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El gobierno conservador de Dinamarca ha logrado sacar adelante sus presupuestos con el apoyo de la ultraderecha. Y ésta, a cambio, ha conseguido que los inmigrantes irregulares y los delincuentes extranjeros sean enviados a una isla prácticamente deshabitada.

Parece una estampa del paradisíaco estado del bienestar danés pero la realidad es otra. La coalición de conservadores y la ultraderecha ha decidido que una pequeña isla a 3 kilómetros de la Dinamarca continental, y con sólo cuatro habitantes, sea un centro de internamiento para inmigrantes

La formación de ultraderecha, en su cuenta de twitter, asegura: "Los extranjeros criminales no tienen nada que hacer. Hasta que podamos deshacernos de ellos, los trasladamos a la isla de Lindholm y habrá policia las 24 horas. Excelente!"

Además de extranjeros con antecedentes, acogerá a supuestos yihadistas retornados e inmigrantes a los que se haya denegado el permiso de residencia o el estatus de refugiado. También a los que no se puede deportar por no haber acuerdo con los países de origen.

"No es una cárcel", responde el Ministro de Finanzas a quienes hablan de gueto y alega que "habrá un ferry disponible aunque deberán pasar la noche en la isla". En Dinamarca viven casi 6 millones de personas. Un 10% inmigrantes. En los últimos años se ha multiplicado la cifra de peticiones de asilo. De 800 en 1983, se pasó en 2014 a casi quince mil.

El expresidente de la ANC y diputado de JxCat, Jordi Sànchez, y el exconseller y también diputado de ese grupo Jordi Turull han iniciado una huelga de hambre "indefinida" para denunciar el "bloqueo" del Tribunal Constitucional (TC) a sus recursos de amparo que les impide "acceder a la justicia europea". El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha hecho público un comunicado para expresar su apoyo a Sànchez y Turull y se ha unido a la denuncia de lo que considera una estrategia de "dilación" del Constitucional. "El Poder Judicial español está cometiendo una de las peores barbaridades que se han visto en Europa en los últimos años", ha señalado.

Durante la invasión de Irak Ali Alqaisi era jefe tribal y contactó con la prensa extranjera para mostrar lo que hacían las tropas invasoras en su zona. El ejército de Estados Unidos lo mantuvo un año en prisión y lo sometió a unas vejaciones y torturas que hoy en día lo siguen atormentando.

Imposible dormir más de dos horas seguidas. A menudo su cuerpo se paraliza y no responde… como le ocurría en aquel año de infierno en la cárcel de Abu Ghraib. Ali Alqaisi se identifica en esta foto, quizás la más icónica de las que hicieron saltar el escándalo de la torturas en la llamada Guerra contra el Terror.

Hoy vive en Berlín. El programa de TVE "En Portada", ha estado con él y ha elaborado un reportaje que se podrá ver esta noche en La2. Todavía no puede tener una bañera en casa. El agua, para él, es sinónimo de tortura. Ali no siente odio ni sed de venganza. Quince años después, sigue luchando por que se haga justicia… por los miles de detenidos a los que torturaron en nombre de la democracia.

Las torturas en la prisión de Abu Ghraib tiene una imagen icónica que dio la vuelta al mundo: una persona completamente cableada vestida con una capucha. ¿Quién está detrás? En Portada te lo cuenta este lunes 5 de noviembre en #Prisionero151716.

Rato ha ingresado en la prisión madrileña de Soto del Real para cumplir cuatro años y medio de prisión por las tarjetas opacas al fisco de Caja Madrid y Bankia. El exvicepresidente económico ha pedido perdón públicamente: "Acepto mis obligaciones con la sociedad, asumo los errores que haya podido cometer, pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas y en nombre mío y de mi familia agradezco a todos los amigos y familiares que nos han apoyado durante estos días".