera misteriosa.
Detalle de la portada de 'Alimentar a los fantasmas', de Tessa Hulls (Reservori Books)

Alimentar a los fantasmas (Reservoir Books), de la norteamericana Tessa Hulls, es una novela gráfica destinada a convertirse en un clásico por su desgarradora historia y el hipnótico arte con el que está contada. Considerado el mejor cómic de 2024 por Time, The Guardian o la Biblioteca Pública de Nueva York, es la apasionante historia de tres generaciones de mujeres chinas (su abuela, su madre y la propia autora) unidas por el duelo, el amor, el exilio, la identidad y el perdón.

Y, por supuesto, también nos habla de esos fantasmas del título, que acechan a la familia desde que la abuela Sun Yi, una periodista acosada y torturada por el régimen comunista chino por sus ideas (y por haber tenido a su hija Rose con un diplomático suizo), logró escapar a Shanghai, donde escribió unas exitosas memorias sobre lo que estaba pasando en China que precedieron a una grave enfermedad mental de la que nunca se recuperaría.

Un libro prohibido en China, en el que la artista y escritora Tessa Hulls ha trabajado durante casi diez años y que la ha dejado agotada. De hecho, nos ha atendido a los periodistas españoles desde Alaska, donde se ha ido a trabajar una temporada como cocinera para relajarse.

"Estoy muy emocionada porque el libro se publique en español -nos confiesa- Y me gustaría destacar la importancia de la traducción del libro al español (un idioma que está aprendiendo), porque en el libro también hablo de qué significa no hablar un idioma (se resistió muchos años a aprender chino, por lo que nunca pudo comunicarse con su abuela). Creo que mi familia necesitaba que yo hiciera este libro. Mi abuela, además, fue periodista durante un momento fundamental de la historia de China (ese ascenso del comunismo). Y yo, como americana, como cowboy (se retrata a sí misma como una cowboy en constante huida por el vasto territorio americano) tenía mis propias necesidades de exploración. Cuando empecé el libro no era consciente de lo lejos que iba a llegar. Incluso me convertí en editora y me hice muchas preguntas del tipo: ¿Qué significa un libro como este? Además, tenía una historia que no habría podido salir de China, por todo lo que pasaba a nivel de control gubernamental, y había muchos momentos en los que pensaba 'wow, me estoy exponiendo muchísimo'. Pero luego pensé que mi abuela no tuvo las facilidades y los recursos para contar su historia y aún así lo hizo, mientras que yo me encontraba en una posición en la que podía hacerlo sin problemas".

Tres mujeres, una con gafas y un libro con caracteres chinos, conectadas por ramas en una ilustración monocromática de ambiente denso. Textos a ambos lados describen una historia familiar compleja.

Página de 'Alimentar a los fantasmas', de Tessa Hulls (Reservoir Books)

Además de la importancia de honrar la valentía de su abuela, Tessa asegura que contar esta historia le parece más pertinente que nunca, con la situación que se vive actualmente en Estados Unidos con Donald Trump: "Yo estaba contando la historia de ese ascenso del comunismo y me di cuenta de que hay un problema existencial en mi país porque lo que estamos viendo ahora es algo muy parecido a lo que hizo el Partido Comunista: intentar imponer por la fuerza una historia que no existía".

"Lo vemos también con las mujeres, la gente de color... Igual que pasó en China, vemos como actualmente en EE.UU. hay un pequeño grupo de gente en el poder que intenta negar la mera existencia de otros grupos a través del control del relato. Creo que en muchos sentidos eso es lo que está pasando en mi país y que ha estado pasando durante generaciones, pero muy especialmente en los últimos 15 años. Y las redes sociales forman parte de esto. Es una paradoja que incluso en esta era de la globalización, en la que hay muchísimas parejas interraciales, con hijos mulatos y con un cambio demográfico importante... en ciertas zonas la gente de color es incluso una mayoría. Y sin embargo, la administración Trump intenta detener algo que no se puede parar. Como digo, estamos viviendo una batalla por el relato: Un lado intenta negar una realidad que es sencillamente innegable", añade Tessa.

Viñetas en blanco y negro con textos que describen manipulación de información, censura, y recuerdos familiares. Referencias a China, Hong Kong, Taiwán y una editorial indonesia. Páginas 150 y 151.

Páginas de 'Alimentando a los fantasmas'

"Me he pasado 30 años huyendo de este libro"

En el libro, Tessa Hulls nos confiesa que huyó de casa porque: "No sabía cómo conciliar la historia del pasado de su abuela con el espectro de cuarenta kilos que pululaba por nuestra casa con un pantalón de chándal gris". "Tengo que confesar que me he pasado 30 años huyendo de este libro -nos confiesa-. No quería abrir esta puerta, sino que el pasado quedara enterrado. Por eso me pasé una década, de los veinte a los treinta, viajando y huyendo. Hasta que me pareé a pensar y reflexionar. Yo sospechaba que se iba a convertir en algo mucho más grande de lo que pensaba, porque antes de tener la traducción de las memorias de mi abuela, la historia que yo tenía era simplemente un mito en blanco y negro que no tenía matices, que no tenía nada de la complejidad que después descubrí".

"Pero cuando encargue la traducción de las memorias de mi abuela pensé: ¡Guau! ¿Qué he hecho? Porque realmente me di cuenta que iba a tener que cambiar ya no solo la escala de la naturaleza esencial y fundamental de esta historia, sino también mi plan de de no implicarme emocional y sentimentalmente. Gracias a esas memorias me di cuenta de que mi abuela era un personaje mucho más complejo de lo que yo pensaba. De hecho, si hubiera sabido lo que me iba a suponer, esos casi diez años de investigación y trabajo, habría seguido huyendo de esta historia" (bromea).

Tras escapar a Shanghái (en 1957) y escribir esas memorias que tuvieron un gran éxito entre los exiliados de china, la abuela de Tessa empezó a perder la cabeza y ya nunca se recuperaría. Su única obsesión era escribir todo el rato. "Yo creo -asegura Tessa-, que para ella escribir era la herramienta que pensaba que le iba a permitir recuperar una cierta cordura, sobre todo después de que el mundo que ella conocía colapsase. Era algo que la hacía feliz, pero también era algo desolador, porque ella pensaba: "Si puedo mantener o recuperar el control de la historia, eso me va a salvar". Pero no lo consiguió. Era imposible. Y ahí es cuando yo vi a mi abuela como un personaje roto por la historia. Y me di cuenta de que ella nunca iba a poder liberarse de la historia. Y por eso pensé que tenía que rescatar su historia. Por ella, por nosotras. Creo que si hubiera podido recuperar su historia, se habría salvado de esa locura. pero no pudo ser".

Viñetas en blanco y negro de un cómic muestran una mujer, uniformes, mesas y textos que sugieren vigilancia, recuerdos y supervivencia en una atmósfera oscura e intensa.

Páginas de 'Alimentar a los fantasmas', de Tessa Hulls (Reservoir Books)

"El libro está ahí, pero mi madre se está desvaneciendo"

Como comentábamos, el libro se ha prohibido en China, como también pasó con el de su abuela: "Hay una edición que se va a publicar en Taiwán y se está trabajando en la traducción en chino -nos explica-. Y la verdad es que tengo curiosidad, pero también una cierta aprensión por ver como reacciona la gente, sobre todo con las tensiones actuales entre China y Taiwán. Pero he recibido muchos mensajes de gente de origen chino de todas partes del mundo, de gente que también que vivió parte de esta historia diciéndome: "Eso que has escrito es mi historia, la historia de mi familia". y eso me ha parecido muy emocionante, porque no era consciente de cuántas personas de esas generaciones están arrastrando las mismas heridas. Creo que el proceso de hacer un libro, uno tan largo, tan grande, que tiene tanto que ver con la historia, también es un proceso de sanación. Y no ver como algo que parecía que solo estaba escribiendo para mí, puede crear esa conexión, no solo entre generaciones sino también entre la historia pasada y presente, me emociona"

Lo único que lamenta Tessa Hulls es no poder compartir todas estas emociones con su madre: "Ahora tiene una demencia avanzada. El declive empezó precisamente con la preparación de la versión inglesa del libro. Tuvo un ictus y perdió la capacidad de de seguir el libro al mismo tiempo en que aparecía. Así que solo puede compartir partes del proceso, para que tuviera una visión general de la historia y se diera cuenta de que hay mucho amor y compasión en la manera de contarla. Pero mi plan siempre había sido poderle dar una copia finalizada para que viera como he ido cosiendo, tejiendo toda esta historia entre las tres. Y ahora vivo esta etapa agridulce porque el libro está ahí, pero mi madre se está desvaneciendo. Me quedo con que la preparación del libro nos dio un margen de confianza que si no, no habríamos podido tener nunca. Creo que este libro es un regalo que nos ha permitido a mi madre y a mí entrar en este último capítulo de su vida mucho más unidas".

Dos viñetas de un cómic muestran un viaje en tren, con diálogos que reflejan un viaje personal y la relación entre una madre y una hija, usando metáforas de agua y tierra.

Página de 'Alimentando a los fantasmas'

Un dibujo espectacular

Destacar como Tessa Hulls hilvana la historia de China con la de su familia: "Estuve recogiendo información y entrevistando a centenares de fuentes, porque sabía que la estructura del libro era fundamental y necesitaba que se sostuviera antes de poner la parte más personal. Empecé escribiendo una narrativa de 10.000 palabras que no era un guion, sino un ensayo de no ficción para para saber que todas las partes iban a encajar. Y después hice algo que igual fue un poco peculiar: un amigo novelista gráfico me dijo: 'Si trabajas en un proyecto largo, no empieces a dibujar desde el principio, porque no va a funcionar'. La prueba es que en muchos cómics ves como el dibujo va mejorando según avanza la historia. Por eso usé un programa que me permitía a definir cada página con un texto aproximado y lo imprimí. Y fui pensando cómo unir todo eso en una estructura. Y fui trabajando en cada parte de la estructura pro separado, para desesperación de mi editor. Pero yo le dije: "Tranquilo que esto va a encajar". Al principio parecía que la historia iba en diversas direcciones pero al final realmente encajó. Y cuando estuve segura de que también empezaba a tener una coherencia visual, fue cuando me lancé a dibujarlo todo. Lo curioso es que ahora tengo una memoria muscular tan fuerte, después de dibujar esas casi cuatrocientas páginas, que ahora no me supondría ningún problema".

El dibujo del cómic solo puede calificarse de "espectacular", destacando esos fondos de carácter metafórico e incluso surrealistas que envuelven a las protagonistas. "Cuando empecé a trabajar en el mundo del cómic no quería ser una ilustradora, no quería mostrar el mundo de una forma realista. Y en este caso era un desafío, porque sabía que si trataba los fondos de una manera realista, con mucho detalle, habría podido agobiar o confundir al lector. Además, cunado piensas en qué tipo de taza bebería el té tu abuela te puedes empezar a obsesionar con esos detalles. Por eso decidí que iba a ser un poco surrealista y no iba obsesionarme con retratar la realidad sino que me iba a centrar en los sentimientos de los personajes".

Doble página de cómic: diseño abstracto a la izquierda y seis viñetas con dos mujeres conversando, una casa, el puente Golden Gate y una motocicleta a la derecha. Diálogos en español.

Páginas de 'Alimentando a los fantasmas'

"Mis fantasmas y yo tenemos una relación distinta"

Este cómic también es un intento de Tessa por encontrar una cultura propia que combine su herencia con esa imagen de cowboy que se construyó para huir de ella. "Gracias a este libro he podido viajar a Hong Kong y China a reencontrarme con familiares. Y he conocido a mucha gente que me ha hecho darme cuenta de que formo parte de una comunidad con valores asiáticos, y de lo que eso significa. Porque formar parte de una comunidad te da poder, pero también obligaciones. Creo que durante mucho tiempo mi madre lo pasó mal porque tenía dos hijos que no eran conscientes de esos valores".

El libro también reivindica la memoria, como nos comenta Tessa: "Yo no creo que el tiempo sea lineal. Pienso que debemos sanar el pasado para curar el futuro y que hay como efecto rebote en eso. Porque cuando avanzamos en nuestras propias vidas, con traumas no resueltos, con cosas a las que no hemos podido enfrentarnos, porque no hemos encontrado las herramientas, vamos a seguir arrastrando esos traumas durante mucho tiempo. Y creo que si me lancé a esta historia también fue para sentir esperanza para el futuro dentro de ese microcosmos de la relación con mi madre y con mi abuela. Pero también para buscar una manera de poder dejar atrás ese trauma que arrastraba mi familia y poder cerrar el círculo. Buscaba un efecto rebote a distintos niveles. Esa fue mi lucha".

Viñetas en blanco y negro con diálogos que exploran traumas familiares, relaciones madre-hija e hijo-padre, mostrando reflexiones sobre la memoria y la percepción subjetiva de los hechos.

Páginas de 'Alimentando a los fantasmas'

Puede sorprendernos un poco la ausencia de hombres en el relato ya que Tessa solo destaca a su abuelo por su ausencia, casi no menciona a su padre y tampoco destaca ninguna relación de importancia en su vida. "Si no hay hombres es de forma deliberada -nos confiesa-. Había más páginas con mi padre pero mi editora y yo pensamos que si tenía que aparecer necesitaba 60 páginas. Así que decidimos que no tendría ninguna. Básicamente he contado la historia de las personas de mi vida que asumieron responsabilidades. Y la consecuencia de esto es de esto es que no hay hombres. Pero también es una declaración bastante potente de quienes creo que sostienen las estructuras familiares, quiénes mantienen la memoria familiar y quiénes arrastran más heridas por eso. Hace años que rompí la relación con mi padre y para llegar a un punto de reconciliación, creo que primero tendríamos que empezar por un reconocimiento de responsabilidades. Porque en la historia de mi familia, cada vez que a los hombres se les ha pedido que asuman responsabilidades, la cosa no ha funcionado".

Mujer con gafas y pendientes azules claros, blusa azul tie-dye y vaqueros, sentada sobre un taburete con fondo morado. Mira a cámara con expresión serena.

Tessa Hulls

Sobre si este cómic le ha servido para reconciliarse con su historia familiar y personal, Tessa nos confiesa: "Yo creo que todos buscamos una cierta coherencia en nuestras vidas. Una historia en la que los puntos se junten para darte una visión de conjunto y por tanto, seamos conscientes de como alimentamos a los fantasmas. Yo empecé a estudiar los silencios, la invisibilidad... porque no puedes vivir en libertad si te esconces tras un muro y no te enfrentas a esos fantasmas. Pero gracias a este libro y a escribir en sobre la evolución de estas tres generaciones creo que ahora podemos avanzar sin toparnos con barreras invisibles. La paz y la libertad que siento ahora mismo creo que no podría haberla alcanzado de otro modo. Lanzarme a la aventura de este libro no es algo que haya hecho por mí, de hecho es algo que yo nunca quise hacer, pero fue casi como una misión, porque ahora mis fantasmas y yo tenemos una relación distinta en la que puedo decirles: "Necesitabais que hiciera algo y lo he hecho. Nos hemos comunicado, hemos hablado y ahora tenemos una buena relación. Ahora pueden dejarme que viva mi vida libremente".

En cuanto a los proyectos de Tessa, no pueden ser más sorprendentes: "Tras un periodo muy intenso, asilado y solitario, mientras escribía este libro, estuve intentando reconectar con la gente que me importa. Y luego corté con todo y me he venido a Alaska con un contrato para trabajar como chef de cocina durante cinco meses. Así que estoy alimentando a gente. Haciendo algo completamente distinto a ser un artista. Pero es perfecto, porque me estoy dando espacio y descansando. Estoy como en una ermita. Leo uni libro cada dos días y voy a deambular por la nieve. Me encanta estar en la Antártida y quiero trabajar con equipos de investigación para ver si puedo contar cómo estos entornos están cambiando debido al calentamiento global. Pero simplemente estar aquí, cocinando, me parece maravilloso".

Portada de cómic con atmósfera onírica; figuras fantasmal, mujer con niño y monstruo; temas de familia, memoria y trauma.

Portada de 'Alimentar a los fantasmas'