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Tenis | Mutua Madrid Open

Carlos Alcaraz demuestra al mundo que es un talento 'Real'

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Alcaraz gana el duelo español ante Nadal
Alcaraz celebra su pase a semfinales del Mutua Madrid Open.

Épica, ADN, ser increíblemente bueno con 19 años recién cumplidos... llámenlo como quieran, pero Carlos Alcaraz es un talento con carácter 'Real'. Siendo aún bisoño es invitado por el Real Madrid C.F para presenciar la mejor remontada de los últimos tiempos, y solo le quedaba enseñar al mundo que también tiene ese carácter que diferencia al club blanco y Rafael Nadal del resto de los mortales.

Una lesión de tobillo truncó el gran comienzo de partido que había realizado el murciano hasta el momento. Un primer set inmaculado con un 6-2, en el que fue superior a Rafa, desapareció de la memoria de los espectadores tras sufrir una torcedura que para un tenista de carne y hueso habría sido imposible de acometer.

Alcaraz pareció humano tras este incidente, fallando bolas que en los primeros instantes de partido eran golpes ganadores y perdiendo el set por 6-1, cojeando y con dolor en la mano, y con la sensación generalizada de que seguía en pista por no decepcionar al público madrileño que había llenado la pista Manolo Santana.

Alcaraz, de blanco para celebrar la victoria

Con el tobillo completamente vendado tras una dura caída que para cualquiera hubiese supuesto un esguince, Alcaraz se fue al vestuario y se vistió de blanco para intentar la épica en el tercer set. AGENCIAS

¿Las casualidades existen? Puede ser, pero lo de verse al límite, ponerse una camiseta blanca y sentirse invencible parece más una tendencia que una casualidad en los últimos meses. Su salida del vestuario recordó a la del gladiador herido en el Coliseo romano, quien sabía que dar su última gota de sangre era la única vía de salida para sobrevivir.

Carlos Alcaraz: "Tras doblarme el tobillo he tirado de orgullo para darlo todo en la pista"

Y así entró a la pista, agresivo y acertado como en el primer set, sabedor de que un exceso de golpes beneficiaría a Nadal y que su única opción pasaba por asustar con cada intentona que él realizase. La grada no asimilaba que ese tobillo que estuvo cerca de destrozarse minutos atrás, ahora asumiese las embestidas de Nadal y las respondiese como si acabase de entrar en la pista.

No necesitó goles en el 90', tan solo un break en el cuarto juego del tercer set, pero el último punto, en el que certificó la victoria, tuvo todo el sufrimiento y la épica que le pedía a un duelo soñado por el tenis español, con un passing que rozó lo milagroso.