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Lord David Owen explora las enfermedades de los líderes mundiales del último siglo

  • El político británico nos habla de un síndrome que afecta a muchos dirigentes: el 'hybris' o el desprecio por las opiniones de los demás.
  • A continuación os ofrecemos la transcripción íntegra y traducida al castellano de la entrevista que Eva Cruz le ha hecho a Lord David Owen.

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Si, como gobernante, tuvieras que mandar a tu país a la guerra¿ ¿qué droga tomarías?

Está es sólo una de las muchas revelaciones y reflexiones que ofrece Lord David Owen, político, médico y ex ministro británico, en su último libro, 'En el Poder y en la Enfermedad', publicado por Siruela.

David Owen fue ministro de Sanidad de 1974 a 1976 y de Exteriores de 1977 a 1979 en el gobierno laborista de James Callaghan. En 1981 fundó el Partido Socialdemócrata del Reino Unido, hoy desaparecido. Ha sido rector de la Universidad de Liverpool, es miembro de la Cámara de los Lores y en los 90 tuvo un papel destacado en la pacificación de la antigua Yugoslavia. En su último libro explora las enfermedades de dirigentes mundiales de los últimos 100 años, y también un síndrome que afecta a muchos de ellos: el hybris, derivado de la antigua palabra griega para definir la arrogancia y el desprecio por las opiniones de los demás que aqueja a muchos poderosos.

Asuntos Propios: ¿Hubo hybris en las decisiones que tomaron Wall Street y los mercados financieros desde hace 6 ó 7 años y que han desembocado en esta crisis?

David Owen: Desde luego. De hecho, has tocado un tema que me gustaría fuera examinado con detalle, probablemente por otras personas. He escrito un capítulo muy corto en la nueva edición de mi autobiografía sobre la crisis financiera de 2007, que sigue con nosotros, de manera muy grave en España, con un desempleo muy alto, y con nosotros en el reino Unido, donde padecemos un enorme déficit fiscal. Tiene una importancia profunda y creo que hasta un análisis superficial de los líderes de algunos de los grandes bancos que se desmoronaron, ya sea Lehman Brothers o AIG o la controversia actual sobre BP, ves que la hybris subyace a todo. Normalmente el patrón lo marca el jefe ejecutivo, el CEO, pero puede extenderse desde el mando hacia toda la compañía, de forma que se observa hybris colectivo. Esto es muy dañino. Siempre hemos sabido, particularmente en las organizaciones financieras y en los parqués, que había una tremenda cultura de lo macho, la sensación de que funciona a base de testosterona. Pero siempre habíamos supuesto, y tenido la esperanza, de que aquello no afectara a los que tomaban las decisiones clave en las empresas, ni a la gente que tenía que ver con nuestros bancos. Pero esta mezcla de bancos de inversión con los bancos normales donde todos metemos el dinero ha llevado a que la gente opere con mucha alegría con cuentas de ahorro básicas. Creo que esto ha causado un gran shock, y bastante sorpresa a la gente que no estaba familiarizada con ello. Hace falta ocuparse de ello, pero hace falta ocuparse de ello a un nivel profundo. No basta cambiar la regulación, porque esto tiene que ver con el comportamiento humano. Es sobre por qué la gente, cuando se acerca cada vez más al poder, se vuelve más fácil de corromper. Es una sentencia muy antigua de la vida británica, atribuida a Lord Acton: todo poder corrompe, pero el poder absoluto tiende a corromper absolutamente. Curiosamente, en esa misma carta en que la que se incluyó esa sentencia, hace tantos siglos, Lord Acton dijo también algo bastante importante¿ Es una historia graciosa: estaba yo en la Cámara de los Lores, buscando el texto exacto de la frase de Lord Acton, porque la gente suele olvidar la palabra ¿tiende¿ en esa frase¿ y un hombre que estaba junto a mí me dijo, ¿anda, está usted leyendo eso¿¿ y le dije que sí, y me dijo, ¿es muy interesante, ¿pero ha leído lo que sigue después de la sentencia?¿ y le dije que no¿ y él me señaló otro párrafo en el que se decía: ¿Cuando la gente está en el poder habría que juzgarlos por estándares más altos, no hay que excusar su comportamiento, no hay que buscar exculpaciones. Si ocupan un cargo habría que juzgarlos por los criterios más estrictos.¿ Y le dije, qué interesante, ¿cómo conocía usted eso? Y se giró y me dijo: porque yo soy Lord Acton. ¡Era el tatataranieto del famoso Lord Acton! Lo que da una idea de la poca frecuencia con la que voy a la Cámara de los Lores, que no sabía quién era¿

AP: Qué buena historia. Siguiendo a partir de lo que acaba de contarnos. En su reflexión sobre la privacidad que puede mantener un jefe de estado en relación con su salud¿ Dado que la cultura contemporánea tiene una relación tan problemática con el tema de la privacidad ¿hasta qué punto necesitamos saberlo todo de la salud de nuestros gobernantes? ¿Hay que exigirles mayor apertura de la misma manera que les exigimos un comportamiento ejemplar?

DO: Exacto. No hay ninguna obligación de presentarse a un cargo democrático. Y si lo haces entonces creo que tienes que renunciar a cierto grado de privacidad. No te van a tratar como a los demás. Si estás pontificando sobre estándares morales, me temo que es inevitable que la gente examine tus propios criterios morales. Si estás a cargo de las finanzas de la nación, la gente va a mirar si has pagado tus propios impuestos. Son cosas razonables. Si eres ministro de Sanidad, van a mirar si usas la sanidad pública o la privada. Creo que no se puede objetar a eso. Además, personalmente creo que la gente tiene derecho a conocer cualquier enfermedad que hayas tenido y que, incluso remotamente, pueda afectar a tu toma de decisiones. Y por lo tanto eso, de nuevo, no es, como lo sería para un individuo normal, un tema privado. Y una de las cosas que pueden extraerse de este libro, que en realidad está compuesto de una serie de casos de estudio individual, puedes meterte en él y elegir por dónde cogerlo, no hace falta leerlo entero de un tirón, para nada... pero cuando observas estos historiales individuales tres cosas quedan muy claras: los políticos mienten sobre su salud, sus médicos personales mienten por ellos y el resultado final es que el político recibe un tratamiento peor debido a todo el secretismo que le rodea. Y creo que es importante extraer estas lecciones. Plantea preguntas muy difíciles para los médicos personales. Tomemos el caso de Mitterand: se le diagnosticó, a solo 6 meses de jurar su primer mandato de 7 años, un cáncer de próstata del que ya había pruebas radiológicas que se había extendido a los huesos. Era muy grave. Su expectativa de vida era probablemente inferior a dos años. Es razonable que ocultara eso, pero debería haber sido abierto con el hecho de que padecía cáncer de próstata y de que estaba recibiendo tratamiento. Me parece que no es injusto exigirle eso, y que se lo debía a la ciudadanía, particularmente porque el presidente Pompidou había muerto en el cargo de cáncer de la sangre y tanto Mitterand como Giscard D'Estaigne, futuros presidentes, habían dicho que harían públicos cada seis meses un informe de su salud, diciendo que serían honestos. Pues bueno, Mitterand publicó uno, firmado por su médico, antes de que le diagnosticaran el cáncer, y después, durante 11 años, antes de que se hiciera público, cada seis meses, su médico publicaba un informe que jamás hacía mención de su cáncer de próstata. Si esto no es una manera de desilusionar a la gente... Los franceses tienen una actitud, parece, diferente, hacia los líderes en el poder. En el pasado han concedido enormes licencias a sus líderes para interferir en informes de inteligencia, modificar las leyes, tomar dinero de fuentes dudosas, y -en general comportarse de formas discutibles... eso parece estar llegando a su fin en Francia, lo que es bueno, pero en la mayoría de los países existe la sensación de que debe existir mucha mayor transparencia y apertura. Blair cometió un error de juicio necio: tenía una arritmia cardiaca, que es bastante común en gente de 40 o 50 años. Necesita tratamiento, u observación, y a veces te recetan medicamentos, y algunos de esos medicamentos sería importante saber si los estaba tomando. Pues él intentó fingir que no había sufrido nada serio, luego intentó fingir que hacía mucho que no le pasaba cuando no era verdad. Hubo muchos aspectos y la conclusión fue que la gente no se fiaba de él. El primer líder que fue completamente franco con respecto a sus enfermedades fue el Presidente Eisenhower, curiosamente ¿porque cuando fue general mantuvo en secreto que tenía la tensión alta, y consiguió evadir eso cuando era un general de mucho poder el ejército. Cuando se convirtió en líder democráticamente elegido tuvo un ataque al corazón muy grave en Colorado y abiertamente fue al hospital local, se le trató, y pasó allí semanas recuperándose, y dijo "la gente no quiere a un inválido en la Casa Blanca" y creo que tenía razón: no querían a alguien enfermo, le querían recuperado, y fue muy abierto al respecto: Se le sacaron fotos sentado en una silla de ruedas, con enfermeras alrededor, un bordado en el pijama donde se leía "mejor, gracias" como mensaje a la gente que le había escrito. Luego, ese mismo verano, fue operado, y más adelante, en septiembre sus médicos le dieron el alta, le dijeron que estaba bien como para presentarse otra vez, se presentó, la gente le creyó, a él y a sus médicos, y consiguió un buen resultado. Aquel fue el mejor símbolo de que las cosas habían cambiado, pero luego tuvimos a Kennedy, con una enfermedad muy seria, gravísima, la enfermedad de Addison, al que se enfrentó mostrando gran coraje, pero cuando llegó al quid del la cuestión nunca le comunicó al pueblo americano ni un solo dato al respecto. Lo ocultó y, para ser claros, mintió acerca de ello y yo creo que habría sido posible salir elegido siendo honesto. Mi mujer es americana y lo duda, piensa que en aquellas elecciones, con Nixon pisándole los talones, de haber admitido aquello, no hubiera ganado. Creo que tendría que haberlo admitido mucho antes. Pero hace unos años un primer ministro noruego cogió depresión, y lo anunció a la ciudadanía junto con su viceprimer ministro. Contó que sus médicos le habían recetado medicinas y le habían aconsejado que diera un paso atrás durante un tiempo, y declaró: si me pongo mejor volveré, y si tardo mucho más en recuperarme de lo que dicen los médicos, dimitiré. Se le aplaudió muchísimo por esto, y en efecto se recuperó, y regresó como primer ministro. Ese nivel de apertura debería ser obligatorio en el siglo XXI.

AP: Otros casos de políticos siendo abiertos sobre su salud suelen tener que ver con mujeres. Estoy pensando en Mo Mowlan ¿cierto que no tenía un cargo con responsabilidad de gobierno- pero es alguien cuya imagen mejoró sensiblemente al hacerse público que padecía cáncer. Lo mismo ocurrió con Ana Palacio, que fue Ministra de Exteriores en el gobierno de Aznar, cuyo cáncer también fue muy público.

DO: Creo que las mujeres pueden enseñarle mucho a los hombres, y no poco en el terreno de la transparencia y la apertura. El caso de Mo Mowlan es muy interesante. Ella hizo saber que había tenido un tumor cerebral, que se lo habían extirpado y que era benigno. Es posible tener un tumor cerebral benigno, se llaman meningiomas. Pero en realidad lo que le habían diagnosticado era un cáncer. Creo que no le dijo a Tony Blair que era cáncer, pero sospecho que él tenía formas de averiguarlo. Pero era perfectamente razonable esperar que ella tuviera un año o dos en los que podría aguantar un trabajo normal, y lo hizo, aunque finalmente la enfermedad la venció, trágicamente. Recibió un enorme respeto público por cómo lo gestionó. Creo que hubiera sido más sabio por su parte dejar que Tony Blair supiera la verdad, pero me da la sensación de que él lo había adivinado.

AP: Vayamos a caso de Tony Blair. ¿Ha leído usted sus memorias, que acaban de publicarse?

DO: Las compré ayer en el aeropuerto, y he leído algunas de las partes relevantes para mi propia investigación, porque no podía seguir diciendo que no las había leído; tenía que enfrentarme al asunto. Él no dice mucho de sus enfermedades, por decirlo suavemente, y tampoco aclara gran cosa sobre su estado de ánimo en general. Sí admite que estaba bajo de ánimos, de lo que puede deducirse que estaba deprimido en 2004. Eso sería en parte por Irak, pero también por otra serie de problemas familiares. Pero en general uno se queda con la sensación de que nada ha cambiado, de que sigue queriendo que la gente le vea como un macho, en forma, sano, el más fuerte... ese tipo de cosas. Cosa que no era cierta en su caso. ¿Pero su salud afectó a su gobierno? La verdad es que no lo sabemos. Si hubiera estado tomando betabloqueantes, que anulan el efecto de la adrenalina segregándose como respuesta al miedo, esto le hubiera hecho sentirse tranquilo de forma antinatural durante una crisis. Es algo que toman a veces los músicos, los actores, quienes tienen que dar discursos, contra los nervios, porque, por ejemplo, impide el temblor de las manos. Pero es una droga poderosa. Yo soy médico, soy neurólogo y de hecho investigué los betabloqueantes y la adrenalina cuando tenía 25 años. Y la rueda ha girado del todo: aquí estoy, con 72 años, metiéndome de nuevo en la medicina.

AP: Porque esa es precisamente la droga que los políticos tomarían, en caso de tomar alguna¿

DO: Exacto. Y si la tomaras, el miedo normal que sentiría cualquiera al enviar un país a la guerra, y luego al ver que las cosas van mal, la respuesta temerosa normal se vería anulada por los betabloqueantes. Dos generales que trabajaron con él en sendas guerras, los dos me dijeron que emanaba una calma antinatural, muy rara. Tanto es así que se preguntaron qué ocurría; no se trataba sólo de un tipo frío. Era algo más que eso. No lo sabemos. Ni siquiera sabemos si estaba tomando esa medicina, pero la probabilidad es alta. Creo que deberíamos haber sido informados. Fue ingresado en el hospital, fue intervenido, parece que la operación funcionó¿ consiste en quemar los nervios del corazón cosa que hoy en día se hace a través de catéteres, y suele funcionar. Pero el problema es que éste es un hombre que no podía mostrar debilidad. Y yo creo que la gente se fía más de los demás cuando admiten alguna debilidad. Algo de eso hay en las memorias, cuando admite que bebía demasiado, pero la sensación que te queda es que es todo pose¿ Es obvio que aún no es capaz de enfrentarse a la realidad de que es culpable de incompetencia casi criminal, él junto con George W. Bush, en su gestión de la posguerra de Irak. Independientemente de lo que se opine sobre la guerra, sobre si debimos o no debimos ir. Hubo una mala gestión muy importante de la diplomacia, del Consejo de Seguridad y de la ONU, pero mucho más grave es haber enviado a personas a la guerra sin calibrar en absoluto las consecuencias del inevitable fraccionamiento del pueblo iraquí. Un número gigante de iraquíes han muerto de manera innecesaria, por pura incompetencia. Y yo creo que esta incompetencia es hybrística. Volvemos a la hybris. ¿Cuáles son los peligros de la hybris? Pues que te crees que lo sabes todo. De forma que no hablas con suficiente gente sobre las divisiones entre chiíes y suníes, y el problema con los kurdos; y no aprendes de la experiencia del 91, cuando entramos para sacar a los iraquíes de Kuwait cuando invadieron Kuwait. Sobre eso hay muchísima información. Yo personalmente le di un libro a Tony Blair sobre el tema escrito por una excelente periodista americana. Creo que nunca lo leyó. Cené con él dos veces para hablar sobre Irak, primero en diciembre de 1998 y luego en el verano de 2002. Y para mí fue evidente que no estaba bien informado sobre estas cuestiones, y que era de la opinión de que la decisión ya estaba tomada y que él sin duda iba a ir a la guerra. Yo pensé que lo tenía todo planeado, y que el hecho de que no me hiciera partícipe de sus planes era que éstos eran secretos, y era asunto suyo no compartirlos conmigo. Pero es que además estaba manipulando la inteligencia, y haciéndolo directamente delante de mí. Ahora sé que él sabía, más o menos al mismo tiempo que hablaba conmigo, que la información proporcionada por los servicios de inteligencia era inadecuada, mientras que él presentaba el hecho de que Irak tenía armas nucleares como un hecho cierto.

AP: ¿Me está diciendo que le mintió a la cara?

DO: No sé si podemos llamarlo exactamente una mentira. Desde mi punto de vista mintió sin duda a la Cámara de los Comunes en ese momento, septiembre de 2002. Y eso lo dice abiertamente el jefe de la investigación sobre Irak, Lord Butler. Uno se pregunta por qué lo dice ahora y no lo dijo en 2008. Ha habido una ocultación a gran escala, en la investigación en curso veremos si la ocultación continúa. Pero independientemente de eso Blair no parece dispuesto a aprender ninguna lección, a admitir ningún error, y no muestra señal alguna de contricción, paseándose como lo hace por medio mundo como si siguiera siendo un agente importante... no da muestra alguna de que su hybris decaiga. En contraste con George W. Bush, que se ha retirado con bastante elegancia. Ha dicho muy poco públicamente, sobre todo ha apoyado a Obama de una manera generosa. Va a sacar un libro¿ No espero que pida perdón por Irak, pero hay que recordar que son circunstancias muy distintas: él fue a Irak para provocar un cambio de régimen, y lo hizo autorizado por el Congreso, que según la ley de Estados Unidos prevalece sobre las disposiciones de Naciones Unidas. Él fue allí a deponer a Sadam Hussein. Así que a él no le afectan los problemas legales. Pero a Blair sí, porque Blair utilizó como argumento para ir a Irak el de la existencia de armas de destrucción masiva. Y al no haberlas se destruye su argumento, y el del gobierno británico, para ir la guerra... tal vez no del todo, pero sí en gran medida, desde mi punto de vista.

AP: Imagino que la prensa española le habrá preguntado mucho por Aznar. Él apoyó la guerra, se hizo la foto en las Azores, y declaró encontraremos esas armas, créanme. Además, al igual que Blair, sigue creyendo que la guerra fue buena idea. A diferencia de Bush, que ha declarado que se arrepiente de haber dicho ¿misión cumplida¿.

DO: Aquel fue sin duda el clásico caso de hybris, sobre aquel avión de combate. Incluso Donald Rumsfeld, al ver que iba a decir eso en su discurso, lo tachó; pero lo que no pudieron hacer fue descolgar el eslógan en la que se leía misión cumplida. El problema de Blair es que no es sólo Irak. Estaba respondiendo al importante desafío que supone el 11-S de una forma hybrística, de forma emocional y a veces hasta irracional. Pidió al pueblo británico, y al congreso, que aceptaran 90 días de detención sin juicio. ¡Eso es lo que tenía Sudáfrica en el apartheid! Hay que darle crédito al partido conservador por trabajar con los liberal-demócratas y con otras personas de pensamiento parecido, algunos de nosotros en la cámara de los lores pero también en la cámara de los comunes, para rechazar esa disposición legal. Pero hubo muchos más ejemplos de lo que a mí me parece una grotesca sobreactuación. Y tanto Bush como Blair consiguieron convencerse a sí mismos de que se enfrentaban a un desafío existencial sin parangón en la historia tanto en su fuerza como en su naturaleza. ¡Vamos hombre! Sólo en lo que llevo de vida nos hemos enfrentado a la Unión Soviética, que disponía de misiles nucleares que podían desplegarse en cuestión de segundos contra nosotros, desde el principio de la Guerra Fría e incluso hasta los años 80. Era peligrosísimo. Comparar esto con aquello... vale que es una amenaza seria y que hay que ocuparse del extremismo islámico... pero Bush también mostró mucha comprensión de los problemas de los islámicos, bastante más que Blair. Blair tiene muchas cosas acerca de las cuales hay que exigirle una respuesta. Y esto le persigue. Porque hay algunos países donde, si aparece, será arrestado. Mi opinión es que será difícil demostrar que se ha roto la legalidad internacional, porque en el caso de la Carta de Naciones Unidas la ley la marca el Consejo de Seguridad, y Blair no tenía los votos de los países del Consejo, pero el resto de los países tampoco. Al pedir una segunda resolución, Blair, contra los deseos de Estados Unidos y contra el consejo de los franceses, contradijo su propio argumento legal, porque se sobreentendía, con mucha fuerza, que necesitaba esa segunda resolución para ir a la guerra. Y luego, cuando no la consiguió, pasó del tema. Está en terreno muy resbaladizo.

AP: El tiempo posterior a Blair ha sido fascinante en la política británica. La crisis y triste final de la carrera política de Gordon Brown, y ahora la coalición [entre conservadores y liberal-demócratas]. Me gustaría conocer su opinión al respecto y sus expectativas para el futuro.

DO: No pertenezco a ningún partido político, soy un independiente en la Cámara de los Lores y no estoy súper involucrado en política. Pero escribí un artículo en octubre de 2009 en el Times diciendo que no creía que los conservadores ganaran con mayoría absoluta. Y creé una web, con una serie de amigos de todos los partidos políticos que se llamaba Chartered 2010 y que, en caso tener un ¿hung parliament¿ [un parlamento sin mayoría absoluta] empecemos a pensar en ello ya. E intentemos pensar en cómo gestionarlo y pensar seriamente en ello. Así que el resultado electoral no me sorprendió. Lo que sí me sorprendió, y en gran medida, fue la generosa actitud de David Cameron para con los liberal demócratas. Y no ha sido una generosidad vacua: les ha ofrecido una coalición amplia, de corazón. Ellos hicieron bien en examinar la posibilidad de pactar con los laboristas. Estaban en una posición negociadora fuerte. Pero habían dicho que negociarían antes con quienes hubieran obtenido más votos. Y esos eran claramente los conservadores. La aritmética parlamentaria hubiera permitido tal vez una mayoría construida de un solo voto que hubiera durado hasta el discurso de la Reina, pero no de crear un gobierno capaz de sobrevivir más de 6 meses, un año como mucho. En cambio este gobierno es muy sólido, representa a una amplia mayoría de los electores y podría durar 5 años. Creo que ha sido la solución preferente. Y como soy un demócrata y no estoy completamente involucrado en el debate les deseo lo mejor. Quiero que tengan éxito porque es lo mejor para el país. Se están enfrentando al déficit fiscal -hay muchos problemas económicos. Ahora tenemos un joven líder laborista a quien apoyo, es el que yo quería que ganase, y que espero que convierta al Partido Laborista en un partido socialdemócrata europeo como es debido. Y que deje a un lado el legado de Blair y Brown, que lo olvide. Tuvo sus puntos buenos, y hay cosas que aprender de ello, pero en general ha sido una enorme decepción para cualquiera que pueda llamarse remotamente socialista, por no hablar de los socialdemócratas... Y van a abandonar esto de 'nuevo' laborismo, serán sólo laboristas y orgullosos de serlo. Puede que estén demasiado cerca de los sindicatos para algunos ¿pero qué hay que sea tan malo en eso? Lo importante es cómo gobiernen y cómo actúen. Intentaron fingir que no habría que hacer recortes del gasto público ¿es la forma más rápida de perder el apoyo del ciudadano medio. El país entero sabe que tenemos que tomar decisiones económicas duras, pero como muchas de las decisiones que tome el gobierno no serán las mejores, necesitamos una buena oposición. A mí me gusta la alternancia en el poder. Estoy en contra de los líderes que se aferran al poder a toda costa y manipulan el sistema, y a favor de dar la patada a los capullos, como decimos en Inglaterra. Ocho años son más que suficientes para estar en el poder.

AP: Una última pregunta. Tiene que ver con el poder de la imagen y el control de la imagen en la política contemporánea. El hybris tiene que ver con no cambiar de opinión para salvar la cara, y dado que la imagen es tan importante ahora, ¿no será que la política contemporánea favorece la hybris?

DO:

Hybris es una palabra griega muy antigua. Los griegos tenían una visión muy negativa del hybris en los líderes, que asociaban con el desprecio. Venían los peligros, y alertaban de ellos a la gente durante generaciones. Nosotros hemos olvidado esos peligros y nos hemos creído a los manipuladores de la imagen y a los publicistas de la política cuando nos dicen que hay muchas ventajas en "un líder que lidere" hasta el punto de que es casi un crimen escuchar a tu gente, y es una vergüenza hacer encuestas e intentar representar las opiniones de tus electores. A mí me parece que no hay nada de malo en eso, es democracia. Y si hace que se tomen decisiones más despacio, pues puede que sean mejores decisiones. El líder todopoderoso, el que lo sabe todo, el que no se rebaja a consultar con nadie ni a informarse es el que va a cometer muchos errores. Por otro lado, siempre es una cuestión de equilibrio. Claro que hacen falta líderes que tomen riesgos, que exijan a sus seguidores y simpatizantes y adopten posturas impopulares, liderando a veces desde la vanguardia. Son las características que necesitamos de un líder, pero son exactamente las mismas que, llevadas al límite, se convierten en síndrome de hybris. Aísla, se convierte en "lo sabemos todo", "a nosotros no nos hace falta hablar con nadie" y ese 'nosotros' es 'yo'. Ese el tema. Hay una enfermedad psiquiátrica que se llama desorden narcisista de la personalidad de cuyo espectro es posible que el síndrome de hybris forme parte. Pero lo que yo sé es que si voy a hacer que líderes mundiales en los negocios, las finanzas, los gobiernos, la política, el sacerdocio, el estamento militar se tomen en serio este síndrome, lo despreciarán si se llama narcisista. Si no les gusta la crítica, imagina el insulto¿ En cambio, la palabra hybris es griega, tiene connotaciones mitológicas, clásicas. Con esa palabra pueden vivir. Ahora lo que hace falta es establecer bien el síndrome, ya veremos si se convierte en un desorden médico, como yo lo veo. Pero hace falta que lo tengan en cuenta no sólo médicos, neurólogos y psiquiatras, sino también científicos, antropólogos, psicólogos. La gente en general sabe de su existencia. Dicen, "a ese se le ha subido el poder a la cabeza" o "no hay quien le diga nada, ¿lo ven?". Lo tuvimos con Margaret Thatcher, una primer ministra excepcional en muchos aspectos que nos hizo enfrentarnos a realidades económicas, pero al final empezó a pasar completamente de su gabinete. Y la echaron los propios conservadores, a pesar de tres victorias seguidas. Y a Blair lo echaron los laboristas, aunque él se esfuerce en hacer ver que dimitió. La historia está llena de ellos. Pero no es una enfermedad de políticos, es una enfermedad del poder, sea éste como sea. Y está causando un montón de problemas en todo el mundo. La crisis global financiera de 2007 tuvo en su origen mucha hybris. Y hay que avisar de ello, adivinar si va a aparecer en los ejecutivos jóvenes, darles entrenamiento y, en general, hablar mucho más del tema. Que no nos dé vergüenza reconocer que alguien perfectamente normal, entre comillas, puede ser susceptible a cambiar en este sentido. Los consejos de administración de las empresas lo conocen, y saben que, al percibirlo, pueden llegar a actuar para deponer al jefe que lo padece.

AP: Lord Owen, muchas gracias.