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El Caso. Crónica de sucesos: dime cómo es tu máquina de escribir y te diré quién eres

  • Cuarenta reliquias originales restauradas para funcionar en escena
  • Cada actor tiene la suya, según las características de su personaje
  • Algunos intérpretes dieron clases de mecanografía para rodar la serie

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El Caso. Crónica de sucesos - Máquinas de escribir con medio siglo de historia

“¡Esas máquinas, que no las oigo!”, grita constantemente Rodrigo Sánchez, el director de El Caso. Crónica de sucesos. Un sonido, el de las teclas golpeando a toda velocidad, que se ha convertido en toda una seña de identidad de la serie. Su otra banda sonora.

"Tú entras a El Caso y la banda sonora son las máquinas de escribir y los teléfonos sonando. ¡Esa es la marcha!", exclama Blanca Apilánez, la actriz que da vida a Margarita Moyano.

Tanto es así que Koldo Valles, el director artístico, ha construido el universo estético de El Caso. Crónica de sucesos a partir de cuarenta viejas máquinas de escribir. No son objetos de atrezo, son la piedra angular de la redacción. Y lo primero en que lo que pensó Vallés antes de diseñar los decorados de la serie, que ocupan 1.500 metros cuadrados.

“Te dices: ¿cómo arranco una serie? Pues voy a arrancar del elemento básico: la máquina de escribir”, nos cuenta. “Nuestro hándicap era conseguirlas”.

Así comenzó una búsqueda contrarreloj: Vallés y su equipo tenían que encontrar medio centenar de máquinas de escribir de época en menos de dos semanas. Las pesquisas les llevaron hasta Ciudad Real.

Reliquias de los cincuenta y sesenta

“Conseguimos a un señor que había comprado medio cuartel de la Guardia Civil que había cerrado hace 30 años”, explica Vallés, que también diseñó los decorados de El Asesinato de Carrero Blanco, entre otras producciones.

El vendedor conservaba unas 200 máquinas de época. Justo lo que necesitaban Vallés y su equipo. “Cuando llegamos a este señor vi el cielo abierto. Dije: ¡por fin tengo las máquinas!”.

Una vez encontradas, había que conseguir que las máquinas funcionaran. Los actores debían utilizarlas en secuencia para escribir sus crónicas y eso significaba que tenían que estar plenamente operativas. Ahí comenzó el segundo capítulo de esta historia: la restauración.

“Tuvimos que arreglar las 40 máquinas de escribir”, explica Vallés. “Es un trabajo de chinos: tienes que desmontarla por completo y volver a montarla. Quitar tecla a tecla, el carro, engrasarlo todo, entintar todas las cintas… Una persona en exclusividad durante mes y medio para hacer eso”.

Una máquina para cada personaje

Vallés se dio cuenta de que cada máquina de escribir tenía su propio timbre, su propia voz. "Como las personas". Y decidió asignarlas a cada actor en función de su personaje.

"Para Fernando (Jesús), una máquina más todo terreno y que suena muy rápida. Para Verónica (Clara), que es más delicada, esta máquina que es más pausada, más elegante, más fina, escribe mejor", nos explica el director artístico.

"Mi máquina es una máquina muy vieja, tiene mucha solera", afirma Verónica Sánchez (Clara). "Me encanta el sonido de esas teclas que a veces se quedan enganchadas".

"En cinco meses que llevamos grabando ya se ha convertido en tu máquina, en tu herramienta de trabajo. No solo la del personaje, sino también la del actor", añade Daniel Pérez Prada.

Para el intérprete que da vida a Aníbal, el ufólogo experto en "cervantear" textos, teclear tanto le ha supuesto todo un reto. "Los primeros días nos pusieron una máquina de escribir en el camerino para ir practicando. Algunos nos apuntamos a cursos de mecanografía. ¡Cuánto me arrepiento de que no me apuntara mi madre!", dice con humor.