Los tribunales han dictado sentencia para 17 de los detenidos por las manifestaciones en Marruecos de las últimas semanas. En total suman 162 años de prisión y entre los cargos a los que se enfrentan se incluye robo con violencia y pertenencia a organización criminal.
Analizamos las protestas protagonizadas por la generación Z marroquí en demanda de servicios públicos de calidad y oportunidades de futuro. Con la ayuda de Fati, perteneciente a esta generación, y Miguel Hernando de Larramendi, director del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos, repasamos la situación en el país, las causas de las revueltas, los puntos fuertes y débiles de los manifestantes y las posibilidades que tienen de ser escuchados.
Analizamos la actualidad desde una perspectiva humanista, en el informativo 24 Horas de RNE con Noor Ammar, escritora y consultora jurídica política internacional, y Germán Cano, escritor y profesor de Filosofía. Abordamos el anuncio de Hamás en el que comunica que acepta liberar a todos los rehenes, aunque establece ciertas condiciones que aún deben ser negociadas del plan de paz del presidente estadounidense, Donald Trump. También analizamos el segundo punto aceptado, entregar el control de la Franja a una administración independiente palestina.
Se les considera apáticos y desinteresados por la política, pero la generación Z ha mostrado todo lo contrario en las últimas semanas. Gracias a las redes sociales, ha logrado movilizar a la población para protestar contra el Gobierno en varios países.
En Marruecos, los jóvenes exigen reformas sanitarias y educativas en unas manifestaciones organizadas por el grupo Gen Z 212.
Los jóvenes en Nepal se organizaron a través de las redes para salir a las calles y rebelarse contra la corrupción. Provocaron la dimisión del primer ministro.
Inspirada por los nepalíes, la generación Z ha impulsado protestas contra los cortes de agua y luz en Madagascar, que han obligado al presidente a disolver el Gobierno.
Un movimiento que crece entre los jóvenes que, gracias a las redes sociales, tienen un mayor acceso a la información.
Las imágenes de la manifestación de la plataforma Genz212 en Casablanca muestran consignas pacíficas y mensajes de jóvenes comprometidos con la defensa de sus derechos, en contraste con los disturbios de la noche anterior. Los participantes han asegurado que los actos vandálicos no los representan y han destacado que se trata de una generación digital educada y consciente de la ley.
La jornada previa dejó un saldo de tres muertos y más de 300 heridos, según el Ministerio del Interior, tras enfrentamientos en los que agentes de la Gendarmería Real utilizaron gases lacrimógenos y disparos para repeler intentos de asalto a puestos policiales. Los incidentes se extendieron a varias ciudades, con saqueos y actos vandálicos en los que participaron decenas de menores, estimándose su presencia entre el 70 y 100% de los participantes.
En Marruecos, los jóvenes llevan ya cinco días de protestas contra el desempleo y la corrupción. Los manifestantes insisten en que no es un movimiento violento, pero los disturbios se han repetido en varias ciudades del país.
El número de fallecidos ha ascendido a tres, mientras que otras 354 personas, entre ellas 326 agentes de seguridad, resultaron heridas en las últimas 24 horas. Dos de las víctimas perdieron la vida mientras intentaban asaltar un puesto de la Gendarmería Real para hacerse con munición y armas.
Según las autoridades, los agentes abrieron fuego contra un grupo que trató de asaltar el puesto de la gendarmería real para hacerse con munición y armas. En esta segunda noche de altercados también hubo disturbios en Salé, vecina de la capital Rabat, donde se produjeron actos de vandalismo en un centro comercial y una sucursal bancaria.
Los jóvenes marroquíes han salido a la calle para exigir mejoras en sanidad o educación. La Policía está reprimiendo con dureza estas protestas que se extienden por algunas de las principales ciudades del país. Solo en Rabat ha habido 90 detenidos en el tercer día consecutivo de movilizaciones juveniles de la llamada Generación Z.
Este martes han pasado a disposición judicial una veintena de los arrestados durante el fin de semana en la capital marroquí.
Tras colgar una fotografía en redes en la que se la veía con una camiseta en la que se leía "Alá es lesbiana", escrito en árabe y en ingles, la activista marroquí Betty Lachgar ha sido llevada a juicio por blasfemia. La Fiscalía marroquí ordenó detenerla el pasado 10 agosto acusada de blasfemia y de atentar contra el islam, la religión oficial de Marruecos.
Lachgar es una conocida activista que se define como feminista y atea. De hecho, en los últimos años ha llevado a cabo numerosas acciones en defensa de los derechos humanos o del colectivo LGTBIQ+.
Lachgar está actualmente en prisión provisional a la espera del juicio. El tribunal denegó su libertad provisional a petición de la defensa por motivos de salud. La blasfemia es un delito que en el código penal marroquí puede conllevar penas de prisión de entre 6 meses y dos años, hasta 5 si se hace públicamente, incluidas las redes sociales, y multas que pueden superar los 19.000 euros.
Los episodios de racismo y odio sucedidos recientemente en Torre Pacheco abren el debate sobre las consecuencias futuras que podría tener en la sociedad española. Mauricio Valiente, director de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, advierte que "esto viene acompañado de una escalada en los discursos en las prácticas que estamos normalizando", a lo que propone que "tenemos que construir un discurso razonable que no criminalice a nadie y actuar contundentemente contra todos los que difunden discursos de odio y que al final están atacando al conjunto de la sociedad".
Desde el punto de vista social, el director asegura en 'Las Mañanas de RNE' que "lo más importante es que como sociedad entendamos que esto es un ataque a todos nosotros, que esto desestabiliza". Y piensa a su vez en los tiempos que vendrán: "Es el país que vamos a dejar a nuestros hijos, un país plural que es con el que tenemos que trabajar".
Fútbol con drones o nuevos juegos de Arcade. Rabat celebra estos días su feria del videojuego, un sector en auge en Marruecos. Su capital quiere convertirse en referencia tanto en África como en Oriente Medio.