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Tour de Francia 2020 | Etapa 18

El último episodio en los Alpes puede decidir el Tour antes de la crono

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Tour 2020 | Perfil alpino 100% para la etapa 18 del Tour

Etapa 18: Méribel - La Roche sur Foron, 175 kilómetros:

  • Cormet de Roselend (1a, 18,5 km al 6,1 %), a 129 km de meta
  • Cota de la route des Villes (3a), a 107,5 de meta
  • Col de Saisies (2a), a 84 de meta
  • Col des Aravis (1a, 6,7 km al 7 %), a 57,5 de meta
  • Plateau des Glières (E, 6 km al 11,2 %), a 31,5 de meta, bonificado.

Antes de que la carrera llegue a la contrarreloj de La Planche de Belles Filles, la carrera puede quedar prácticamente decidida en los Alpes.

El Tour de Francia se despedirá el jueves del gran macizo montañoso con una agónica etapa. Los 175 kilómetros entre Méribiel y La Roche su Foron ofrecen a los escaladores la postrera oportunidad de desvelar sus cartas en el Tour, con cinco puertos, aunque la meta está a 30 kilómetros de la cima del último de ellos.

Se trata de un recorrido clásico de los Alpes, con cimas conocidas que se encadenan para totalizar un desnivel de 4.000 metros, sin reposo hasta la meta.

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El pelotón atravesará montañas que tienen inscrito su nombre en la historia del Tour, Roselend, que se quedó fuera el año pasado por las tormentas que recortaron las últimas etapas, o Aravis, que entró en la historia de la carrera en 1911, al mismo tiempo que el Galibier.

Pero el picante de la jornada vendrá con el ascenso a les Glières, un lugar que aúna la dificultad deportiva y el recuerdo histórico de la resistencia contra el invasor nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Sus carreteras servirán ahora de escenario a una última batalla por la general, con una sorpresa final: Los 6 kilómetros de subida al 11,2 % de pendiente media culminan en los dos últimos en una carretera pedregosa, no asfaltada, donde la dificultad deportiva agregará la épica.

"Se suma una dimensión estética, histórica y deportiva", señala el director del Tour, Christian Prudhomme, deseoso de reconstruir en el siglo XXI las condiciones de carrera de los años 50, cuando la mayor parte de las carreteras no estaban asfaltadas.

Aunque les Glières no son desconocidos para los ciclistas, ya que se subieron por última vez en 2018, su terreno ofrece opciones de ataques, además del factor sorpresa que pueda suponer una avería mecánica en su superficie irregular, con dificultades para recibir asistencia en medio de la polvoreda que levantará el paso de los ciclistas.