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El nacimiento del cine de terror

  • Pedro Porcel publica Cine de terror 1930-1939. Un mundo en sombras
  • Un ensayo sobre las películas con las que nació el género del terror

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Boris Karloff en 'Frankenstein'
Boris Karloff en 'Frankenstein'

Actualmente hemos visto tantas películas que casi nada nos asombra en el cine, pero imaginaos lo que debieron sentir los espectadores de Drácula (Tod Browning, 1931) o El Doctor Frankenstein (James Whale, 1931). Esta última, incluso, se estrenó con un prólogo en el que un hombre avisaba a los espectadores sensibles de que iban a ver una película terrorífica. Pedro Porcel publica Cine de terror 1930-1939. Un mundo en sombras (Desfiladero Ediciones), un fascinante ensayo en el que analiza esas películas que iniciaron y que siguen influyendo en el género.

“Este libro -nos cuenta Pedro- viene de una pasión nacida en la infancia, que en mí tienden a convertirse en obsesión, por el cine de terror en blanco y negro y los monstruos de la época clásica. Después de muchas décadas devorando, localizando e informándome sobre decenas de películas, sus directores, sus intérpretes, sus estéticas y sus fetiches, el editor Pablo Herranz me propuso hacer este libro”.

“Con él -continúa Pedro- he intentado ofrecer una visión panorámica del nacimiento del cine de miedo, desde los primeros momentos en que no constituye propiamente un género, a la conversión de lo que había sido novedad en código, en lugar común, en género como tal. Un proceso que se da, muy aceleradamente, en estos pocos años y que precisamente por eso resulta tan fascinante. En 1930 el cine de terror lo constituyen una serie de títulos de autor con plenas intenciones artísticas; en 1939 ya es un género, con lo que eso implica de repetición y codificación”.

Los monstruos de la Universal

Drácula y Frankenstein

Como decimos, Drácula (1931) y El Doctor Frankenstein (1931) son dos de las mejores películas, no sólo de esta época sino de toda la historia del cine, y pusieron los cimientos del género. “Suponen –nos explica Pedro- la primera vez que se ofrece al público la estética gótica, la parafernalia mortuoria, la intención de asustar. Aunque hoy sea difícil de entender, todas estas cosas son entonces novedades absolutas, que trastocan el cine tal como hasta ha venido entendiéndose. Lógicamente crean escuela, más aún cuando los estudios se percatan de su inmediata aceptación popular, y sobre todo del potencial comercial que el miedo atesora”.

Pero esos dos títulos no surgieron de la nada, como nos explica Pedro: “Antecedentes directos los hay, no muchos, porque el cine mudo americano apenas toca el terror, pero los hay. Está el Nosferatu (1922) de Murnau, versión inconfesa de la novela de Bram Stoker, del que Dracula toma algunos elementos, sobre todo en sus primeros quince minutos”.

“De Frankenstein –añade- la productora de Thomas Edison rodó una versión breve y muy primitiva, que poco tenía que ver con la novela de Shelley o la película de Whale, en 1910. Si acaso nombrar The Magician (1926), de Rex Ingram, centrada en un Aleister Crowley apócrifo y que en su parte final muestra un laboratorio instalado en un torreón y lleno de aparatos de chispas, muy parecido al que usa más tarde Victor Frankenstein”.

Cartel de 'Dr. Jekyll and Mr. Hyde'

Monstruos Universales

En esta época también nacieron la mayoría de los monstruos más famosos de la historia del cine, sobre todo los de la Universal.

“En los treinta –afirma Pedro- nacen todos, absolutamente todos los monstruos que pululan por las pantallas durante los siguientes cincuenta años: surgen Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, el Dr. Jekyll, la Momia o el Hombre Invisible. Otra cosa es que en su devenir muchos de estos monstruos lleguen a convertirse en algo muy distinto de lo que fueron en esos filmes originales”.

Tal vez por eso el Frankenstein de Karloff sea único e irrepetible –añade-. Aparte de estar contado con una estética que es pura vanguardia artística, es la única ocasión en que la historia no se desliza hacia lo trillado, lo genérico o lo pueril, en buena parte gracias a esa aura entre tierna, temible y desvalida que solo Karloff ha sabido imprimir a su criatura".

Boris Karloff y Bela Lugosi en 'El Cuervo' (1935)

¿Boris Karloff o Bela Lugosi?

Los actores más famosos de la época también son los grandes protagonistas de este libro. Preguntamos a Pedro Porcel si prefiere a Karloff o a Lugosi. “Eso es casi como preguntarle a un niño si quiere más a su papá o a su mamá... me quedo con los dos, por supuesto! Ambos son grandes actores encasillados a su pesar en el género de terror, una maldición que Boris, que consigue su papel en Frankenstein cuando ya prácticamente da por perdida su carrera, sobrelleva con entereza y hasta con alegría. Al contrario que Lugosi, que nunca dejó de deplorar su suerte. Y eso que es la que le valió la inmortalidad, si es que tal cosa existe”.

Tras el éxito de Drácula, a Lugosi le ofrecieron interpretar al monstruo de Frankenstein, pero, tras hacer una prueba, el actor aseguró que no estaba a la altura de su talento. El elegido fue entonces Karloff. Pero… ¿podría haber sido Lugosi un buen Monstruo? "Como monstruo de Frankenstein no puedo imaginármelo, para mí Karloff es en este sentido la perfección absoluta -asegura Pedro-. Verlos enfrentados en un filme caracterizados cada uno como sus criaturas hubiese sido glorioso, pero dudo que guión y realización hubiesen estado a la altura de semejante desafío”.

Bela Lugosi en 'Drácula'

La censura casi acabó con ellos

Tras una década de grandes éxitos, este tipo de cine casi desapareció. “Más que la Guerra Mundial lo que acaba con el este cine es la censura, que provoca que entre 1937 y 1938 no se ruede ni un solo filme de este tipo –nos explica Pedro-. Cuando en 1939 resucita el terror, empezando la que se conoce como su segunda fase de esplendor, lo hace plenamente convertido en género, olvidadas las veleidades autorales y las intenciones artísticas que convierten a tantas películas de los primeros treinta en clásicos ya no del terror sino del cine mismo”.

“En los cuarenta –añade el autor- se repiten motivos, se codifica el lenguaje, se consolidan todos y cada uno de los lugares comunes del género, dejando muy poco margen para la originalidad o la creatividad. No en vano casi todos los títulos rodados durante la Guerra se inscriben plenamente en los presupuestos de la serie B. Lo que no quiere decir que sean desdeñables, ni mucho menos, pero son otra cosa distinta de los anteriores”.

Pedro Porcel

Otras cinematografías terroríficas

Pero el libro no se queda en el cine de la Universal, ni siquiera en el norteamericano, sino que investiga otras cinematografías de todo el mundo. “Gracias a las películas de terror de Hollywood otras cinematografías se apresuran a incursionar en el terreno del miedo –afirma Pedro-. Nunca con la misma asiduidad, desde luego, pero sí aportando unas características que podríamos llamar nacionales fruto de la tradición cultural que les ve nacer”.

“Así, el fantástico europeo, sea francés, germano o polaco, se nutre de la tradición literaria y legendaria del continente, con mitos reconocibles como el pacto con el diablo, el folklore judío o la peripecia faústica, impensables en la cinematografía norteamericana”.

España, tristemente, queda fuera de este juego –añade Pedro-, pero como aquí somos más dados al espantajo que al espanto, se facturan en los treinta dos parodias del cine de terror, el cortometraje Una de miedo (1935), en el que intervienen Tono y Mihura, los miembros más significados de esa Otra Generación del 27, y el largo Una mujer en peligro (1936), que ironiza sobre el tema de las casa encantadas, un verdadero subgénero con sus criados siniestros, sus invitados víctimas y sus sesiones de espiritismo. No es mucho, la verdad...”

Destacar las más de 700 imágenes que ilustran el libro. Un auténtico festín visual para los cinéfilos. “Más que complicado, reunir esas imágenes ha sido trabajoso –confiesa-. En este sentido la ayuda del pionero y erudito Luis Gasca, que generosamente puso a mi disposición su archivo –uno de los más completos y surtidos del mundo-, ha sido providencial. ¡Nunca se lo agradeceré bastante!”

'The Gorilla' (1939)

Las películas fundamentales del género

Pedimos a Pedro Porcel que nos diga cinco películas clave del género de esa época y otras cinco que hayan sido olvidadas y convendría rescatar.

“Esto de las listas es terreno resbaladizo, porque las favoritas de hoy no tienen por qué ser las de mañana... –asegura- Pero ahí va: Clave son títulos como El Doctor Frankenstein (1931) y La novia de Frankenstein (1935) por ejemplificar como pocos el espíritu de la época; Son of Frankenstein (1939) por representar el más extremo expresionismo en una década ya de por sí expresionista; Doctor Jekyll & Mr. Hyde (1932), versión del tema cargada de connotaciones sexuales nunca superada; e indudablemente Freaks (1932), filme absolutamente único y (cada vez más) irrepetible”.

“Olvidadas y más que dignas de rescate son muchas –continúa-. Por irnos fuera de Hollywood destacaré El fantasma del convento (1934), título mexicano pionero en tratar el horror sobrenatural; Der Student von Prag (1935), que reúne todos los elementos –muerte, obsesión, locura, fatalidad- característicos de la tradición romántica alemana; la polaca Pan Twardowski (1936), inmejorable recreación del muy europeo mito de Fausto; o dos películas norteamericanas que rehúsan moverse en terrenos trillados: la turbadora Dracula´s Daughter (1936) y Kongo (1932), calificada a menudo como el filme de terror más sucio, amoral e incómodo de todos los tiempos, con permiso de Freaks”.

El clásico de Tod Browning, prohibido en su momento, casi acabó con la carrera del director de 'Drácula' y hoy sigue siendo un título de culto. Repasamos la filmografía de uno de los grandes del fantástico y del cine en general.

Por último preguntamos a Pedro Porcel ¿Qué película le hubiera gustado dirigir de esa época? “Uf, casi todas... cualquiera que contase con laboratorios, aparatos de chispas, criptas, sabios locos, monstruos y asistentes jorobados... y un gorila, a ser posible, que son mi debilidad! Escoger un solo título se me queda pobre...”

En cuanto a futuros proyectos, Pedro asegura que: “A la vista inmediata todavía no, pero proyectos hay, desde regresar al Hollywood blanquinegro a explorar los horrores en nuestros tebeos más recónditos. Demasiado embrionarios todavía para poder concretar algo más”.

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