A más de mil kilómetros del frente, cerca de la frontera polaca, el rastro de la guerra parece desaparecer. Hasta que atravesamos las puertas del principal hospital de Leópolis, donde tratan a mutilados de guerra.
Ilia es uno de ellos. El 2 de septiembre conducía un tanque bajo el que explotó una mina, explica. Lo siguiente que recuerda es cómo lo sacaban del interior cuando le rodeaban las llamas. Ahora se recupera mientras espera una de las prótesis que desarrollan en el propio centro, donde fabrican entre 20 y 30 al mes.
Foto: TVE