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La primera ministra británica, Theresa May, está apurando los plazos para tratar de salvar su acuerdo del Brexit en Reino Unido. El miércoles, tras sobrevivir a la moción de censura, May abrió una ronda de contactos con todos los partidos políticos con el fin de presentar su plan B el próximo lunes. Sin embargo, el Partido Laborista rechaza negociar con May hasta que descarte la posiblidad de un divorcio sin acuerdo.

  • A menos de tres meses para que Reino Unido abandone la Unión Europea, todas las opciones parecen envenenadas
  • Ni el Gobierno ni el Parlamento son capaces de alcanzar un consenso sobre qué hacer, aceptable para Bruselas

Del exterior, no sólo la primera ministra británica Theresa May ha revalidado el respaldo de su Parlamento en las últimas horas. También lo ha hecho el griego Alexis Tsipras, que ha salvado esta pasada noche una cuestión de confianza. La moción la presentaba el líder de Syriza el pasado martes, después de la salida de los nacionalistas Griegos Independientes del Gobierno de coalición.

La primera ministra británica, Theresa May, ha repetido desde que asumió el cargo en 2016 que el "Brexit significa Brexit" en su determinación por liderar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Ha llegado incluso a señalar que un divorcio sin acuerdo es mejor que un mal acuerdo, pero ahora debe encontrar un plan alternativo a contrarreloj para convencer a los diputados el próximo lunes.  Muchos temen que su oferta consista en meros retoques, mientras que la Unión Europea se prepara para aplazar la salida para que haya más tiempo para negociar.

El Brexit se hará definitivamente efectivo dentro de apenas 71 días, pero Londres y Bruselas siguen encallados en el que ha sido el principal escollo desde el inicio de la negociación: el acuerdo sobre la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que impide a la primera ministra, Tehresa May, ratificar el texto suscrito con sus socios comunitarios en el Parlamento de Westminster.

Bruselas planteó desde el primer momento la necesidad de establecer un "mecanismo de protección" o "salvaguarda" (backstop en la jerga de los negociadores) para impedir la aparición de una frontera física entre las dos partes de la isla irlandesa, portemor a que resurgiesen la división y la violencia.

El Gobierno de Theresa May se resistió inicialmente a la propuesta, pero acabó aceptándola. Un compromiso que se ha convertido en uno de los principales obstáculos para consumar el Brexit y que explica parcialmente la brutal derrota que sufría la primera ministra este martes.

El acuerdo negociado por May con la UE no convenció a los diputados, que veían con desconfianza la controvertida "salvaguarda" pensada para evitar una frontera fija entre las dos Irlandas. El plazo para presentar un plan alternativo del Brexit finaliza el lunes, 21 de enero.