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Las disputas entre las grandes potencias, y sobre todo la incertidumbre, caracterizan el panorama geopolítico mundial. En medio de esta situación, China trata de ganar influencia en el tablero de muchas formas, entre ellas potenciando su imagen como mediador internacional. Julio Ceballos es experto en internacionalizacion y estrategia de mercado y autor de El calibrador de estrellas, aprendizajes chinos para occidente en el siglo XXI de la editorial Ariel que se acaba de publicar.

Los aranceles de China a EE.UU. recrudecen la guerra comercial y enturbian las relaciones entre Washington y Pekín. China justifica este movimiento como respuesta a las tasas impuestas previamente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra sus productos, aunque se centra solo en el sector agroalimentario. Gravará con un 15% las importaciones de pollo, trigo y maíz, y con un 10% las de soja, carne, frutas o lácteos, entre otros.

Foto: Justin Sullivan/Getty Images

La economía mundial se resiente ante la guerra arancelaria. La primera en notarla ha sido la estadounidense. El desplome en Wall Street se ha trasladado a las bolsas europeas. Las barreras comerciales encarecerán materias primas, bienes de equipo y productos industriales y de consumo. Canadá está preparada para hacer frente a los aranceles del 25% previstos por Trump y México también asegura tener planes para hacer frente a los aranceles. China, por su parte, ha advertido que no se va a doblegar ante la presión.

A partir del 2 de abril, Trump ha anunciado aranceles a los productos agrícolas. Estados Unidos es el segundo mercado donde Europa más vende. El presidente estadounidense también tiene previsto imponer aranceles sobre el acero y el aluminio.

El encarecimiento en origen del café, cuyo valor se ha duplicado en solo un año, se debe a las malas cosechas de los dos mayores productores mundiales y al fuerte aumento de la demanda en China. También influye en esta subida la creciente especulación sobre esta materia prima en las bolsas de Londres y Nueva York.

La bajada de la producción del grano de café se ha debido a sequías prolongadas, heladas repentinas y potentes huracanes que afectan cada vez más a la franja tropical del planeta donde se cultiva el café. La oferta global del grano de café se está recortando desde el año 2021 por culpa del clima adverso y a la falta de agua.

Brasil, que produce el 30% del café mundial, espera cosechar esta primavera un tercio menos de lo normal.