"Fui ministra technicolor"
- Fue Ministra de cultura durante la era González
- Actualmente senadora y portavoz de la oposición en la ciudad de Valencia
- Esta mediterránea de pro nos desglosa sus variopintas aficiones
Siempre va corriendo a todas partes pero con calma.
Nos atiende en su despacho, con la maleta preparada para irse a su tierra, Valencia. Es ciudadana de mundo, le gusta viajar, incluso tiene un libro inédito dedicado a China, pero lleva muy en el alma sus raíces.
Acaba de volver de París, ha tenido que desplazarse en coche por la nube de cenizas, una paliza que le ha servido para conversar y contemplar el paisaje.
El color del pelo y de la tierra
Es optimista. Cosmopolita pero muy local. Habla con pasión de la Albufera, de El Saler, del Mediterráneo que ha marcado su forma de ver la vida y la amplitud de sus miras.
Pero no olvida su pueblo natal, Castellón de Rugat. El color de "la Toscana valenciana" -para aquellos que piensan en clave internacional- ha teñido su pelo tornándolo de negro en rojo.
Es, posiblemente, el rasgo de su imagen más característico, hasta el punto, y esto le hizo especial ilusión, que Vázquez Montalbán la definió como "la ministra technicolor".
Una transgresora
Fue ministra de cultura, en tiempos de Felipe González, cuando no existían cuotas, ni estaba tan extendido el concepto de igualdad. Era , y sigue siendo, una transgresora.
Admira a las mujeres -especialmente a su madre y hermana, a quienes dedicó su primer libro Solas- y mira siempre en femenino, escucha en femenino, viaja en femenino.
Esto no significa estar contra los hombres sino "lograr" y dice que aún quedan obstáculos que superar: la igualdad desde la diferencia. Habla con mucho cariño de su padre y de su maestro de Derecho Mercantil, el profesor Broseta, asesinado por ETA.
También de Carlos Fuentes y otros tantos intelectuales con los que tiene el placer de compartir amistad.
Su forma de vida es apasionada. Museos, libros, música.
Es una devota de la cultura. Abonada del Teatro Real, lectora compulsiva.
Toma té antes de dormir y le encanta degustar comida japonesa. También cuidar el jardín. Es polifacética. Y arriesgada. Le gusta vivir al límite y en el paracaidismo, deporte que le atrae especialmente, encuentra una metáfora de vida: "Hay que atreverse pero saber doblar el paracaídas. La prudencia es una gran virtud".