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Festival de San Sebastián 2017

James Franco y 'La llamada': hacer cine sin mirar atrás en San Sebastián

  • La estrella presenta The disaster artist, sobre la "mejor película mala" de la historia
  • Javier Ambrossi y Javier Calvo impregnan del festival del efecto La llamada
  • La vida y nada más, de Méndez Esparza, se coloca como favorits a la Concha de Oro

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James Franco en San Sebastián durante la presentación de "The disaster artist"

La necesidad y pasión por hacer, liberándose de todo miedo, es el tema del día en el Festival de San Sebastián. Primero con La llamada, el éxito teatral de Javier Ambrossi y Javier Calvo que salta al cine. Después, con The disaster artist, en la que James Franco recrea el rodaje de The room, una de las “mejores peores películas” de la historia del cine. Y, por último, y en otro sentido, con La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza, una película-milagro que es un acceso directo a las diferencias de clases sociales y raciales en los suburbios estadounidenses.

“Lo hacemos y ya veremos” es el lema que Javier Calvo y Javier Ambrossi, “los Javis”, llevan, literalmente, tatuado. “Estábamos dándonos contra un muro siendo actores. No funcionaba para nada. Y tuvimos la revelación de hacerlo nosotros mismos. ¿Cómo nos íbamos a pasar una vida esperando?”, explican en uan entrevista con RTVE.es

El resultado fue La llamada, un musical teatral en el que Dios, cantando Whitney Houston, se aparece en un campamento de adolescentes que dirigen unas monjas. La llamada no es irreverente, sino (y nada menos) terriblemente divertida y optimista. El fenómeno de los llamaders, fanáticos de la obra teatral, llega a las pantallas con la amenaza de convertirse en el fenómeno de la cartelera actual (se estrena el 29 de septiembre).

RTVE.es estrena el tráiler de 'La llamada', adaptación cinematográfica del éxito teatral

El carisma de los Javis, acompañados de sus actrices Macarena García, Anna Castillo, Belén Cuesta y Gracia Olayo, arrasa en el festival. Llevan cuatro años recibiendo mensajes de espectadores cuya vida cambió tras La llamada (“los primeros, nosotros mismo”) e identifican su desparpajo con un rasgo de la generación millennial, aunque “cualquiera que se sienta libre” pertenece a la generación al margen de su edad.

“La filosofía de La llamada es vivir la vida en presente. Significa no pensar en los resultados. Hacer las cosas porque disfrutas haciéndolas. Te equivocas, pues te equivocas, pero haces las cosas sin miedo”, concluyen.

James Franco y la “mejor película mala” de la historia

Equivocarse, y mucho, fue lo que hizo Tommy Watteau, un oscuro aspirante a actor, heredero de una misteriosa fortuna, que se lanzó a producir y dirigir su proyecto: The room (2003). El detalle es que Watteau no sabía actuar, producir ni mucho menos dirigir, pero empapeló Los Ángeles de publicidad antes del estreno. El resultado, lamentable, le catapultó sin embargo a los altares del consumo irónico.

James Franco, con su sonrisa James Dean, pasea por San Sebastián con The disaster artist, en la que recrea la gestación y rodaje de la lunática película. “Tomó todas las decisiones erróneas que se pueden tomar, llegó hasta a comprar los equipos de rodaje en lugar de alquilarlos, pero incluso hoy todavía la película se proyecta en algún cine de EE.UU.”, explica el actor en una entrevista para RTVE.es.

Séptima jornada del 65 Festival de San Sebastián, en imágenes

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En la línea de lo que hizo Tim Burton con Ed Wood, pero apostando por la comedia, compone en realidad una sátira del clásico homenaje a los soñadores tan querido en Hollywood. “Puedes pensar que The room es terrible, y es verdad que lo es, pero detrás había mucha pasión y es una cosa que respeto. Es un ingrediente esencial para cualquier película: poner tu corazón y alma”.

Méndez Esparza convence con La vida y nada más

Y hacer mucho con muy poco es La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza. Con un reducidísimo equipo, y actores no profesionales, el cineasta español compone una radiografía directa de las miserias del sueño americano. La vida y nada más retrata con visión limpia y humanista las dificultades de una madre soltera y su hijo adolescente en EE.UU.

“Parto del deseo de conocer una vida que no es la mía e intento que la cámara sea invisible”, explica Esparza, ganador del gran premio de la Semana de la Crítica en Cannes por su anterior filme Aquí y allá.

Con esa sensación de espiar la realidad, La vida y nada más, señala sin aspavientos a un fallo social generalizado. Ni el sistema judicial, policial, educativo, ni los servicios sociales, forman parte de la solución. “Hay un poco esa intención, aunque no sea un dedo acusador. Si me pregunto sobre la noción de necesidad en EE.UU, tienen necesidades muy grandes en comparación con otros países. Es un país muy rico pero hay mucha intranquilidad social”.

En el último Festival de Toronto, la revista Variety consideró La vida y más allá como una de las diez mejores películas de todo el certamen. Aquí, en San Sebastián, se coloca como uno de los favorito a la Concha de Oro.