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Ander Mirambell: "Lo ocurrido es una triste fatalidad, pasa una vez cada dos millones"

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Mirambell: 'La pista es segura para competir'

Dos deportistas frente a frente. Dos olímpicos. Uno, Blanca Fernández Ochoa, medalla de bronce de eslalon en los Juegos de Albertville 1992. Blanca, nuestra comentarista para estos juegos de Vancouver, ha vuelto a unos Juegos Olímpicos cargada de ilusión, recordando los viejos tiempos; emocionada con todo lo que está viviendo en su nueva faceta de comentarista deportiva.

Blanca tiene su maleta llena de experiencias, triunfos, frustraciones, conocimientos, temores, ilusiones. Fueron tres ciclos olímpicos -Sarajevo, Calgary, Albertville-, que dan para mucho que contar y todo aún por descubrir.

El otro deportista olímpico es Ander Miranvell. De momento ha cumplido el sueño con el que empezó su andadura deportiva en eskeleton: ser olímpico. Y Ander se ve aquí entre los otros deportistas en la Villa, desfilando en la ceremonia de apertura. Lo que siempre había soñado, y en su caso no es un tópico literario sino una realidad contrastada, lo está viviendo.

Llegan ahora las primeras experiencias después de haber trabajado duro para estar donde está y llegar adonde ha llegado. Como deportista piensa ya en el día de la competición, los nervios la responsabilidad, el quedar bien ante una opinión pública a la que Ander ha sabido ganarse con sus historias (reales) del rallador de queso, la pesa en el cuello y el nombre de sus amigos y patrocinadores en el casco.

Quizá aún no es consciente porque todo se está fraguando, pero estos serán los días que quedarán grabados para siempre en su memoria, más allá de la justicia o injusticia de un simple resultado. Estos días forman el equipaje con el que Ander llena sus primeras maletas, sus primeras maletas de recuerdos y experiencias olímpicas. Qué mejor que estos deportistas se sienten en la Villa y hablen sin guión establecido de sus deportes que hablen del orgullo de ser olímpico, de la ilusión y de la tensión de la competición. Uno con la perspectiva del tiempo, otro con la ilusión del camino que empieza. Les separan años, pero no el matiz de fondo. Están en la misma senda. Desde cada lado del tiempo se han juntado y enseguida se han dado cuenta que les une una misma filosofía.

Blanca:  Voy a decirte una cosa, Ander.

Ander: No Blanca, antes déjame que te diga que para mí es un honor que esté aquí.

Blanca: Ok, pero quiero decirte que me gusta la actitud con la que te he visto hasta ahora. Te veo distendido pero a la vez centrado en lo tuyo. Aquí estás atendiendo con paciencia a todos los medios. Eso es muy bueno. No todo el mundo se comporta asi. A veces basta que te aísles para que la tensión suba aún más. Hay deportistas que ni vienen a la inauguración. Estar por algún lugar, llegan, compiten y se van. Eso para mí, no es vivir unos juegos olímpicos.

Ander: En casa siempre tenemos una frase que decimos "dónde comen diez comen doce" y yo me la aplico. Cuanta más gente me rodee mejor; cuanta más gente comparta conmigo esta aventura, pues mejor. Los medios son importantes para mi porque acercan mis historias, lo que yo quiero decir, lo que yo quiero que se sepa de mi deporte, a la gente. Me sabe mal, en muchas ocasiones que no se sepa lo difícil que ha sido llegar hasta aquí, que este ha sido un camino muy duro y, te lo digo sinceramente Blanca, yo quiero que se conozca. No puedo llegar a todo el mundo. Necesito a los medios.

Blanca: Sé que has hecho de todo en deporte. ¿Por qué te dio por hacer esto?

Ander: Hombre la verdad era que la idea era hacer Bobsleigh, pero cuando resulta que vas a tu federación para que te eche una mano y te dan un traje que no sirve y encima equivocado pues te das cuenta dónde estás. Empezamos Alberto Castillo y yo y al ver que no había manera con el Bobs pues dijimos, vamos a hacer un skeleton que es más fácil y más seguro que el Luge. Así que nos fuimos a la escuela de pilotos. Pero en esa aventura que comenzaba contábamos con un presupuesto y cada uno con sus intereses. Yo podía pagármelo, el no; el tenia que comprarse un coche, así como suena y se ha quedado en el camino. Me sabe mal por él que no esté aquí, porque también se lo merece, pero es así de duro.

Blanca: ¿Y cómo vives aquí en la Villa? Te lo pregunto porque en Albertille, mis últimos juegos, ya vivíamos en distintas villas con lo cual el ambiente entre atletas, que a mí, es lo que me ha gustado más siempre, pues se perdía. ¿Tu lo vives igual aquí?

Ander: Mira Blanca, yo de estos días en la Villa saco las siguientes conclusiones. Hay tres hándicaps. Uno, la seguridad. Tanta seguridad cansa; hay buen rollo y sabes que es por el bien de todos pero cansa. Segundo, la organización; habría que mejorar pequeñas cosas por ejemplo los accesos, ayer tuvimos que dar la vuelta entera la Villa para poder entrar; otro ejemplo las habitaciones que son pequeñas y encima tienes que hacer una excursión para ir a la ducha que está a 50 metros; y otro al llegar me dicen que me toca dormir con el entrenador y no sé, un poco de descontrol. Así no puedes estar. Me siento como diluido, como si estuviera en una urbanización. No veo a los otros compañeros de skeleton, a veces quizá en el comedor, pero no por la Villa. Sinceramente, esperaba mucho más de la experiencia de la Villa. Otra cosa que me ha decepcionado es cómo muchos de los atletas no quisieron ir a la ceremonia de apertura. Mi padre me dijo que en los juegos de Barcelona el Dream Team puso como condición ir a la ceremonia de apertura. Para mí, como español, es un honor. Un honor como deportista cuando estás allí y ves el estadio lleno, o por ejemplo cuando me di cuenta de que estaba al lado de Donald Sutherland, cuando ves que se enciende la llama olímpica. No sé que hubiera sentido si hubiera sido el abanderado. Sé que por ejemplo, tengo algunos amigos en el Facebook que pidieron que el abanderado de la ceremonia fuera yo.

Blanca: Es lo que yo te decía, se ha perdido el ambiente de la Villa. Aquí ahora cada uno va a su aire y eso antes no era así. Todo el mundo estaba en la Villa y era una gozada, saludar a este, a aquel, te reías un montón y disfrutabas de un ambiente único que sólo se repetía cada cuatro años. La tensión de la competición, los resultados y los entrenamientos aquí no tenían cabida. En la Villa te relajabas. De todas maneras si te digo, ahora con la perspectiva del tiempo que esta es una cita que llega cada cuatro años y debes exprimirla. Si tienes tiempo libre, no te quedes aquí, sal y ve a ver todos los deportes que puedas.

Ander: Quiero ver un partido de hockey hielo. Aquí es el deporte nacional y debe haber un ambiente increíble. Aparte como puedes entender tengo simpatía por la gente del hielo. En la ceremonia vi a Gretzki, el mejor jugador canadiense y del mundo. Otra cosa que quiero ir a ver es el esquí alpino y no sólo eso, quiero ponerme los esquís en cuanto pueda.

Blanca: Yo vi ayer los saltos. Es una pasada. Si puedes escápate. Hay que vivirlo. Oye y la comida, ¿qué tal?

Ander: Pues, que haya un McDonalds en la misma Villa me impacta. A ver, no quiero decir que todos los días vaya allí a comer, pero bueno es un sitio de comida rápida y lo veo muy práctico. Mi entrenador está dándole duro al sushi y no lo deja ni un segundo.

Blanca y Ander llegan a un punto de la conversación en el que es inevitable hablar del accidente tráfico del piloto georgiano Nodar Kumaritasvili. ¿Cómo se enteró, qué pensó, como lo vivió, cual es su pensamiento en torno a la muerte del atleta, cómo le afectará?

Blanca: Ha sido impresionante. Nos hemos quedado todos afectados. Pobre, con 21 años; su familia, sus amigos. No lo verán más. Una pena.

Ander: A mí me llamó Ramón Pizarro para decírmelo. Me duele que el Luge o que mi deporte salga más en los medios por la muerte de un compañero, aunque sea de un país pequeño y con poca experiencia, eso es lo de menos. Me quedo con el homenaje que el público tributó a la delegación de Georgia al salir al estadio.

Blanca: ¿Crees que servirán para algo las medidas que han tomado?

Ander:  Bueno, se trata de poner alguna solución a lo que ha pasado, pero mira esto que ha ocurrido es una triste fatalidad. Pasa una vez cada dos millones, pasa cada dos millones que salga alguien disparado. Yo he visto casos anteriores. La última vez en Alemania en una pista cercana a Munich. Un compañero se salió de la pista y se pegó contra una columna y estuvo dos meses y medio parado. Entre los pilotos hicimos una colecta para ayudar a la familia. Otro caso, el año pasado en una prueba de bobsleigh en Holanda. Una chica salió disparada y se golpeó con el trineo y ha estado en la cama tres meses inmóvil. Existen desgracias, no te diría que es habitual, pero ocurre, lo único que no de esta envergadura. De lo que han corregido de la pista me afecta sobre todo si tocan el hielo, porque lo he entrenado hace dos semanas y eso cambia mis planes. Sobre todo en la parte rápida que es justo en las curvas 12 a 16. Tu preparas el circuito en tus bajadas, en tus entrenamientos y vas preparando curva a curva. Por ejemplo vas entrando en la 11, en la 12, en la 14 en la que es fácil volcar. Por eso preparé con mi entrenador este descenso entrenándome en las curvas más peligrosas de abajo hacia arriba. Es decir primero entrené la 16, luego la 15, después la 14 para ir subiendo hasta el final, pero no sé en realidad porque no tuve mucho tiempo que preparar, sólo me dejaron ocho bajadas y son 16 curvas, así que no pude completarlo del todo.

Blanca: Pues Ander, un placer y te deseo todo lo mejor. ¿Cuando compites?

Ander:  Me entreno el 15, el 16, el 17

Blanca: ¿Es tu cumpleaños el 17, no?

Ander: Si, 27 y al día siguiente a competir. Pero yo ya cumplí mi sueño estando aquí

Blanca: Pues te deseo lo mejor

Ander: Gracias Blanca.

Blanca Fernández Ochoa sale de la Villa buscando el pequeño autobús rojo que lleva a los atletas o periodistas a la entrada de villa y los conecta con otro bus y acaso también con la realidad. Ander se marcha con Laura Orgué y Vicens Vilarrubla, dos de nuestros representantes en esquí de fondo, en una tarde gris y lluviosa que agujerea y fragmenta la nieve, la poca nieve que hay en los bosques que rodean esta villa olímpica. Ambos deportistas conectaron en segundos aunque les separan tiempos y modelos deportivos diferentes. Llevan el gen competitivo dentro, salta a la vista y además saben transmitir conocimiento e inquietud por sus deportes. Dos grandes modelos de deportistas. Dos ejemplos a seguir en este intrincado y a veces mal entendido mundo del olimpismo.