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Ucrania ha detenido a dos soldados chinos en Donetsk, al este del país. El SBU, el servicio de inteligencia ucranio, ha capturado a dos de los seis ciudadanos chinos localizados en la región de Donbás, combatiendo junto al ejército de Rusia.

La identidad de ambos la han comprobado con la documentación y las tarjetas bancarias que portaban ellos mismos, según ha explicado el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Por ello, ha pedido explicaciones tanto al ministro de Exteriores como al de Defensa de China. Para el presidente ucraniano "es una clara señal de que Putin pretende hacer cualquier cosa menos poner fin a la guerra".

De momento, no hay ninguna relación entre los soldados chinos capturados y las Fuerzas Armadas de China. De hecho, el país asiático ha negado su implicación en estos hechos. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Lin Jian, ha exigido a los ciudadanos "alejarse de las zonas de conflicto y abstenerse de participar en operaciones militares en cualquier parte". El presidente ucraniano se ha referido también a la presencia de soldados de Corea del Norte en Kursk, en Rusia. Una zona en donde combaten todavía las tropas ucranianas y también han abierto un segundo frente en Bélgorod. Está por ver si se dará la posibilidad de un alto el fuego con estas circunstancias.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sacado pecho de los aranceles que ha impuesto a sus socios comerciales, y que han entrado en vigor este mismo miércoles, y ha asegurado que el resto de países le llaman para "besarle el culo".

"Estos países nos están llamando, besándome el culo, están locos por llegar a un acuerdo: 'por favor, señor, lleguemos a un acuerdo, haré cualquier cosa, cualquier cosa señor'", ha ironizado Trump en su discurso en un acto del Comité Nacional Republicano en el Congreso.

"Esta es la mayor transacción en la historia de nuestro país", ha añadido Trump, que ha rechazado dejarla en manos del Congreso, como le piden algunos congresistas republicanos. "Tú no negocias como yo negocio", les ha dicho.

Foto: REUTERS/Nathan Howard

Este martes la incertidumbre continúa, aunque las bolsas se han estabilizado. Se han recuperado, en parte, las pérdidas que arrastran en los últimos días, tanto las europeas como en Wall Street.

Los expertos esperaban este alivio en las bolsas tras los últimos desplomes. "Muchas veces hay inversores que piensan que es una oportunidad de compra, rebote en niveles técnicos o que al haber poco volumen, muchas órdenes de compra pueden generar esta clase de rebotes". No obstante, la recuperación es mínima y no compensa las recientes pérdidas.

En el caso de Wall Street, en tres jornadas se ha dejado unos seis billones de dólares en capitalización. "El dinero no desaparece, es una anotación contable", explica Javier Herreros de Tejada, director de inversiones en Brightgate Capital. "Los inversores le dan un precio mayor o menor, dependiendo de lo que creen que va a pasar", añade.

Los analistas avisan que todavía se esperan sesiones en rojo, con gran volatilidad, a la espera de cómo evolucione la guerra comercial.

Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, desató la guerra arancelaria contra sus socios comerciales, pero en especial contra China, el presidente chino, Xi Jinping, no ha vuelto a hablar con él. No responde a sus mensajes ni entra en su juego. La táctica de la presión funcionó con Japón y Corea del Sur, pero no con Pekín, que considera el ultimátum un chantaje inaceptable. El gigante asiático es claro: si Washington cumple su amenaza, China contraatacará sin dudarlo.

"El cielo no se va a caer", afirmaba el Diario del Pueblo, medio afín al régimen chino, mientras recordaba que el país lleva años preparándose para este escenario. La proporción de exportaciones chinas a EE.UU. ha caído del 3,5% al 2,9% del PIB entre 2018 y 2023. China tiene la seguridad que la agresividad de Trump puede volverse en su contra, dado que los clientes que pierda podrían acabar en manos de Pekín.

Además, la economía estadounidense depende de componentes fabricados en China, lo que se suma a su dominio sobre minerales estratégicos y del 3% de la deuda pública estadounidense. Aunque es improbable que Pekín la venda de golpe, el país asiático se mantiene desafiante ante la presión comercial estadounidense.

A China hay que conocerla para mantener relaciones y presionarla donde a Europa le convenga. Es lo que opina el que fuera embajador de España en Pekín durante seis años Rafael Dezcallar, que analiza el crecimiento de China en un ensayo que describe las fortalezas y debilidades del que llaman El Gran Dragón." No podemos permitirnos el lujo de no conocer a China porque China está en todas partes (...) No hay que demonizarla: necesitamos entender a China para saber cómo oponernos a ella cuando haga falta, pero colaborar con ella cuando sea posible", afirma en una entrevista a TVE.

Foto: EFE/EPA/ALEX PLAVEVSKI