La campaña del Black Friday cada vez se alarga más y, en teoría, fue diseñada para durar solo un día, pero las marcas ya lo han adelantado, estirando la campaña de ventas. El día y el mes poco importan, pues las fechas tradicionales ya no marcan el ritmo al que consumimos.
Esta situación no casual, es una estrategia empresarial para estirar las ventas, crear nuevos hábitos de consumo o planificar mejor el stock del producto. Según
Según el profesor del ESIC Business School, Marcos Blanco, "logramos robar cuota a veces a otras marcas porque adelantamos consumo y compran nuestro producto y no compran otros. Obtenemos ingresos antes y por tanto la capacidad financiera de la empresa mejora."
Esta situación beneficia también a la pequeña empresa cuando se trata de ampliar las ventas durante todo el año. Blanco explica que "si eso va vinculado a un descuento, ahí realmente ya no le interesa porque no puede competir con las grandes".
Esto también repercute en el empleo, pues las plantillas son más estables porque no solo se contratan en picos de consumo estacionales como Navidad o Rebajas y por eso las plataformas intentan retener consumidor con ofertas todo el año. La fiebre consumista tiene lugar todo el año, acrecentada por internet, convirtiéndose cada vez más en algo individual.
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