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Montañismo

Juanito Oiarzabal dice adiós a los 'ochomiles'

  • A los 64 años y mermado por las lesiones y otros reveses, el deportista vasco pone fin a sus retos a máxima altitud
  • Protagonizará un documental para reparar su carrera, con 26 cimas por encima de la cota de los 8.000 metros

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Juanito Oiarzabal, durante su comparecencia este jueves
El alpinista Juanito Oiarzabal

El alavés Juanito Oiarzabal, de 64 años, ha confirmado que abandona definitivamente su reto de los ochomiles, las cimas más altas del mundo, aunque seguirá yendo a la montaña.

El alpinista también ha anunciado este jueves que protagonizará un documental en el que trabajan su hijo Mikel y el creador de 'Al filo de lo imposible' Sebastián Álvaro, que se ha empezado a rodar en Pakistán y que también le llevará a Nepal, para decir adiós de cerca a las míticas cumbres del Himalaya, y a la Patagonia.

Una de las mayores figuras del montañismo mundial, que cumplirá 65 años el próximo mes de marzo, ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha explicado los motivos personales por los que ha tomado la decisión, en particular el edema pulmonar que sufrió en 2012 y la pérdida de su gran amigo y paisano Alberto Zerain.

Juanito ha estado dedicado durante tres décadas de forma profesional a la alta montaña. Su primer ochomil fue el Cho Oyu en 1985. Completó las 14 cimas por encima de esa cota en 1999 con el Annapurna y en 2009 comenzó su reto de hollar por segunda todas esas montañas.

Con un total de 26 es la segunda persona en el mundo con mayor número de ascensiones por encima de los 8.000 metros de altitud sobre el nivel del mar.

“Tendrá que pasar mucho tiempo para que haya una persona que dé la segunda vuelta a los catorce ochomiles porque no es fácil mantenerse vivo”, ha considerado Juanito Oiarzabal, consciente de que esquivó la muerte en numerosas ocasiones. “He tenido mucha suerte”, ha rememorado el alpinista que ha perdido numerosos compañeros en la montaña y que además de sufrir numerosas fracturas y estar a punto de perder la nariz en dos ocasiones por congelaciones, le tuvieron que apuntar los dedos de los pies en la repetición del K2 (8.611 metros) en 2004.

Además escaló el Everest sin bombonas de oxígeno en 2001. Tras tantos años por los techos del mundo, Oiarzabal ha dicho que no dejará la montaña. Su intención es ser guía y hacer expediciones, pero ahora a menor altura.